Nuevas formas de desestabilización gubernamental

                                           


Por Cristian Xavier Milici (*)

La estabilidad política en América Latina ha sido históricamente un tema de profunda preocupación académica y un desafío constante para la consolidación democrática. Tras el ciclo de transiciones a la democracia que caracterizó a la región a finales del siglo XX, el patrón de inestabilidad se ha metamorfoseado, los tradicionales golpes de Estado militares han sido reemplazados por un fenómeno que el politólogo Aníbal Pérez-Liñán acertadamente denomina la "nueva inestabilidad política". Esta nueva dinámica se define por la interrupción anticipada y forzada del mandato presidencial, pero canalizada a través de mecanismos de responsabilidad horizontal que, aunque controvertidos o manipulados, preservan la fachada institucional y evitan el quiebre de iure del régimen democrático. El dispositivo central en esta lógica de remoción es, sin duda, el juicio político al presidente, o los instrumentos legislativos análogos que buscan suplantar su función sancionatoria. (Pérez Liñán, 2008, p. 116).

Este trabajo se propone analizar y comparar dos casos paradigmáticos de remoción presidencial en la región sudamericana que, si bien comparten un desenlace similar a destitución forzada del jefe de Estado revelan trayectorias causales y usos institucionales divergentes. Los casos a examinar son la caída de Abdalá Bucaram en Ecuador en 1997 y la de Alberto Fujimori en Perú en 2000. El objetivo analítico principal es establecer al juicio político (o los mecanismos de remoción legislativa) como la Variable Dependiente, es decir, el fenómeno que se busca explicar, y determinar las Variables Independientes que precipitaron su ocurrencia y definieron su modalidad específica en cada contexto. (Pérez-Liñán, 2009; Córdova, 2001).

Antes una breve biografía de los mandatarios para poder introducirnos de lleno en el tema:

Abdalá Jaime Bucaram Ortiz (Guayaquil, 1952) es un político y abogado ecuatoriano que fue Presidente de la República del Ecuador desde el 10 de agosto de 1996 hasta el 6 de febrero de 1997. Fue destituido por el Congreso Nacional por "incapacidad mental" sin pruebas médicas que lo sustentaran, en medio de una profunda crisis política y social. Su carrera pública, marcada por la controversia, comenzó en 1979 y fue el propulsor y fundador del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) en 1982.

El estilo político de Bucaram, continuador del populismo roldosista, se caracterizó por su agresividad, la descalificación de opositores y un discurso de confrontación que apelaba directamente a las tradiciones y valores populares, identificándose con los pobres del país. Adoptó la imagen del "Loco que Ama" para diferenciarse de las clases altas, mezclando su show-político con un sentido del humor y una intencional falta de "buenos modales".

Durante su carrera política, la música tropical y las presentaciones musicales fueron un elemento central de sus campañas. Bucaram usó la locura de cantar y se dedicó a la música, incluso grabando un disco y cantando con artistas, para buscar entretener y conectar emocionalmente con sus seguidores, presentando sus eventos como un concierto-político.

En su corto mandato, tuvo planes con nombres llamativos, como el Abdalafono y el plan Abdalagua (plan un solo toque). Este último, relacionado con el aumento del costo de servicios básicos como el agua potable, fue parte de un plan económico neoliberal que generó fuertes protestas y su posterior destitución. Aunque su retórica era populista y de fuerte contenido social, en el poder Bucaram se inclinó por políticas neoliberales, causando un gran descontento popular y escándalos de corrupción que terminaron con su remoción del cargo. (De la Torre, 1997, Burbano de Lara, 1996).

Alberto Kenya Fujimori Fujimori (Lima, 1938-2024) fue un ingeniero agrónomo y político peruano que gobernó el Perú como Presidente de la República desde 1990 hasta el año 2000. Su carrera, inicialmente académica, escaló rápidamente hasta culminar en un régimen autoritario marcado por el combate al terrorismo, la estabilidad económica, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.

