Derecha Radical: el fenómeno de Javier Milei desde su retórica
Este trabajo aborda la cuestión del Discurso de Odio[1] como herramienta narrativa en la construcción de la legitimidad en el gobierno de Javier Milei en Argentina. El objetivo es describir, en términos de Cas Mudde[2] principalmente, cuál es el modelo utilizado por Javier Milei – Nativismo, populismo o autoritarismo – entendiéndolo como parte del marco de una derecha radical naciente a nivel global.
A su vez, se contemplará el rol de las redes sociales,
particularmente de “X” – ex Twitter – como un eje esencial en la construcción
de la narrativa del discurso de odio y, posteriormente su adhesión en la
sociedad civil; analizando puntualmente cómo a partir de la cuenta del
Presidente, como de sus más grandes militantes en redes – en “X”:
@jdoedoe101101; @tommyshelby_30; @gordodan_; @traductorteama y @therealbuni –
esta narrativa se propaga a la comunidad.
El ascenso de Javier Milei en la esfera pública y política
ha captado la atención de miles de personas a nivel global, siendo también un
atractivo para quienes estudian el comportamiento de las derechas radicales,
tal es el caso de Cas Mudde, quien en sus obras ha logrado caracterizar este
tipo de movimientos políticos a nivel mundial.
Mudde pone en la mesa una distinción clave entre Extrema
Derecha – regida por un pensamiento anti-democrático – y la Derecha Radical –
la cual opera en un régimen democrático pero desafiando sus normas y valores –.
Esta diferenciación es clave, porque nos ayuda a entender dentro de qué modelo
se encuentra la actual gestión argentina. Naturalmente, la gran parte de la
población consideraría que Milei forma parte de la extrema derecha, lo cual, en
términos de Mudde, sería un error conceptual, ya que el Presidente es un muy
claro ejemplo de la derecha radical: llegó al poder presentándose a elecciones
democráticas, mantiene ciertos valores de la democracia aunque él mismo se
considera “un topo que viene a destruir
al Estado”. Esta percepción de la población se debe particularmente por
concebir al nacimiento del partido político “La Libertad Avanza” como traído
desde el mainstream, desde un lugar
de odio al kirchnerismo/peronismo como causante de todos los problemas de la
Argentina de hoy, una cuestión que parece ser de sentido común en la sociedad.
Mudde va a decir sobre esto que, la derecha radical toma discursos provenientes
del ámbito socioeconómico y los transforma en una cuestión sociocultural y del
sentido común. Esta idea se ve clara si pensamos en, por ejemplo, la
innumerable cantidad de veces que, por nuestras crisis económicas se cataloga a
los referentes de los distintos partidos políticos como “ladrones”, lo cual
después es transformado en un discurso de la sociedad, donde todos los
gobernantes son “chorros” que “vienen a tocarle el bolsillo a los argentinos
para enriquecer los propios”.
Sumado a esta perspectiva, resulta enriquecedor para abordar
este tópico el factor de la incorrección política típico de la derecha radical
y su factor más clave, el resentimiento. Souroujon aporta a ello que, la
política del resentimiento es un ingrediente importante para tratar la polarización desde el
discurso.
Esta polarización es clave a la hora de analizar el discurso
de odio de este último tiempo en Argentina; esta demonización constante al otro
es una variable de gran relevancia, ya que tanto Javier Milei, como quienes
fomentan su discurso, hacen una distinción clara entre la “argentinos de bien”
– seguidores de “las ideas de la libertad” – y los “kukas” – opositores al
gobierno –, generando una fragmentación clara en la sociedad, minimizando y
deslegitimando al que piensa distinto, y enalteciendo la figura de una parte de
la sociedad enceguecida por las ideas de un partido político.
Esto trae grandes consecuencias en la democracia, ya que se
trata del propio gobierno quien está permanentemente ridiculizando y humillando
al que piensa distinto, incluso persiguiéndolos y sacándolos de los
espacios. a los que pertenecían. Esta
cuestión implica una desconfianza tanto al aparato estatal y quienes lo
componen, así como también hacia los distintos partidos políticos existentes en
el país, quienes ya cuentan con una etiqueta negativa en la sociedad,
disminuyendo su capacidad de acción y también de acaparar más militantes de la
causa.
El
Populismo como Ideología de Centro Delgado: La Voz del "Pueblo Puro"
Para Mudde, el populismo no es una ideología completa y
autosuficiente, al estilo del liberalismo o el socialismo, sino una ideología
de centro delgado. Esta característica fundamental implica que el populismo
aborda únicamente una parte limitada de la agenda política y, por sí mismo,
carece de soluciones o posturas específicas sobre cuestiones complejas como el
sistema económico o político óptimo. Sin embargo, esta aparente delgadez no
minimiza su relevancia; una vez que los actores populistas alcanzan el poder,
su visión ideológica "informa cómo justifican sus acciones y qué acciones
toman" (Mudde, 2024).
