El Cardenal Cisneros y la política misional en la América Española
Por Aníbal Torres (*)
“...¡hay tantos hombres en vos!
El franciscano, el cardenal, el escritor, el hombre de Estado, el
capitán”
Henry de Montherlant, "El Cardenal de España" (1960)
Como
decía Ambrosio de Milán, “de las virtudes, la primera es el agradecimiento”,
así que quiero agradecerles a quienes me han precedido en el uso de la palabra:
al doctor Rodrigo López Molina, como autoridad de la Facultad, al profesor Eduardo
Sodero y al profesor Jorge Murillo, con quien hemos conversado sobre estos
temas de la articulación entre la Escuela de Salamanca y la figura del cardenal
Cisneros y a quien le debo estar aquí. También agradezco a la profesora Romina Cocomazzi
por la presentación.
Y
por supuesto, gracias a todos ustedes que están acompañando aquí, como a quienes
nos están siguiendo por Zoom, en esta tarde de viernes en Rosario para escuchar
esto que vamos a compartir.
Por
lo que decía el profesor Sodero y lo que decía también el profesor Murillo,
abordar esta temática, evidentemente amerita en sí misma un tratamiento interdisciplinario,
sobre todo en esta fase, esta etapa que voy a hablar, esta etapa inaugural, por
así decirlo, de la llegada de los españoles a lo que luego va ser el continente
con el nombre de América. Uno supondría que tiene que tener conocimientos de
cosmografía, de derecho, de filosofía del derecho, de relaciones
internacionales, de teología, etcétera. Bueno, yo no soy ninguna de esas cosas.
Soy apenas un doctor en ciencia política que tiene algunas inquietudes
interdisciplinarias y por eso agradezco, nuevamente, a ambos profesores la
generosidad de permitirme estar en este espacio.
Dicho
esto hago un comentario para decir desde dónde hablo o a partir desde qué
fuentes, o sea, qué fuentes utilizo en esta presentación que voy a hacer para
ustedes. Básicamente es la biografía que escribió Joseph Pérez, que fue un
historiador de origen francés, pero se dedicó a la historia española, que tiene
su libro: Cisneros, el Cardenal de España.
Ese
título es porque Cisneros era conocido así en su época, así se le decía: “el Cardenal
de España”. Su título cardenalicio era casi una especie de sinónimo. Hay un
consenso, por así decirlo, en la academia (con esto me refiero a historiadores,
antropólogos y demás), que esta biografía es muy completa. Uno autor dice: “Es
la más acabada”. Se trata de un texto del 2014 y esta edición que yo tengo es
del 2021, porque se ha seguido reeditando.
Pero
tomo también en cuenta algo que no aparece tan desarrollado acá en esta
biografía: me refiero a las conferencias que tuvieron lugar cuando se cumplió
el quinto centenario de la muerte del cardenal Cisneros en el 2017, en esa
institución que está en Madrid y desde su creación trata de tender un puente a
ambos lados del océano. Me refiero a la Casa de América.
Particularmente
voy a tomar dos intervenciones de dos historiadoras, dos doctoras en historia.
Una es María Saavedra y otra es Teresa Cañedo-Argüelles que
plantean justamente, por ejemplo, lo que decía el profesor Sodero, el tema de
la figura del protector de indios que le dan (más allá de hasta dónde eso fue
realmente así, si está documentado o no) Cisneros y Adriano de Utrech a
Bartolomé de las Casas, o por ejemplo, que también hubo una expansión
territorial a nivel peninsular en el plano de las ideas. De cómo eso irrumpe en
la antropología, incluso -como bien han planteado quienes me precedieron en el
uso de la palabra- el tema de hoy, podíamos hablar de todo el tema de la
filosofía del derecho y particularmente los derechos humanos o, como decía el Secretario
Académico, particularmente el derecho natural, el iusnaturalismo.
Dicho
esto, entonces, aclaro que hablo desde estas fuentes, por así decirlo. Después,
por supuesto, hay mucho material en YouTube, etcétera. Pero como si
alguien me pidiera una referencia principal, yo diría la biografía de Joseph
Pérez sobre el cardenal Cisneros y algunas o si no todas las conferencias que
se hicieron en 2017 en Casa de América.