Antes de su ingreso a la política, Fujimori tuvo una destacada trayectoria académica. Estudió en Perú, Francia y Estados Unidos, y se convirtió en rector de la Universidad Nacional Agraria La Molina en 1984, y luego en presidente de la Asamblea Nacional de Rectores.

En ese contexto universitario, su perfil técnico y agrario lo acercó al ámbito político. En el inicio del primer gobierno de Alan García (1985-1990), Fujimori formó parte de un grupo de asesores que lo aconsejaba en asuntos agrícolas. Esta relación fue lo suficientemente cercana como para que García lo propusiera como conductor de un programa de televisión estatal y, posteriormente, le ofreciera el Ministerio de Agricultura, cargo que Fujimori no aceptó.

Sobre su paso como docente y rector de la Universidad Agraria pesó la posibilidad de una acusación por evasión de impuestos en la venta subvaluada de casas, un conflicto que ya marcaba una sombra de ilegalidad en su vida pública antes de ser presidente. (García Montero, 2003).[1]

 

El Juicio Político como Variable Dependiente

Entender el juicio político como Variable Dependiente implica que su activación, su manipulación o su sustitución por una vía alternativa son el resultado de una compleja interacción de factores políticos, sociales e institucionales. La pregunta central no es solo si el presidente cae, sino por qué la caída se resuelve institucionalmente de esa manera específica. La Variable Dependiente abarca el espectro de la acción legislativa dirigida a la remoción del Ejecutivo, manifestándose en tres formas principales en la región, el impeachment formal, la "vacancia por incapacidad moral", o la destitución por "incapacidad física o mental". Estos procedimientos son los instrumentos formales a través de los cuales el Congreso traduce una crisis política en una sentencia institucional. En este estudio comparado, se operacionaliza en dos desenlaces distintos que, no obstante, apuntan al mismo objetivo:

1.       Elusión/Sustitución del Juicio Político (Caso Bucaram): El Congreso desestima la vía formal y rigurosa del impeachment para recurrir a un atajo legal, la declaración de "incapacidad mental", demostrando la plasticidad y la capacidad de manipulación del marco constitucional bajo intensa presión política.

2.      Activación de la Vacancia como Castigo (Caso Fujimori): El Congreso invoca la figura de la "vacancia por incapacidad moral" como una respuesta sancionatoria a la huida y la renuncia del presidente, rechazando su dimisión para asentar la responsabilidad política por el quiebre institucional. (Pérez-Liñán, 2009, p. 45).

La elección de una u otra modalidad, la velocidad de su activación y su legitimidad percibida están directamente influenciadas por las Variables Independientes que contextualizan y detonan la crisis.

Variables Independientes: Las Causas de la Crisis

La explicación de por qué el juicio político se activa y toma una forma particular en Perú y Ecuador debe buscarse en la convergencia de causas profundas y catalizadores coyunturales, las cuales constituyen nuestras Variables Independientes. Estas variables se agrupan en tres ejes que, según la literatura sobre el tema, son esenciales para comprender la nueva inestabilidad. (Pérez Liñán, 2008).

Escándalos: Corrupción Presidencial y Quiebre de Legalidad

Esta es la causa más común y universalmente aceptada para la remoción presidencial. La corrupción no solo implica el desvío de recursos, sino la erosión de la legitimidad moral del Ejecutivo, proveyendo la justificación legal y probatoria para la acción del Legislativo.

En el caso de Abdalá Bucaram, se centró en las contundentes acusaciones de corrupción y nepotismo en su corta administración, que rápidamente polarizaron a la sociedad y al establishment político. La percepción de un manejo irregular y arbitrario del erario público se consolidó como el motor moral del descontento. (Córdova, 2001, p. 88, De la Torre, 1997).