La definición de populismo para el autor reside en su
concepción de la sociedad que está "en última instancia separada en dos
grupos homogéneos y antagónicos: 'el pueblo puro' y la 'élite corrupta'"
(Mudde, 2024). Los populistas, en consecuencia, sostienen que la política debe
ser una expresión directa e incondicional de la "voluntad general"
del pueblo (Mudde, 2021, 247).
Las características centrales que sustentan esta ideología
son el monismo y el moralismo. El primero, implica que los populistas perciben
tanto a "el pueblo" como a "la élite" como entidades
homogéneas, compartiendo los mismos intereses y valores. Esta visión ignoraría
la existencia de diferentes grupos con intereses diversos dentro de la sociedad.
Por lo mismo, la distinción principal entre estos dos grupos se establece en
términos de moralidad, existiendo la rama de lo "puro" frente a lo
"corrupto" (Mudde, 2024). Los populistas, en su retórica, afirman ser
los únicos y verdaderos representantes de la totalidad del pueblo, mientras que
la élite – en el caso de Milei “la casta” – es presentada como la encarnación
de "intereses especiales" (Mudde, 2024).
Dada su naturaleza de "centro delgado”, Mudde sugiere
que el populismo casi siempre se ve en la necesidad de combinarse con una
"ideología anfitriona" más completa que le proporcione contenido
sustantivo y programático, y señala que la misma suele ser alguna forma de
nacionalismo en el espectro de la derecha – Caso Milei– o alguna forma de socialismo
en la izquierda. La forma específica que el populismo adopta en la práctica
está intrínsecamente ligada al contexto sociopolítico y a las circunstancias
nacionales, regionales e históricas en las que los actores populistas se
movilizan (Mudde, 2024).
Mudde subraya que el populismo es pro-democracia en el
sentido de que defiende la soberanía popular y el gobierno de la mayoría, pero
es fundamentalmente anti-democracia liberal. La democracia liberal, este tipo
de democracia incorpora principios e instituciones como la separación de
poderes, el estado de derecho, los derechos de las minorías y el pluralismo.
Los populistas, en contraparte, manifiestan hostilidad hacia estos componentes
liberales. En su esquema, solo existe un grupo que no es "el pueblo":
la élite, a la que consideran corrupta y, por lo tanto, no merecedora de las
mismas protecciones que el pueblo. Esta respuesta surge de una profunda
insatisfacción con un espacio político percibido como cerrado, donde los
políticos democráticamente elegidos han cedido poder a los mercados, a
organizaciones supranacionales y a instituciones tecnocráticas sin un debate
público adecuado ni el consentimiento explícito de los ciudadanos (Della Vella,
2024)
La percepción de un liberalismo antidemocrático, donde la
política se ha vaciado por la cesión de poder a entidades no electas, genera un
profundo descontento popular. Este descontento se canaliza a través del
populismo, que promete restaurar la voluntad general del pueblo – “terminar con
quienes por años nos estuvieron robando y con las mismas caras de siempre” – .
No obstante, al hacerlo, el populismo aunque se presente como pro-democrático
en su defensa de la soberanía popular, es inherentemente
anti-liberal-democrático al atacar los pilares institucionales de la democracia
liberal: los derechos de las minorías, el pluralismo y la separación de poderes
(Mudde, 2021, 154). El populismo no es simplemente una fuerza externa que ataca
la democracia, sino que surge como una reacción a fallas percibidas dentro del
propio sistema liberal-democrático. Sin embargo, al intentar corregir estas
fallas, el populismo, paradójicamente, erosiona los mecanismos que garantizan
la libertad y la pluralidad, pudiendo transformar una democracia liberal en una
iliberal e incluso una autocracia (Mudde, 2024). Esto resaltaría la naturaleza
dual del populismo como un síntoma de malestar democrático y, al mismo tiempo,
una amenaza a su forma liberal. Aunque la mayoría de los votantes de partidos
populistas apoyan el sistema democrático, al votar por estos partidos,
paradójicamente respaldan a actores que "socavan el sistema existente de
democracia liberal al debilitar los derechos de las minorías, el estado de
derecho y la separación de poderes" (Mudde, 2024), en términos actuales argentinos
esto se vería claramente: los votantes de Milei en las elecciones de 2023 lo
hicieron democráticamente y sin ver vulneradas sus libertades, pero a su vez
votaron a alguien que viene a romper con la idea de democracia y Estado tal
como lo conocemos – él es “el topo que viene a destruir al Estado”[3]
porque “el Estado es el pedófilo en un jardín de infantes”[4],
es decir, para los lectores no vulgares, el Estado democrático vendría a
limitar las libertades de los individuos–.
El
Nativismo: Pilar Excluyente de la Derecha Radical
Cas Mudde define el nativismo como una ideología que
sostiene que los Estados deben ser habitados exclusivamente por miembros del
grupo nativo ('la nación') y que los elementos no nativos (personas e ideas)
son fundamentalmente amenazantes para el estado-nación homogéneo (Mudde, 2021,
246). Esta ideología postula que los no nativos ponen en peligro la
homogeneidad del estado-nación.
