El Borges menos contado
Como evocara Ortega y Gasset, en un homenaje a Victor Hugo, el gran escritor francés asoció el tributo que recibía de cada país con un autor. Según esta suerte de “juego” (no es aquí el ámbito para cuestionar su simplismo y sus omisiones), a la Argentina se la suele asociar con un autor: Jorge Luis Borges. Ante la aparición de la monumental biografía que Lucas Adur (*) (una de las plumas más talantosas del actual panorama literario argentino) le dedicó al considerado “mito escandinavo”, combinando rigurosidad y pasión, seguidamente reproducimos un diálogo de Lara Gómez Ruiz (**) con el biógrafo, para el medio La Vanguardia ("El Borges menos contado", España, 8 de septiembre de 2025). RyT.
Escribir una biografía siempre
da respeto, pero cuando se trata de relatar la vida de alguien a la que más de
un estudioso ya se ha aventurado, todavía da más. Uno de los amigos de Lucas
Adur no confiaba en que el doctor en Literatura fuera capaz de terminar el
“imposible” y supuestamente inabarcable proyecto que se propuso: abordar Jorge
Luis Borges en todas sus facetas. “Tener amigos para esto”, se ríe por
teléfono, en conversación con La Vanguardia . Cinco años le ha
llevado escribir este volumen, Jorge Luis Borges. Un destino
literario (Cátedra), recién llegado a las librerías. El poeta y
escritor argentino, no obstante, irrumpió en su día a día mucho antes, en 2006,
cuando dedicó un año entero con uno de sus maestros a estudiar un cuento, La
escritura del Dios. Dos años más tarde, se atrevió a empezar una tesis
doctoral sobre Borges y el cristianismo.
Precisamente, la religión es
uno de los aspectos más novedosos de esta biografía. “En mi tesis, había
abordado esta cuestión más desde su obra que desde su vida, pues está presente
de muchas formas: con referencias constantes a la Biblia a la figura de Cristo,
al judaísmo… Sin embargo, se le había dado muy poco lugar a este aspecto en su
vida personal, pues el propio Borges se declaraba agnóstico. Por supuesto, yo
no afirmo lo contrario, pero sí que indago de dónde proviene este interés”,
adelanta el experto. Sin ir más lejos, Borges recibió a un sacerdote católico,
el padre Pierre Jacquet, poco antes de morir. “Aunque estaba muy débil, declaró
que sintió la necesidad de asociarse a la plegaria y el sacramento de la
reconciliación”, cuenta Adur. En su entierro, este mismo sacerdote presidió la
ceremonia, realizada con un rito ecuménico, junto al ministro protestante
Edouard de Montmollin.
Su último adiós tuvo lugar en
Ginebra, ciudad en la que el intelectual vivió su juventud y que, como él mismo
afirmó en sus últimas semanas de vida, “corresponde a los años más felices de
mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas,
el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran
ciudad como tantas otras”. Ginebra también fue la ciudad elegida para, en el
ocaso de su vida, casarse con María Kodama. “Ahora sé que existe el cielo
porque me casé con María”, declaró entonces. La decisión fue muy cuestionada en
su país natal, especialmente por su familia, igual que el haber decidido pasar sus
últimos días en otro país, lo que le llevó al escritor a pronunciarse: “Me
parece extraño que alguien no comprenda y respete esa decisión de un hombre que
ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre
invisible”.
Varias décadas antes, también
en Suiza durante su periplo familiar, descubrió el amor, o algo parecido.
Escarceos aparte, era la primera vez que creía sentir algo por una mujer y
parecía ser correspondido. Se llamaba Emilie y el escritor le reconocía por
carta a su amigo Godel que estaba empezando a enamorarse “seriamente”. Poco se
sabe de ella, más allá de que tenía cabellera rojiza y era de origen humilde.
La relación se terminó cuando la familia partió hacia España, “un país en el
que las mujeres le parecieron exultantes y bellísimas”.
De esa misma época resulta
interesante que, casi en simultáneo con su vínculo con la muchacha, se produjo
su iniciación sexual. Su padre organizó un encuentro con una prostituta, algo
frecuente por entonces. “El libro Borges a contraluz, que publicó
Estela Canto, uno de sus grandes amores, hizo que pasara a la historia la idea
de que esa iniciación fallida le marcó y traumatizó de por vida. Yo, en cambio,
trato de mostrar que no es así como a todos nos hicieron creer. Es cierto que
ese encuentro no fue satisfactorio, y así lo deja entrever en su cuento El
otro. Pero luego él mismo fue a un prostíbulo en Mallorca, tal y como
evidencian algunas cartas, y luego tuvo varios romances”.