En el de Alberto Fujimori, fue de naturaleza más grave y sistémica, la revelación del "Vladivideo" expuso una red de corrupción y cooptación institucional a gran escala, orquestada por su asesor Vladimiro Montesinos, que no solo afectaba las finanzas, sino la estructura democrática misma. El quiebre no fue solo económico, sino de la legalidad constitucional fundamental. (García Montero, 2001, p. 55).

Escudo legislativo: Crisis de Gobernabilidad y Legitimidad de Origen

Esta variable se refiere al deterioro de las condiciones políticas, económicas y de apoyo popular que minan la capacidad del presidente para ejercer el poder, haciendo que su permanencia sea insostenible. (Pérez-Liñán, 2009).

Bucaram enfrentó una crisis de ingobernabilidad casi inmediata. Su estilo de liderazgo populista y errático, sumado a la imposición de un impopular plan de ajuste económico (el "Plan de Convertibilidad"), políticas neoliberales con la asesoría del economista argentino Domingo Cavallo, lo que incluyó el aumento de los costos de servicios básicos y causó un gran descontento popular, generó un rechazo rápido y transversal que lo dejó sin capital político a solo meses de asumir el cargo. El impeachment fue una solución a una emergencia de gestión. (Burbano de Lara, 1996).

La destitución del presidente se produjo el 6 de febrero de 1997, no por juicio político (que requiere dos tercios y un proceso), sino por la declaración de "incapacidad física o mental" para gobernar, invocando el artículo 100 de la Constitución de 1979. (Córdova, 2001).

El Congreso ecuatoriano, aprovechando la ambigüedad de la cláusula constitucional, utilizó este atajo para:

Reducir los Requisitos de Mayoría: Se logró la remoción con una mayoría simple, más fácil de alcanzar.

Evitar el Proceso Probatorio: La destitución se basó en un "juicio de valor político" sobre su aptitud e inmoralidad, sin necesidad de pruebas médicas o un proceso formal por corrupción.

El Acto de Remoción Legislativa Forzada en Ecuador fue, por lo tanto, la elusión del Juicio Político, confirmando la tesis de que una crisis de ingobernabilidad inmediata y movilización urgente impone la necesidad de un atípico desvío constitucional para lograr la remoción. Este "golpe legislativo" resolvió la crisis política a expensas de la rigurosidad legal. (Córdova, 2001, Arcos Cabrera, 1997, Polga-Hembree, 2007).

Fujimori operó desde una posición de autoritarismo consolidado tras el autogolpe de 1992, pero su crisis final fue una crisis terminal de legitimidad institucional. La revelación de la corrupción sistémica demostró que su mandato no se sustentaba en la ley, sino en el control ilegal del Estado, lo que obligó a la oposición a buscar una restauración democrática.

Aunque Fujimori gozaba de un control legislativo significativo, el impacto del Vladivideo fue tan devastador que su coalición se disolvió en horas. La pérdida de apoyo y las deserciones clave anularon de inmediato su "escudo legislativo", dándole a la oposición el quórum necesario para rechazar su renuncia y, en su lugar, destituirlo por incapacidad moral. (Villalobos, 2007).

La salida del mandatario en noviembre de 2000 representa el caso opuesto: una crisis de legalidad sistémica que, ante la huida del líder, exige que el Juicio Político se manifieste como un acto de sanción moral y restauración democrática. Fujimori optó por la huida. Desde Japón, envió su renuncia por fax, buscando controlar los términos de su salida y eludir el juicio político, esperando que el Congreso simplemente aceptara su dimisión. (García Montero, 2001).

Protestas: Movilización Social Masiva y Presión de la Oposición

La capacidad del pueblo y de los actores clave (gremios, empresarios, medios de comunicación) para generar una presión sostenida y masiva es el catalizador que convierte las crisis de corrupción y de gobernabilidad en acciones institucionales concretas.