Mudde argumenta que el término nativismo es más adecuado que
nacionalismo para describir la ideología central de la derecha radical porque
el nativismo "excluye las formas liberales de nacionalismo" e
"incluye argumentos tanto racistas como no racistas", lo que permite
la exclusión de grupos basada en el origen cultural, religioso o étnico, y no
solo en la raza. Por esto último, el nativismo podría ser entendido como una
combinación de nacionalismo (la prioridad de la nación) y xenofobia (el miedo o
la aversión a los extranjeros) (Griffini, 2022).
Las manifestaciones del nativismo se asocian directamente
con la protección de los valores y tradiciones nacionales. La anti-inmigración,
ha desempeñado un papel crucial en el éxito del populismo en la actualidad. Los
movimientos de extrema derecha, impulsados por el nativismo, frecuentemente
"tienen como objetivo las amenazas percibidas a su comunidad idealizada,
ya sean étnicas, religiosas o culturales", lo que conduce a sentimientos
anti-inmigrantes y al chovinismo del bienestar[5]
(Mudde, 2021). Esto se ve en el discurso
de las personas que rodean al presidente, quienes dicen que los extranjeros –
principalmente de nacionalidad boliviana o paraguaya – vienen a abusar de la
gratuidad de nuestros servicios y nos quitan las posibilidades a los
argentinos, por lo cual hay que erradicarlos.
Mudde destaca que el nativismo es "elemento central en
las políticas económicas de los partidos de derecha radical populista de hoy"
(Mudde, 2024). Por lo que la ideología nativista actúa como un filtro a través
del cual se formulan las políticas económicas y sociales. El "chovinismo
del bienestar" viene a ser la manifestación más clara de esta
reconfiguración, donde los partidos de derecha radical abogan por beneficios
sociales, pero "solo para los miembros de la nación" (Mudde, 2021,
155), es por ello que Mudde, al hacer referencia al nativismo la hace desde el
punto de vista de que éste mismo es etnocrático[6]
– Por ejemplo, lo que se plantea en torno a la educación pública o la salud,
que sea solo para argentinos ius solis[7]
–. Esta lógica se extiende a políticas pro-natalistas que favorecen
exclusivamente a las familias nativas con muchos hijos y al nacionalismo
económico que desfavorece a las empresas y bienes extranjeros. Esto demuestra
que el nativismo es un principio organizador que redefine quién es merecedor de
apoyo social y económico, utilizando las políticas públicas como herramientas
para reforzar una visión de sociedad homogénea y excluyente (Mudde, 2024).
Este principio, en la gestión de Javier Milei, resulta
bastante contradictorio. Hoy en día contamos con un muy bajo índice de
natalidad, según lo arrojaron los datos del INDEC, y el presidente y distintos
líderes políticos de su espacio salieron a fomentar el tener hijos para ayudar
al Estado en el futuro, sin embargo, no hay ninguna política de gobierno que
efectivamente logre que existan familias con ganas de tener hijos y, en
contraparte, gran parte de los nacidos en Argentina en el último tiempo tienen
ascendencia en otros países de Latinoamérica (Resano & Moral, 2018), lo que
generó en este grupo, una alarma y un gran repudio hacia estas comunidades que
fueron poblando parte de Capital Federal y del AMBA.
El
Autoritarismo: La Búsqueda de un Orden Rígido
Por último, Cas Mudde define el autoritarismo como "la
creencia en una sociedad estrictamente ordenada, en la que las infracciones a
la autoridad deben ser castigadas severamente" (Mudde, 2021, 249). Esta
conceptualización para el autor, implica
una visión de una sociedad jerárquica y rígidamente organizada.
El autoritarismo para el autor se relaciona principalmente
con cuestiones de "ley y orden", donde los partidos de derecha
radical abogan por un enfoque intransigente en la lucha contra el crimen y el
terrorismo. Adicionalmente, el autoritarismo va de la mano con la idea de que
el Estado debe defender los valores y jerarquías "tradicionales",
incluso mediante la fuerza estatal si es necesario. Esto trae una consecuencia
en la promoción de una concepción estrecha de la solidaridad: sólo aquellos que
"trabajan duro" y se ajustan a las normas familiares conservadoras
son considerados "merecedores" de apoyo social (Mudde, 2024).
Su consecuencia más profunda es que funciona como un
mecanismo para imponer un control social basado en valores
"tradicionales" y para redefinir quién es un ciudadano
"valioso" o "merecedor" dentro de la sociedad – en Milei,
el argentino de bien o quien obedece a “las fuerzas del cielo” –. La creencia
en una sociedad "estrictamente ordenada" se traduce en políticas que
castigan las infracciones y que también promueven activamente comportamientos y
normas específicas, como las políticas anti-piquetes promovidas por el
gobierno, donde se denuncia a quien corrompe la vía pública y no permite la
libre circulación de la ciudadanía. Esto lleva al autor a la conclusión de que
el autoritarismo es una cuestión de seguridad y una herramienta ideológica que
legitima la exclusión social y económica de aquellos que no se ajustan a la
visión homogénea y moralista del "pueblo puro" y del "trabajador
disciplinado", utilizando la fuerza del estado para mantener estas
jerarquías sociales y culturales (Mudde, 2024).
