ADIÓS A UN "INMORTAL"
"El invierno, en el internado del Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima, ese año de 1950, era húmedo y ceniza, la rutina atontadora y la vida algo infeliz. (...) Pero leyendo 'Los Miserables' sumidos en el vértigo de ese remolino en el que parece atrapado todo un mundo en su infinita desmesura y en su mínima pequeñez, es imposible no sentir el escalofrío que produce la intuición del atributo divino: la omnisciencia.
¿Nos hace mejores o peores incorporar a nuestra vida la ficción, tratar de incrustarla en la historia? Es difícil saber si las mentiras que urde la imaginación ayudan al hombre a vivir o contribuyen a su infortunio al revelarle el abismo entre la realidad y el sueño, si adormecen su voluntad o la inducen a actuar.
Hace algunos siglos, a un manchego cincuentón, las novelas a que era tan aficionado le enajenaron la percepción de la realidad y lo lanzaron al mundo -que él creía igual al de las ficciones- en pos de honor, gloria y ventura, con el resultado que sabemos. Sin embargo, las burlas y desventuras que padeció Alonso Quijano por culpa de las novelas, no lo han hecho un personaje digno de conmiseración. Por el contrario, en su imposible designio de vivir la ficción, de modelar la realidad en concierto con su fantasía, el personaje de Cervantes fijó un programa de generosidad e idealismo a la especie humana. Sin llegar a los extremos de Alonso Quijano, es posible que las novelas inoculen también en nosotros una insatisfacción de lo existente, un apetito de irrealidad que influya en nuestras vidas de la manera más diversa y ayude a moverse a la humanidad. Si llevamos tantos siglos escribiendo y leyendo ficciones, por algo será. Yo sé que aquel invierno del año 50, con uniforme, garúa y neblina, en lo alto del acantilado de La Perla, gracias a 'Los Miserables' la vida fue para mí mucho menos miserable".
MARIO VARGAS LLOSA
Lima, 14 de junio de 2004.
En MVLL, La tentación de lo imposible. Victor Hugo y Los Miserables (2004)
Más allá de sus controversiales opiniones públicas -sobre todo en materia política-, no se puede negar el enorme talento literario del autor peruano. Miembro del "boom" de la literatura latinoamericana, tras una larga trayectoria que no descuidó el tránsito por los circuitos de la cultura "oficial", recibió el Nobel de Literatura en 2010. Tal vez su último reconocimiento fue el ingreso a la "Academia Francesa" fundada por el Cardenal Richelieu. Al incorporarse en febrero de 2023 expresó allí: "Fue en Francia donde me hice escritor". Como es tradición, a cada nuevo "académico" que ingresa se le entrega la medalla con la curiosa leyenda que indica el destino, tal vez, más para su obra que para la memoria del autor: "a la inmortalidad". RyT.
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