Bueno,
comenzamos entonces. A modo de introducción, casi de manera inspiradora,
digamos, hay una frase que es de una obra de un dramaturgo, es una obra de
teatro que es de Henry de Montherlant, que se llama “El Cardenal de España”, un
autor francés que en 1960 plantea en esa obra una frase que define al cardenal
Cisneros y que dice así: “¡Hay tantos hombres en vos! El franciscano, el
cardenal, el escritor, el hombre de Estado, el capitán”.
Quien
estaba presenciando esta obra de teatro era ni más ni menos que el General De Gaulle,
presidente de Francia, y al lado tenía a su ministro de Asuntos Culturales,
André Malraux. Algunos dicen que el drama que se estaba representando era el
propio drama que estaba viviendo el General De Gaulle en su presidencia, que
luego va a ser sacudida por los movimientos estudiantiles y obreros en el mayo
68’, etcétera.
El
itinerario que propongo para esta exposición, para compartir con ustedes en
esta tarde tiene estos cinco aspectos: el abordaje, el contexto. Luego el punto
es la formación de Cisneros y su conversión. El tercer punto, porque no se
entendería porqué este hombre pudo hacer lo que hizo, sin tener en cuenta que
fue una figura relevante en tanto hombre de Estado. Luego, algo que Pérez le
dedica en realidad un capítulo de todo lo que hizo Cisneros, pero que es el
motivo de nuestra exposición y lo que han hablado aquí quienes ya intervinieron,
que es el tema de las Indias y lo que hizo Cisneros, o sea, si se puede hablar
o no de un proyecto, un plan de Cisneros para las Indias Occidentales, como se le
va a llamar en una época. Y por último, el legado. ¿Qué queda de esta figura
que precedió -como decía el profesor Murillo- cronológicamente a la Escuela de
Salamanca como tal, pero dejó preparado el camino para todo lo que fueron los
debates entre los juristas y los teólogos y con el Rey en el medio arbitrando
esta situación?
¿Desde
dónde hago el abordaje? Repito, sin tener el saber específico que ameritaría una
gesta tan compleja, controvertida, en algunos casos polémica, con su barro y
con su gloria también, como fue la expansión peninsular hacia América.
Siguiendo
en este caso también a Pérez, pero también a cualquier cientista social o quien
se dedica a las humanidades, la complejidad de los procesos humanos, sociales,
políticos, culturales, de por sí supone -para analizarlos seriamente-, al menos
hay que tomar tres ejes o tres aspectos: Uno son las condiciones estructurales,
es decir, lo que se podía hacer; es justamente lo estructural dado por las
condiciones históricas, por las condiciones políticas, económicas, religiosas,
etcétera. Junto con esto está la otra parte, que se llama la capacidad de
agencia, es decir, lo que los actores podemos hacer desde nuestra capacidad,
nuestra potencialidad, nuestro conocimiento. Es decir, esta interacción típica
de los procesos sociales, políticos, culturales, etcétera, es entre estructura
y agencia. Y se agrega un aspecto que ya lo refería Pascal cuando hablaba de
las casualidades en la historia, la famosa frase que refiere a “la nariz de
Cleopatra”. ¿A qué refiere esta frase? Se dice que Pascal en algún momento dijo:
“Otra hubiese sido la historia sobre la faz de la tierra si la nariz de
Cleopatra hubiese sido más pequeña”.
¿Qué
quería decir eso? Resulta que se asociaba que alguien que tenía dotes para el
gobierno tenía una nariz prominente. Recuerden que Cleopatra tenía un poder
seductor al cual cayeron rendidos Julio César, Marco Antonio, etcétera, y Roma
entra en una crisis que luego, entre otras cosas, llevaron a pasar de la
República al Imperio. ¡Pero no le echemos la culpa a Cleopatra!
A
lo que se refería en el fondo Pascal es este tema de los factores casuales, las
casualidades que más allá de esta interacción entre estructura y agencia a
veces ocurre, ¿no? Como vamos a ver de por qué, en qué condiciones murió el cardenal
Cisneros.
Entonces,
el abordaje lo hago desde ahí, teniendo en cuenta cuestiones estructurales,
cuestiones también que tienen que ver con la capacidad propia de un actor, en
este caso el cardenal Cisneros, y algunos elementos que fueron casuales en ese
contexto. A nivel estructural, ¿cuáles fueron los acontecimientos que no
podríamos dejar de tener en cuenta para llegar a hablar de toda esta historia?