El
Gobierno de Javier Milei
Como una primera conclusión podríamos decir que el gobierno
y el discurso de Javier Milei en Argentina encajan de manera notable en el
marco de la derecha radical populista de Mudde ya que es, sin duda, el pilar
más prominente y el motor principal del ascenso y la forma de gobernar de
Javier Milei.
Su discurso se basa en una dicotomía constante entre el
pueblo puro – Argentino de bien– y la élite corrupta, a la que denomina
"la casta". También, él mismo se presenta a sí mismo como el salvador
político nacional y el único portador de la verdad, en contraposición a los
gobiernos anteriores, a los cuales considera corruptos que llevaron al país a
una crisis.
La influencia de Milei en redes sociales, especialmente en
X, y la acción de figuras como @gordodan , @franfijap, @eltrumpista y
@doedoe101101, se alinea directamente con el concepto de "populist
skirmishers" (escaramuzadores populistas) que Mudde señala. Estos son
políticos, publicistas o activistas altamente motivados y confrontacionales que
"preparan el terreno para que las ideas populistas radicales echen raíces
en la mente del electorado" y "movilizan a los votantes a través de
la radicalización" (Mudde: 2024). La "troll army" comandada por
Santiago Caputo, que "empuja el meme a través de redes de cuentas bien
aceitadas en redes sociales" y "abusa aún más de sus oponentes"
, es un muy ejemplo claro de cómo se utiliza esta estrategia digital para
amplificar el mensaje populista de Milei, polarizar el debate y atacar a la
"élite corrupta".
Esto es clave también para entender a los líderes de la
derecha radical populista ya que Mudde, destaca que en la cuarta ola de las
derechas[8]
se hace evidente que las organizaciones mediáticas y, principalmente las redes
sociales, dan más fuerza a este tipo de derechas (Mudde, 2021, 83). Por ello, la capacidad de Milei para
construir comunidades digitales y capital político a través de las redes
sociales, superando las desventajas en los medios tradicionales, es un
testimonio de su capacidad como comunicador populista en la era digital. Su uso
de memes y la reducción de sus apariciones en medios tradicionales, controlando
estrictamente las entrevistas, refuerzan esta estrategia de comunicación
directa y sin filtros.
Sin embargo, el nativismo también se manifiesta en el
gobierno de Milei, aunque quizás no con la misma centralidad en la inmigración
étnica o religiosa como en algunos partidos europeos que Mudde toma como
ejemplo. En el caso de Milei, como se mencionó anteriormente, esto se traduce
en políticas y retóricas que buscan priorizar a los ciudadanos argentinos y
restringir el acceso a beneficios para los extranjeros. Su gobierno ha
anunciado medidas para endurecer las reglas de inmigración, acelerar las
deportaciones de extranjeros con antecedentes penales y exigir a los
extranjeros el pago de servicios públicos como la salud y la educación
universitaria.
Estas acciones encajan con el concepto de chovinismo del
bienestar, donde los beneficios sociales se destinan solo a los miembros de la
nación. La retórica de Milei sobre los recién llegados que traen 'caos y abuso'
a Argentina y su elogio a la construcción de una barrera fronteriza con Bolivia
refuerzan esta postura nativista, que busca proteger la nación de amenazas
percibidas, ya sean económicas o de seguridad.
El autoritarismo, aunque en menor medida, es un componente
presente en la ideología y las acciones de Milei, quien ha mostrado una faceta
abusiva para con quienes lo critican activamente en los medios de comunicación
y las redes sociales – de aquí se puede ejemplificar el caso de Lali o incluso
el niño activista, Ian Moche, quienes fueron humillados en diferentes espacios
mediáticos– . Aunque esto también se podría justificar dentro del modelo
populista, ya que, según Mudde, los partidos de la derecha radical populista,
al tener gran maneje de la opinión pública – generada por su discurso
separatista – hacen que los medios sólo se enfoquen en determinadas cuestiones
sobre otras, por lo que no buscan cambiar la opinión pública – por ejemplo, el
odio al kirchnerismo ya existía antes de Milei – sino que ponen el foco en
cuestiones que benefician a su partido (Mudde, 2021, 162).
A su vez, estos discursos del presidente enfocan al sentido
común – “Lali vive con la plata del Estado porque hace shows públicos – apelan
a la microviolencia que utilizaría un líder de la derecha radical populista con
notas autoritarias (Feierstein, 2019). Esto, en términos de Mudde, podría
convertirlo también en un “Gramsciano de derecha” ya que a través de su
discurso y la construcción del sentido común, logra el cambio social necesario
para hacer más efectiva la llegada al poder (Mudde, 2021).