En Ecuador, la movilización social fue explosiva y determinante, con paros nacionales y manifestaciones que paralizaron el país. Esta presión fue la que obligó al Congreso a actuar con extrema rapidez, favoreciendo el atajo de la "incapacidad mental" para evitar un juicio político más prolongado que no satisfaría la demanda popular de una remoción inmediata. (Córdova, 2001, Arcos Cabrera, 1997).

En Perú, la presión de la oposición y el clamor por el fin del régimen, tras los "Vladivideo", crearon las condiciones para que el Congreso se uniera y actuara. La inminencia de un juicio político con altas probabilidades de éxito, sumada a la presión social por la verdad y la justicia. (Bazán Naveda, 2000).

El escándalo estalló en un contexto de intensa movilización popular preexistente, como la Marcha de los Cuatro Suyos, que ya repudiaba su tercer mandato. La indignación generalizada posterior al video legitimó y exigió la destitución del Congreso, consolidando el apoyo a la acción legislativa. Fue lo que obligó a Fujimori a tomar la drástica decisión de huir del país y renunciar. (García Montero, 2001).

El rol de las "coaliciones callejeras" fue determinante. En ambos casos, la movilización impuso el clima en el que el Congreso se sintió legitimado para actuar. Sin la presión masiva en las calles, la oposición legislativa no habría tenido la fuerza política para asumir el riesgo de remover a los presidentes electos. Esto subraya que la variable dependiente del Juicio Político no es activada por el Congreso solo, sino por la coalición entre la élite parlamentaria y la protesta popular. (Godoy, 2021)

Rol de las fuerzas armadas: Del apoyo absoluto a la nada

En el Ecuador adoptaron una postura de “Neutralidad Institucional”, es decir que las Fuerzas Armadas no intervinieron activamente para derrocar al presidente ni tampoco para defenderlo. (Polga-Hembree, 2007).

El martes 4 de febrero, en el contexto de una creciente agitación social en Ecuador, el presidente Abdalá Bucaram fue homenajeado por el Comando Conjunto con motivo de su cuadragésimo quinto cumpleaños.

El evento central fue un almuerzo en el Club Naval de Guayaquil, donde recibió regalos, incluido una espada del general Moncayo como símbolo de la defensa democrática. Bucaram, quien notó el afecto del pueblo en el trayecto, percibió este almuerzo como una "última cena" cristiana, pues Moncayo, quien ese día le profesó respaldo, lo traicionaría al retirarle el apoyo de las Fuerzas Armadas pocos días después. La vicepresidenta Rosalía Arteaga no asistió al acto, prefiriendo quedarse en Quito ante la crisis; al comunicarse para excusarse, fue informada de que el presidente sería trasladado por militares a Carondelet para la jornada de paro del día siguiente.

Esa misma noche, Bucaram pasó por primera vez la noche en el Palacio de Carondelet, un hecho tan sorpresivo que las manifestantes en su contra se concentraron en su residencia habitual, el Hotel Crowne Plaza. Desde Quito, aproximadamente a las nueve, el mandatario se dirigió a la Nación en cadena de radio y televisión. En su discurso, aseguró que se respetarían los derechos constitucionales, condenó los intentos golpistas de la oposición y anunció la suspensión de medidas impopulares (como el alza mensual de combustibles y juicios por coactiva). Lo más relevante fue su propuesta de una reforma estatal profunda y la convocatoria a un "gran diálogo nacional" para solucionar la crisis política, aunque su mandato terminaría apenas dos días después, el 6 de febrero de 1997.

Al mantenerse al margen o asumir una postura de respeto a la legalidad congresal, aseguraron que la crisis se resolviera a través de un mecanismo político/institucional, confirmando el patrón de la "nueva inestabilidad" sin golpe militar. (Pazmiño Castro, 2004)

En cambio, en Perú el gobierno de Alberto Fujimori constituía su poder político en base a una alianza con su asesor Montesinos y la cúpula militar. Tras el escándalo, la retirada del apoyo de estos actores fue fundamental. (Bazán Naveda, 2000).