Para Adur, el verdadero trauma
llegó después, con la ruptura con Concepción Guerrero, su novia en Buenos
Aires. Si bien él quería casarse, no se atrevió a desafiar a su madre, Leonor
Acevedo, quien no quería para su primogénito una muchacha que era hija de
inmigrantes. Se atormentó durante mucho tiempo por no haber impuesto su voluntad
y no inició ninguna relación seria hasta casi veinte años después”. Lo cierto
es que la figura materna, siempre tan presente, pudo haber afectado las
relaciones interpersonales y la seguridad en sí mismo del autor de El
Aleph. Ambos vivieron juntos hasta que la madre murió, con un breve
paréntesis de tres años, los que estuvo casado con Elsa Astete”.
Por otro lado, insiste el
biógrafo, “sería injusto demonizarla porque tanto ella como su marido se
encargaron de mantener económicamente a su hijo hasta pasada la treintena para
que pudiera dedicarse a escribir. Más tarde, cuando Borges se quedó ciego,
Leonor asumió la tarea de leer y escribir para él”.
Si algo pretende Adur con esta
biografía, es “mostrar la parte más humana de Borges, la que se sale del relato
impuesto y de la que casi todos pasaron de largo”. Para hacerlo posible,
explica a este diario, se apoyó en una serie de materiales que aparecieron en los
últimos años “y que no habían sido hasta la fecha considerados en un abordaje
sistemático”. Se refiere al diario de Bioy Casares editado por Daniel Martino
en el 2006, que “posibilita un acceso a la cotidianidad de los encuentros entre
los dos amigos, además de información sobre el modo de trabajo de ambos y su
relación con el ambiente literario”. También han contribuido a ampliar la
biografía ya establecida las investigaciones de Daniel Balderston, así como los
trabajos de Clinton Cody Hanson, Annick Louis y Sylvia Saítta sobre la oralidad
de Borges en los medios.
Estos documentos permiten
“renovar el relato y conocer mejor a aquel hombre que con cinco años ya terminó
su primer manuscrito. ¿Nacido para escribir o impulsado a ello? “El propio
Borges reflexiona esta cuestión en su autobiografía, Autobiographical
Essay (1970). Dice que, como su padre había querido ser escritor y la
ceguera había frustrado ese deseo, él decidió asumir como propio ese destino.
Dicho esto, es cierto que parece existir un mandato familiar, pero él parece
aceptarlo gustoso y decide tomar las riendas de su propio camino, de ahí ese
control. Que se convirtiera en quién llegó a ser era, como bien indico en el
título, su destino literario, al que nada ni nadie se impuso, ni siquiera su
ceguera, que pronto supo que heredaría, pero para la que se preparó con
minuciosidad, escribiendo con una letra muy clara, para que, cuando todo se
volviera oscuro, cualquiera le pudiera leer. Su público, todavía hoy, lo sigue
haciendo, y no creo que lo abandone nunca”, concluye.
(*) Lucas Adur
Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña
como investigador asistente en el CONICET y docente de Literatura
Latinoamericana II y Problemas de Literatura Latinoamericana en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dirige el proyecto
FILOCyT "Escrituras de dios. Borges y las religiones" radicado en el
Instituto de Literatura Argentina "Ricardo Rojas" (FFyL, UBA).
Desde 2019 ha
sido el coordinador general de las Jornadas Borges, co-organizadas por el equipo FILOCyT "Escrituras
de dios", la Fundación Internacional Borges y el entonces Ministerio de
Cultura de Nación (desde 2020).
Publicó artículos dedicados a estudiar la obra de
Borges en revistas especializadas (Variaciones Borges, Letral, Filología,
Lexis, entre otras), libros académicos (Borges in Context, para
Cambridge University Press; Imaginario y Nación, Editorial
de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA, entre otros) y medios de
divulgación (Clarín,
Tiempo Argentino, el Archivo General de la Nación, entre
otros).
Licenciada en Periodismo por
la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna. Está
especializada en cultura y género.
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