Su gobierno también lanzó una campaña contra la prensa, con
el eslogan "La gente no odia lo suficiente a los periodistas"[9],
y ha reducido drásticamente sus apariciones en medios tradicionales,
controlando estrictamente las entrevistas. Esto refleja un deseo de imponer un
orden y controlar la narrativa, castigando la disidencia.
Sumado a esto, su guerra cultural contra la ideología woke,
el feminismo, la diversidad, la inclusión, la equidad y el ambientalismo,
reflejados en acciones como el cierre del Ministerio de Mujeres, Géneros y
Diversidades, se encuentra en consonancia con la defensa de valores y
jerarquías tradicionales y una concepción estrecha de la solidaridad, donde
solo los "que trabajan duro" y se ajustan a las normas conservadoras
son "merecedores" de apoyo social.
La preocupación sobre cómo actuaría Milei con "mayor
control del Congreso y los tribunales de Argentina" también sugiere una
tendencia subyacente hacia el autoritarismo. Una de sus últimas menciones en
relación a esta cuestión sucedió el 5 de Junio del 2025, que, después de arduas
horas de debate en el congreso acerca de un aumento a los jubilados y su
posterior aprobación, Milei en “X” exclamó: “ Esperemos que los senadores no
apoyen esta demagogia populista pero de cualquier forma nuestro compromiso es
vetar cualquier cosa que atente contra el DÉFICIT CERO. Fin.”[10].
Maximizando esta idea de su figura como autoritaria y de concentración de poder
en base a sus intereses.
El
fenómeno de Javier Milei desde la Incorrección Política y el Resentimiento
La irrupción de Javier Milei en la política argentina y su
ascenso a la presidencia no puede comprenderse sin analizar la forma en que ha
redefinido los límites de lo aceptable en el discurso público. Su estilo, lejos
de la corrección política tradicional, se ha solidificado en la incorrección
convertida en una virtud. A través de un uso sistemático de insultos y
descalificaciones –"ladrones", "mandriles",
"parásitos"–, Milei ha desdibujado la línea entre el debate político
y la agresión verbal, presentándose como un vocero de la honestidad brutal y la
autenticidad frente a una clase política percibida como hipócrita y distante.
Esta estrategia no es azarosa; sino que está profundamente arraigada en la
lógica de las redes sociales, donde la impulsividad, la simplicidad de los
mensajes y, en ocasiones, la descortesía, son toleradas y recompensadas, en
varias oportunidades, con mayor visibilidad y viralidad. Desde su posición de
poder, Milei ha logrado mantener esta pose de outsider y crítico del
establishment, consolidando una "normalización de lo que antes era
inaceptable" en la comunicación política. Es precisamente esta
"normalización" típica de la cuarta ola de la derecha radical la que
resuena con un profundo eco en las diversas capas de resentimiento que
atraviesan la sociedad argentina.
A través de la teoría planteada por Souroujon se han
identificado como cuatro capas fundamentales de resentimiento social,
transformándose en pilares de la base de apoyo que podría tener Javier Milei:
La primera de estas capas es el resentimiento contra la
élite cultural, ya que el presidente ataca sin descanso la "ideología
despertada", a la que asocia con una élite cosmopolita y desconectada de
las preocupaciones del ciudadano común. Sus críticas a organismos
internacionales como a la Organización Mundial de la Salud (OMS), o a instituciones
y figuras que encarnan lo que él denomina el "progresismo cultural",
calan hondo en aquellos que se sienten despreciados o marginados por discursos
considerados intelectuales o elitistas. Esta retórica válida la percepción de
que existe una imposición cultural que no refleja los valores de la mayoría,
alimentando la distancia y el rechazo hacia un sector percibido como moralmente
superior (Souroujon, 2022). Según el autor, esta capa se caracteriza por el
sentimiento de incorrección política como una virtud, donde aquellos que
desafían las normas establecidas por la élite cultural se ven a sí mismos como
guardianes de la verdad y de los valores auténticos.
La segunda capa de resentimiento que Milei ha explotado es
la que se dirige contra los beneficiarios de políticas de bienestar. Su
discurso sobre los "planeros" o la insistencia en que los extranjeros
deben pagar por servicios públicos esenciales como la salud o la educación
universitaria, apela directamente a un arraigado sentido de la meritocracia. En
un país donde la desigualdad económica es una constante, este mensaje resuena
con aquellos que, bajo la premisa del esfuerzo individual, sienten que otros
"se saltan la fila" o se benefician de un sistema que no premia el
trabajo duro. La demonización de los programas sociales y la idea de que
generan "vagos" o "mantenidos" movilizan a un sector que
cree en la autosuficiencia y la responsabilidad individual por encima de la
solidaridad social, canalizando su frustración hacia un chivo expiatorio
concreto (Feierstein, 2019). Souroujon describe esta capa como el resentimiento
del "esforzado" o "trabajador" que se siente agraviado por
aquellos que perciben como "parásitos" del sistema, fomentando la
idea de una sociedad dividida entre productores y no productores (Souroujon,
2022).