No
se puede entender la expansión ultramarina peninsular (porque no solamente lo va
a hacer España, sino también Portugal), sin entender de que se había producido
la caída de Constantinopla a mano de los turcos otomanos en 1453, lo que supuso
la interrupción de la vía comercial hacia hacia Oriente, sobre todo por Pekín,
o sea, la China, que era conocida en aquel momento como Catay en los viajes. Se
interrumpió la ruta comercial abierta por en el siglo XIII por Marco Polo.
Legendario o no, eso había quedado abierto. Pero ese impedimento militar- comercial
obturó esa vía hacia el este, y obligó entonces a estas monarquías que se
estaban constituyendo con mayor o menor grado de consolidación a expandirse y a
sobreponerse a una serie de guerras o de conflictos, cómo va a ser
concretamente la disputa por la sucesión de la Corona de Castilla (que fue entre
1475 y 1478) y va a quedar sellada cuando Portugal cede las pretensiones para
quedarse o intervenir en la sucesión de la Corona castellana. Es eso lo que se
firma o queda sellado en lo que llama el tratado de de Alcáçovas-Toledo o la Paz de de Alcáçovas-Toledo que sella, por un lado, la
división en todo caso de los intereses de Castilla y de Portugal. Y por lo
tanto sale triunfante en este caso Isabel, a la que luego vamos a conocer como
la reina Isabel la Católica.
Así
va a empezar a constituirse lo que se va a llamar la monarquía hispánica, que
va a tener rasgos particulares, es tanto una especie de proto-estado moderno, porque
no va a llegar a ser una monarquía absolutista, pero sí -más allá de la carga
peyorativa que tiene entre nosotros la palabra, hay que tomarla en su
denominación casi etimológica- una monarquía autoritaria. Autoritaria en el
sentido de autoridad, de centralizar la autoridad. ¿Por sobre quién? Por sobre
los intereses nobiliarios, de las presiones, de la disputa territorial. Frente
a eso, luego Isabel junto con Fernando de Aragón con esa unión matrimonial van
a sellar prácticamente el nacimiento de la monarquía hispánica.
Por
otro lado, el Tratado también suponía una división horizontal sobre el globo
terráqueo en cuanto a la expansión ultramarina: hasta dónde podía ir Portugal y
hacia dónde podía ir España. Repito, acá hace falta conocimientos de
cosmografía, por los viajes, por la exploración del cabo de Buena Esperanza, etcétera
(no voy a entrar en eso, porque daría para para un seminario en sí mismo).
Otro
hecho significativo: ¿quién andaba dando vueltas en ese entonces? Ese Genovés
que luego va a tener tanta fama: Cristóbal Colón, que va a estar dando vueltas
entre Portugal y España. Una vez que se sella la paz o se firma la paz de de Alcáçovas-Toledo, Colón había intentado presentar
su proyecto de expansión, de llegar a las Indias expandiéndose hacia el oeste, pero
no fue escuchado en Portugal y sí va a ser, pese a unas sospecha iniciales,
recibido particularmente por Isabel y al punto de firmar en 1492 lo que se
conoce como las Capitulaciones de Santa Fe: un acuerdo personal a nivel de los reyes,
de Fernando y de Isabel, con Colón, sobre los títulos, incluso de cómo se iban
a repartir lo que se encontrara en las supuestas Indias a las cuales iba a
llegar Colón sin saber que en el medio se iba a encontrar con un continente…
Porque algunos dicen que Colón murió sin saber que había encontrado en realidad
un continente. Vamos a ver que después se embarca en el Puerto de Palos, si no
recuerdo mal, en agosto de ese año, y el 12 de octubre, como sabemos, toca lo
que son las Antillas.
En
cuanto al “mundo” de Colón, de Cisneros, de Las Casas, hay que señalar que en
ese momento va a ser lo que se va a conocer de América, que va a haber que
esperar unos años para que reciba tal nombre. Lo que estos personajes van a
conocer son solamente cuatro islas: la isla de Cuba, la isla de La Española (actualmente
República Dominicana de un lado y Haití del otro), la isla de Jamaica y la isla
de Puerto Rico.