El colapso del apoyo militar a Fujimori fue desencadenado por la difusión del primer “vladivideo” en septiembre de 2000. Este escándalo, que mostró a su asesor Vladimiro Montesinos sobornando a un congresista, no solo destruyó la legitimidad del régimen, sino que minó su principal soporte: las Fuerzas Armadas. El intento fallido de Fujimori de capturar a Montesinos reveló la profundidad de la red de poder de su asesor dentro del Estado y las FFAA. Con la caída de Montesinos, la red de obediencia basada en la corrupción y el chantaje dentro de la cúpula militar se desmoronó, dejando a los altos mandos sin su operador político ni su fuente de ingresos ilícitos y generando una profunda pérdida de cohesión. Esta pérdida de control se hizo evidente en octubre de 2000 con el levantamiento del comandante Ollanta Humala en Locumba. Aunque la rebelión fue pequeña, su significado simbólico fue decisivo, al exigir abiertamente la renuncia de Fujimori. La rebelión, al no haber sido aplacada, demostró que la cadena de mando estaba rota y que el presidente ya no tenía la autoridad para movilizar incondicionalmente a las tropas. La combinación de la insubordinación militar, la presión social masiva y la falta de apoyo de una cúpula militar desestructurada forzó a Fujimori a abandonar el poder, sellando el fin de su régimen. (Godoy, 2021)

Al no intervenir en defensa del mandatario ni alzarse con la toma del poder, las Fuerzas Armadas permitieron que la crisis se canalizara y resolviera por el mecanismo constitucional de destitución. (Manrique, 2016).


Reflexiones finales

El caso Bucaram demuestra que cuando la ingobernabilidad se vuelve una emergencia social por la presión de la movilización urgente, el Juicio Político se considera una herramienta inadecuada. La necesidad de desactivar la crisis inmediatamente obliga a la élite a recurrir a cláusulas de escape, como la "incapacidad mental", que requieren menor consenso y tiempo. La Variable Dependiente se manifiesta como una herramienta de gestión de crisis, priorizando la estabilidad sobre el debido proceso. La remoción fue un acto de salvaguarda del orden, aunque a costa de la legalidad estricta.

El de Fujimori, en cambio, ilustra que cuando la corrupción y el quiebre de legalidad son de naturaleza sistémica y autocrática, el juicio político debe manifestarse como un acto de sanción política y moral. El rechazo de la renuncia y la votación de la vacancia por "incapacidad moral" fue la respuesta necesaria a la huida y al intento de evadir la justicia. La Variable Dependiente se utilizó aquí para cumplir la función de restauración democrática exigida por la Movilización de Restauración. El juicio político, en su forma de vacancia, se convirtió en una herramienta de condena histórica, no solo de remoción.

Los casos Bucaram y Fujimori revelan la adaptabilidad de las instituciones presidenciales latinoamericanas. La Constitución no es un simple código rígido, sino un "terreno de batalla" en el que las élites interpretan y manipulan las cláusulas de remoción según el cálculo estratégico y el imperativo de la calle. La "incapacidad mental" en Ecuador y la "incapacidad moral" en Perú demuestran que las causales de juicio político pueden ser transformadas en "juicios de valor político" que se activan con mayor facilidad que un proceso de impeachment por delitos probados. (Pérez-Liñán,2008, 2009; Córdova, 2001; García Montero, 2001).


Conclusión

La comparación de estos casos nos permite ver que la forma en que se resuelve una crisis presidencial (la Variable Dependiente, el juicio político) está íntimamente ligada a la naturaleza de las causas que la originan (las Variables Independientes). El juicio político, como institución, es flexible, puede ser eludido para responder a una crisis de ingobernabilidad rápida (Bucaram), o puede ser activado o amenazado para responder a una crisis de legalidad profunda y sistémica (Fujimori) (Pérez-Liñán, 2008, 2009).