La tercera vertiente se vincula con un resentimiento
arraigado en el odio racial/cultural y el nativismo. Milei evita expresiones
abiertamente racistas pero su retórica sobre la inmigración ilegal y la
necesidad de "expulsar a quienes rompen las reglas" o su elogio a la
construcción de barreras fronterizas en otros países, alimenta un sentimiento
de protección de una identidad nacional homogénea. Este chovinismo del
bienestar apela a quienes temen la pérdida de empleos o recursos frente a la
población migrante, o simplemente a aquellos que desean una mayor
"pureza" cultural o étnica en el país. La idea de que los extranjeros
abusan de los sistemas públicos o que su presencia genera inseguridad, aunque
infundada en muchos casos, es una narrativa potente que conecta con esta capa
de resentimiento (Feierstein, 2019). Esta capa se alimenta de la preocupación
por la invasión cultural o demográfica, donde la identidad nacional se siente
amenazada por lo ajeno, y se busca un retorno a una supuesta homogeneidad
perdida (Souroujon, 2022).
Finalmente, el eje central de su discurso populista se
encuentra en el resentimiento contra "la casta". Esta narrativa, que
acusa a los políticos tradicionales de corrupción, ineficiencia y de ser los
únicos responsables de la crisis económica y social, es la piedra angular de su
propuesta. Milei se erige como el antipolítico, el único capaz de desmantelar
este sistema viciado, conectando con la profunda desilusión y frustración de la
ciudadanía hacia una clase dirigente percibida como ajena a sus problemas y
preocupada únicamente por sus propios intereses. Este es el resentimiento más
transversal, capaz de aglutinar a diversos sectores bajo la promesa de una
renovación radical (Souroujon, 2022). El autor va a explicar que esta capa se
funda en la percepción de una clase política separada y privilegiada, que no
representa los intereses del pueblo y que es responsable de todos los males
sociales, promoviendo la idea de una purga o refundación del sistema político.
El uso de las redes sociales por parte de Milei no es solo
un canal para difundir estos mensajes, sino una estrategia integral que
refuerza su personalidad política. Su presencia en plataformas como “X” es
constante, directa y provocadora. No solo difunde sus ideas, sino que también
interviene en debates, retuitea mensajes de apoyo, y responde directamente a
críticos opositores, a menudo con agresividad y sarcasmo.
Esta interacción en tiempo real y sin filtros es una forma
de construir una relación de cercanía y autenticidad con sus seguidores,
quienes lo perciben como alguien "de verdad" que no se esconde detrás
de un equipo de comunicación o de discursos prefabricados. Las redes le
permiten sortear los medios tradicionales, a los que atacan y deslegitiman, para
establecer un canal de comunicación directo y sin intermediarios. La velocidad
y la capacidad de viralización de estas plataformas amplifican su mensaje,
permitiendo que sus ideas, por más disruptivas que sean, lleguen a millones de
personas casi instantáneamente.
Conclusión
A modo de cierre, el presente trabajo tuvo como fin
desentrañar la complejidad del fenómeno de Javier Milei en Argentina,
analizándolo como una manifestación local de una corriente política global: la
derecha radical. La conclusión fundamental que se desprende de este análisis es
que el andamiaje teórico propuesto por Cas Mudde, articulado en torno a los
conceptos de populismo, nativismo y autoritarismo, ofrece un marco explicativo
de notable potencia para decodificar tanto la retórica disruptiva como el
proyecto político del actual gobierno.
Al aplicar esta lente analítica, se ha podido trascender las
descripciones coyunturales para ofrecer una caracterización rigurosa que sitúa
al caso argentino en un diálogo directo con otras experiencias internacionales,
enriqueciendo así el campo de la ciencia política comparada, al menos de manera
implícita, ya que este estudio hace un aporte disciplinar al probar y validar
la aplicabilidad de un marco conceptual, predominantemente desarrollado para
contextos europeos y norteamericanos, a la singular realidad política
latinoamericana. Demuestra que, más allá de las especificidades locales,
existen lógicas ideológicas y estrategias de comunicación que operan de manera
transnacional, permitiendo una comprensión más profunda de la reconfiguración
de la derecha a nivel mundial.
El análisis inserta al fenómeno Milei en un debate teórico
central para la politología contemporánea: la ambivalente y tensa relación
entre populismo, democracia y legitimidad. Siguiendo la conceptualización de
Mudde, el populismo se presenta, en su esencia, pro-democracia en tanto
defiende irrestrictamente la soberanía popular y el gobierno de la mayoría,
pero es simultáneamente anti-democracia liberal, pues manifiesta una hostilidad
intrínseca hacia los pilares del constitucionalismo, como la separación de
poderes, el Estado de derecho y la protección de los derechos de las minorías.
