Los modos sabios de estar, estando



 Ante la polémica suscitada por las deplorables e ignorantes declaraciones del músico y ex conductor televisivo Roberto Pettinato (Buenos Aires, 1955)[1] respecto a su “vergüenza” por la música folclórica argentina, compartimos la transcripción de la respuesta brindada por el guitarrista y compositor Juan Falú (San Miguel de Tucumán, 1948). Entendemos que ambos expresan, acaso, dos cosmovisiones sobre lo que significa el arte popular y sus implicancias: mientras que en Pettinato trasunta la lógica mercantil que campea y tiende a uniformizarlo todo, en Falú se expresan las “antiguas huellas que perduran” y conforman la identidad cultural de nuestro pueblo. RyT  


¡Ay, Pettinato, cuánto laburo que dan ustedes con sus declaraciones absurdas y, para colmo, difundidas en medios masivos!  Hubiese querido contestar “sobre el pucho” a tus declaraciones sobre el folclore, pero estuve ocupado componiendo folclore…  Una zamba con la “guitarrita”, el diminutivo es ironía pura, imitando tus referencias al “charanguito” y al “bombito”.

Fijate, por  ejemplo, una estrofa de la zamba que estoy laburando que pertenece al poeta  Néstor Soria, que se nos fue hace poco:

 

“Quisiera dejar de herencia

 lo que mis ojos miraron,

nacer con el hombre nuevo, 

ser lumbre del olvidado,

señal por la encrucijada

de caminos solitarios”

¿Cómo no inspirarse? Son “temitas”: como la vida, la muerte, tratados con la palabra bien puesta. Ese folclore que decís “no entender”, en tono claramente subestimador, ha escrito páginas bellas sobre la tierra, su gente, sus montañas, su selva, sus desiertos, ríos, llanuras, sobre el tiempo, la vida, la distancia…

¡Vaya “temitas”, Pettinato! “Temitas” que parecieran destinados solamente a sesudos tratados de filosofía,  pero están en el folclore.  El carnaval, el trabajo, los oficios, el amor a la patria, el ayer, el mañana, la fiesta, las despedidas y, en definitiva, la vida… la tierra que es cuna y los pueblos acunados.  Te podría instruir si el tiempo mediático no fuese tan vertiginoso  o si el tiempo, como filosofía de vida, pudiera transcurrir  con la mansedumbre de los modos sabios de estar, estando.

Vos mismo, con tiempo  y humildad, podrías informarte y educarte acudiendo a un acervo de poesías y músicas que nos llenan  de mensajería, de belleza y de memoria colectiva. Eso ocurre con el folclore, Pettinato, aquí y en cualquier cultura de los pueblos. Pero aquí ocurre con un despliegue estético que es admirado por quienes se acercan a nuestro folclore con una sensibilidad amorosa.

Declarar tu extrañeza peyorativamente es todo un alegato de la ignorancia, del ombliguismo del centro sobre la periferia y de la supuesta supremacía de la modernidad por sobre las pertenencias de un ayer. ¡No hay modernidad sin tradición, Pettinato! Por ejemplo, yo que tengo 76 años y una provincianía inclaudicable, soy más moderno que vos, porque a una zamba le revuelvo las tripas, las entrañas del ayer e intento vestirla con ideas nuevas.

Y es ese tránsito del ayer al mañana lo que consagra una tradición y una modernidad.  Hablo de mí no por soberbia, sino a propósito, para mostrarte que un tucumano no mediático  puede tener más conocimientos que un citadino soberbio y despectivo.  El folclore es tradición y es modernidad, al mismo tiempo, como debe ser.

Ponete como libro de cabecera a Manuel Castilla y luego conversemos. O al “charanguito” de Jaime, para entender cómo un sonido mínimo define una montaña majestuosa.  O escuchar el “bombito” de Vitillo, de Domingo, de Lobo, Cantero, Guevara… (pido perdón por la muchedumbre no mencionada), para desasnarte sobre ese “temita” de la tradición y la modernidad y esa definición del “bombito” y del “charanguito”…

Creo que quien ya nace moderno no es moderno, porque no tiene la referencia de un ayer que le permita encajar en la categoría de lo nuevo.  Hay gente que nace moderna casi por compulsión.  Más que modernas son modelizadas por un hoy espantoso que destruye las pertenencias para poder tenernos como lacayos de un hoy consumista, desmemoreado, pero con la fantasía de estar en “la onda”.

No entiendo que te molesten estereotipos del folclore, que ciertamente a veces responden a mandatos del mercado, pero también siempre mantiene esas vertientes soberanas, condenadas a una marginalidad, que finalmente celebramos. Estar afuera se celebra a veces.  ¿Qué me decís de los estereotipos de otros lenguajes musicales? La misma percusión y las mismas máquinas generando barullo en todo tiempo y lugar.

Digo yo: ¿no se te ocurrió aprovechar tu posición mediática para fustigar a los monopolios de las industrias musicales que meten basura a los pueblos? Estos son tiempos de cuestionamientos. En ese sentido, me parece tan oportuna tu franqueza como tu desatino. Ya es hora de pegar el grito desde las entrañas de la patria para advertir sobre el daño que pueden producir los aparatos mediáticos y sus consecuentes  pedagogías masivas.

Cuando te parezca, hagamos un debate. Puedo despojarme de argumentos y debatir con otras herramientas: con la sentencia de una copla anónima, con el sonido de la guitarra de Eduardo Falú, con una reflexión de Yupanqui, con el canto ancestral de Mercedes o con las transgresiones del Negro Lagos. Y te dejaría amable y respetuosamente con tus reflexiones y tu necesario pedido de disculpas a esta tierra, a sus gentes y a esas antiguas huellas que perduran.

 Juan Falú[2] 

*

“Pongamos la pata en tierra Y desnudemos la verdad Y enterémonos que hay muchos Que aunque hayan nacido acá Son extraños en el pago Extranjero en su lugar

(…) Ay-ay-ay, vi'a de ir parando Soy un criollo nada más No vengo a buscar tu aplauso Solo quiero tu hermandad.”

(Orlando Vera Cruz, “Pilchas gauchas”)

 

 

 

 



[1] Las declaraciones de Pettinato se pueden leer aquí: https://diarioprimeralinea.com.ar/polemica-por-los-dichos-de-roberto-pettinato-el-folclore-me-da-verguenza/

[2] El texto es una trascripción de las palabras que el compositor difundió a través de su canal de You Tube: https://www.youtube.com/watch?v=nXseNzIn7Z4

 

Comentarios