El desarrollo de este texto a futuro profundizará en la interacción de estas variables, examinando cómo las disposiciones constitucionales de cada país y el cálculo estratégico de los actores legislativos terminaron de moldear el desenlace final de la remoción en Perú y Ecuador. Este trabajo espera contribuir a ese entendimiento, al establecer la causalidad precisa entre la naturaleza de la ilegalidad presidencial, la velocidad de la crisis social y la elección estratégica del mecanismo institucional de destitución en los casos de Abdalá Bucaram y Alberto Fujimori. (Pérez-Liñán, 2008, 2009; Córdova, 2001; García Montero, 2001).

(*) Pontificia Universidad Católica Argentina.

Bibliografía

Ecuador:

Córdova, G. (2001). Retórica periodística para un golpe de Estado: Del derrocamiento de Jamil Mahuad al de Abdalá Bucaram [Tesis de Maestría, Universidad Andina Simón Bolívar]. Repositorio institucional.

Arcos Cabrera, C. (1997). A propósito de la caída de Bucaram ¿Crisis en democracia o democracia en crisis? Íconos - Revista De Ciencias Sociales (FLACSO), (3), 108–117.

Pazmiño Castro, L. (2004). El papel de las Fuerzas Armadas en las crisis de febrero de 1997 y enero de 2000 [Tesis de maestría, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador].

De la Torre, C. (1997). Abdalá es el repugnante otro. Íconos - Revista De Ciencias Sociales (FLACSO), (3), 118–127.

Burbano de Lara, F. (1996). Ecuador. El bucaramismo en el poder. Nueva Sociedad, (146), 6–1.

Polga-Hembree, K. (2007). La institución política informal de la destitución presidencial en el Ecuador: Un análisis institucionalista (1997-2005) [Tesis de maestría o doctorado, Universidad Andina Simón Bolívar]. Repositorio Digital.

Perú:

García Montero, M. (2001). La década de Fujimori: Ascenso, mantenimiento y caída de un líder antipolítico. América Latina Hoy, (28), 49–86.

Manrique, N. (2016). Achoramiento y corrupción en el Perú contemporáneo.

Bazán Naveda, C. (2000). Corrupción, Estado de Derecho y Poder Judicial en el Perú: Reflexiones a propósito de un “vladivideo”.

Villalobos, J. M. (2007). Neoliberalismo y genocidio en el régimen fujimorista. Anuario de Derechos Humanos, (3), 133–152.

Godoy, J. A. (2021). El último dictador: Vida y gobierno de Alberto Fujimori. Debate.

 

Bibliografía General

Pérez Liñán, A. (2008). Instituciones, coaliciones callejeras e inestabilidad política: perspectivas teóricas sobre las crisis presidenciales. América Latina Hoy, 49, 105–126.

Pérez-Liñán, A. (2009). Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina. Fondo de Cultura Económica.

 

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Podcast (NotebookLM)

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[1] El quiebre de su matrimonio con la entonces primera dama, Susana Higuchi, se convirtió en un gran escándalo político y personal en 1992. La separación inició cuando Higuchi denunció públicamente a la cuñada y a los hermanos de Fujimori por desvío de donaciones de ropa. Tras su destitución como primera dama por Fujimori, y el inicio de un proceso de divorcio contencioso, Higuchi se convirtió en una crítica feroz de su gobierno y denunció haber sido torturada en los sótanos del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE). En 2002, se presentó una acusación formal en el Congreso que señalaba a Fujimori por la violación de derechos humanos al intentar presuntamente asesinar a su esposa. Susana Higuchi declaró que fue víctima de electroshocks y otros maltratos durante su cautiverio en el Palacio de Gobierno, luego de que Fujimori ordenara cortar el servicio eléctrico en su vivienda. Keiko Fujimori, la hija mayor, asumió el cargo de primera dama.

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