El gobierno de Milei se erige como un caso de estudio paradigmático de esta
dualidad. Su ascenso al poder fue el resultado de un proceso electoral
democrático impecable, canalizando una genuina insatisfacción popular; Sin
embargo, su discurso y sus acciones exhiben un desdén manifiesto por las
instituciones que limitan el poder del ejecutivo, al que considera un
"topo que viene a destruir al Estado". Este trabajo ilumina la
paradoja de una ciudadanía que, en el ejercicio de su libertad democrática,
otorga el poder a un líder que promete socavar las bases del sistema liberal
que garantiza esas mismas libertades.
Complementariamente, con el texto de Souroujon sobre la
"política del resentimiento" se entiende que esta legitimidad logra
una capitalización de una potente corriente afectiva que atraviesa a la
sociedad argentina. La retórica populista no sólo divide el campo político
entre un "pueblo puro" y una "élite corrupta", sino que
también moviliza y da forma a resentimientos preexistentes, transformando
malestares económicos y culturales en una cruzada moral.
El aporte empírico principal es la sistematización y el
análisis de la evidencia discursiva y política a la luz de un marco coherente.
Se ha demostrado, de manera pormenorizada, cómo la narrativa de Milei se alinea
con las tres dimensiones de la derecha radical. Su populismo se evidencia en la
construcción de "la casta" como el enemigo homogéneo del
"pueblo"; su nativismo se manifiesta en el "chauvinismo del
bienestar" que busca restringir derechos y servicios a los inmigrantes.; y
su autoritarismo se trasluce en la retórica de "ley y orden", los
ataques a la disidencia ya la prensa, y la voluntad de gobernar por encima de
los controles institucionales. También es relevante ya que no se ha explorado
mucho acerca del rol de las redes en relación al caso y la derecha radical
siendo que es un conocimiento descriptivo que debe estar presente en nuestros
saberes para tener una mirada más amplia del contexto.
Para este estudio, se lograron operacionalizar de forma
clara y accesible varios conceptos clave, lo que facilita su análisis y
comprensión. Principalmente, las distinciones de Cas Mudde entre Extrema
Derecha (pensamiento anti-democrático) y Derecha Radical (opera en democracia
pero desafía sus normas) permitieron categorizar el gobierno de Javier Milei
sin complejidad. Asimismo, el populismo se desglosó como una "ideología de
centro delgado" con características como el monismo y el moralismo, simplificando
la identificación de la dicotomía "pueblo puro" vs. "élite
corrupta". El nativismo se definió como la creencia en que los Estados
deben ser habitados por miembros del grupo nativo y la percepción de los
elementos no nativos como una amenaza, concretando su aplicación a las
políticas anti-inmigratorias. Finalmente, el autoritarismo se operacionalizó
como la "creencia en una sociedad estrictamente ordenada, en la que las
infracciones a la autoridad deben ser castigadas severamente", lo que
permitió identificar acciones gubernamentales que promueven un control social
rígido. La aplicación de estos conceptos a través del análisis del discurso
presidencial en redes sociales, especialmente en "X", y el examen de
las "capas de resentimiento" de Souroujon (élite cultural,
beneficiarios de políticas de bienestar, odio racial/cultural y "la
casta") hicieron posible una lectura directa y unívoca de fenómenos
complejos, transformando nociones abstractas en variables observables para la
investigación.
Adicionalmente, la investigación metodológicamente
descompone el resentimiento en cuatro capas empíricamente identificables: el
resentimiento contra la élite cultural "progresista", contra los
beneficiarios de planos sociales, el resentimiento racial/cultural hacia los
inmigrantes, y el resentimiento transversal contra la élite política
tradicional.Esta segmentación es una herramienta metodológica clave para
comprender la heterogeneidad de la base de apoyo de Milei y la eficacia de su
discurso para interpelar a cada uno de estos grupos.
Finalmente, la relevancia social de este conocimiento se da ya que este trabajo aporta a la
sociedad una herramienta de alfabetización política. En un contexto de
polarización extrema y de circulación de información a través de redes sociales,
donde el insulto y la descalificación sustituyen al argumento, un análisis como
este permite a los ciudadanos tomar distancia crítica. Al entender que la
incorrección política es una estrategia calculada y que el "discurso de
odio" es una herramienta para construir legitimidad, la sociedad puede
desarrollar mayores defensas contra la manipulación. En segundo lugar, el
estudio subraya los riesgos que esta nueva forma de hacer política entraña para
la convivencia democrática. Al normalizar la agresión verbal, al deslegitimar a
toda la clase política y al aparato estatal, y al fomentar una división de la
sociedad, se erosionan los consensos básicos que sostienen una democracia
pluralista. Este conocimiento es crucial para que la sociedad civil, las instituciones
y los actores políticos puedan dimensionar la profundidad del desafío y
articular respuestas que defiendan los valores del debate respetuoso, la
tolerancia y el pluralismo.
(*) Pontificia Universidad Católica Argentina.
Bibliografía
Utilizada
Mudde, C. (2024). Populismo
y derecha radical en el siglo XXI. UNR Editora.
Souroujon, G. (2022). La venganza de los incorrectos. La
derecha radical populista y la política del resentimiento. Revista Stultifera de humanidades y ciencias sociales, Vol. 5 (Universidad
Austral de Chile), 101 - 123.
Mudde, C. (2021). La
ultraderecha hoy (A. Santos Mosquera, Trans.). Editorial Planeta.
Bibliografía Complementaria[11]
Capurro
Robles, M. Torres, N. (2024) Del odio
como política. A un año del gobierno de Milei, Revista Coyunturas.
Disponible en:https://coyunturas.com.ar/del-odio-como-politica-a-un-ano-del-gobierno-de-milei/
Naciones Unidas. (2023) Di no al odio: el impacto del
discurso del odio y cómo combatirlo. Disponible en: https://www.un.org/es/hate-speech
Lettieri L.A. (2004), Estado y Democracia en el Pensamiento
Liberal Clásico, en Seis Lecciones de Política, Buenos Aires, Prometeo Libros.
Della Vella, F. P. (2024, Primavera - Verano). Enfoques
sobre un fenómeno controvertido: el populismo y su relación con la democracia
liberal, desde Gino Germani hasta Cas Mudde y Rovira Kaltwasser. Studia Politicae, 61(Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad Católica de Córdoba), 57 - 79.
Feierstein, D. (2019). La
construcción del enano fascista: los usos del odio como estrategia política en
Argentina. Capital Intelectual.
Griffini, M. (2022). Nativism.
https://unpop.ces.uc.pt/en/nativism/
Resano, M., & Moral, P. (2018). Mestizaje genético en
las poblaciones humanas actuales de Argentina. Revisión. Antropo, 39, 77 - 96.
Antonieta, M. (2024, June 6). Javier Milei: “Soy el topo que destruye el Estado desde adentro”.
Infobae. https://www.infobae.com/politica/2024/06/06/javier-milei-soy-el-topo-que-destruye-el-estado-desde-adentro/
Página 12. (2023, October 17). Javier Milei comparó la coparticipación con la violación a mujeres |
Una por una, las inquietantes declaraciones del libertario. pagina12. https://www.pagina12.com.ar/599014-javier-milei-comparo-la-coparticipacion-con-la-violacion-a-m
Milei, J. [@JMilei]. (2024, June 20). ¿Se dan cuenta? ESTÁN DESESPERADOS... Quieren evitar que siga
denunciando y que los argentinos conozcan la verdad de la TREMENDA ESTAFA que
fue la CUARENTENA y la VACUNA. Esto es la CASTA queriendo mantener sus
privilegios. Son los políticos ladrones y EMPRESARIOS PREBENDARIOS los que
defienden el modelo y no la gente de bien. Todo esto es muy importante. No voy
a parar hasta terminar con la DESTRUCCIÓN de nuestro país [Tweet]. X. https://x.com/JMilei/status/1917264767623868809
Milei, J. [@JMilei]. (2025, June 5). Esperemos que los senadores no apoyen esta demagogia populista pero de
cualquier forma nuestro compromiso es vetar cualquier cosa que atente contra el
DÉFICIT CERO. Fin. [Image attached] [Tweet]. X. https://x.com/JMilei/status/1930428620977131523
[1] Según Naciones Unidas
“discurso ofensivo dirigido contra un grupo o un individuo basándose en
características inherentes”.
[2] Cas Mudde (1967) es
un politólogo neerlandés, profesor en la Universidad de Georgia y la
Universidad de Oslo. Es reconocido por su extensa investigación sobre el
extremismo político, el populismo y la democracia, siendo autor de obras
influyentes como Populist Radical Right Parties in Europe y The Far
Right Today.
[3] Así lo describió el
presidente en una entrevista para el sitio de noticias estadounidense “The Free
Press”. El resumen de la entrevista se encuentra detallado en https://www.infobae.com/politica/2024/06/06/javier-milei-soy-el-topo-que-destruye-el-estado-desde-adentro/
[4] Dichos de Javier
Milei antes de ser presidente en una entrevista para TN. Véase en https://www.pagina12.com.ar/599014-javier-milei-comparo-la-coparticipacion-con-la-violacion-a-m
[5] Chovinismo de
bienestar: los beneficios del estado de bienestar deben restringirse a los
ciudadanos "nativos" o a aquellos considerados parte del grupo
nacional, excluyendo a inmigrantes o minorías étnicas
[6] Etnocracia: sistema
político donde un grupo étnico específico ejerce el control sobre el poder, ya
sea a través de mecanismos formales o informales.
[7] Ius Solis: que son
nacidos, en este caso, en el territorio argentino
[8] Esta ola se
diferencia de las anteriores para el autor ya que señala que ahora las derechas
forman parte del entramado democrático.
[9] Tweet de Javier Milei
del día 29 de abril de 2025. https://x.com/JMilei/status/1917264767623868809
[10] Tweet de Javier Milei
del día 4 de junio de 2025. https://x.com/JMilei/status/1930428620977131523
[11] Las citas a Tweets
fueron hechas con ayuda de la Inteligencia Artificial.
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