Básicamente
eso era lo que se conocía cuando hablamos de el plan (de si es que hubo un plan
Las Casas-Cisneros para las Indias), estamos hablando de ese universo: cuatro
islas, repito, Cuba, Jamaica, la Española y Puerto Rico. Si bien Colón va a ir
acercándose cada vez más a tierra firme, al continente. En los cuatro viajes
que hizo el Almirante, como no encontró ni oro ni plata, ¿qué se llevó para
Europa? Se llevó indios, se llevó miembros de los pueblos originarios que
encontró. Piensen que esto sí acá fue más que un encontronazo porque hay una
tribu que estaba extendida en todas estas islas que eran los taínos, pero
fueron realmente exterminados, no solamente por la acción de los españoles en
sí, sino también por las epidemias, por el cambio incluso alimenticio,
etcétera.
Esta
es entonces la cuestión de contexto: estos grandes movimientos, este despliegue
territorial marítimo y también va a ser un despliegue de ideas, que lo vamos a
ver en otra sección.
Ahora
un voy a presentar a este personaje. No hay mucha seguridad (el propio Joseph
Pérez lo pone entre paréntesis), pero aparentemente Cisneros habría nacido en
1436 en Torrelaguna, una localidad castellana. Nace con el nombre de Gonzalo
Jiménez de Cisneros.
De
joven estudia teología y leyes, sobre todo derecho canónico, obtuvo un
bachillerato, podríamos decir, en leyes y en teología. No está comprobado qué
hizo, cuándo fue, pero sí se sabe que estuvo en Roma, que tuvo mucha llegada a
la Curia Romana y que se volvió a España con una bula del Papa de ese momento,
que le dio un beneficio eclesiástico que indicaba que si se producía una
vacante en algún puesto eclesiástico de importancia, Cisneros tenía derecho a
cubrirlo. Este personaje, digamos, que tenía una instrucción no universitaria,
pero sí al menos elemental en teología y leyes, vuelve con esta “certificación”,
este beneficio. Y se embarca en un carrerismo clerical, diríamos.
El
profesor Murillo citaba al Papa Francisco. Bueno, “carrerismo” es una palabra
que hoy nos suena con otro sonido. Digo, a partir de que el Papa Francisco ha
denunciado esto al interior de la propia Iglesia (el carrerismo clerical,
etcétera). Cisneros fue como muchos otros en ese sentido, algo muy propio de
esa Iglesia entre el tardo feudalismo y la entrada o en las puertas del mundo
renacentista y luego va a ser la modernidad.
O
sea, Cisneros en eso no escapaba, aun siendo un clérigo, digamos, del montón,
en el sentido de que era ambicioso, quería progresar, etcétera. Ahora bien, quedó
envuelto en conflictos: terminó por pretender quedarse con un cargo
eclesiástico, pero un Arzobispo que era más poderoso lo metió preso durante un
tiempo. Cuando salió de prisión, pasó un tiempo y este hombre tuvo una
conversión: en 1484 entró a un convento franciscano de la estricta observancia.
Se cambió el nombre de Gonzalo por el de Francisco, por San Francisco de Asís.
Hay
un cambio interior en este personaje, un quiebre con esa historia de
carrerismo, de ambición, etcétera. Y es en ese contexto donde va a empezar su
ascenso meteórico como figura pública, como hombre de Estado.
Hombre de Estado
Cisneros
pasa ocho años en esa vida monacal de pobreza, obediencia y castidad. Cuando
luego la historiografía lo compare con el cardenal Richelieu, esta vida
interior profunda y genuina que tuvo Cisneros va a ser una superioridad, al
menos moral, ética, respecto al cardenal Richelieu, el Ministro de Luis XIII de
Francia. En esto hay consenso.
En
1492, la reina Isabel lo nombra su confesor, que al mismo tiempo era un
consejero político. Una especie de “padrino” que tuvo Cisneros, que había
salido del bando vencedor de la guerra de sucesión de Castilla, era el cardenal
Pedro González de Mendoza, que a la sazón era arzobispo de Toledo, la diócesis
primada de España. Fue él quien lo recomendó a la Reina (“hay un fraile ahí que
lleva ocho años de vida penitencial…”) y ella aplica un principio del derecho
canónico que dice que los cargos son para aquellos que no los buscan, para
aquellos que no tiene ambición; ahí está la persona indicada para ocupar un
cargo.
Se
dice que la Reina lo hace llamar a Cisneros y le comunica que lo va a sacar del
convento porque necesita que sea su confesor. Cisneros no quiere saber nada,
por lo que implicaba. Ser confesor del Rey implicaba acompañar a la Corte allí
donde la corte se desplazara, y vivir una vida de Corte.
Lo
único que Cisneros va a llegar a pactar es llevar (luego cuando más adelante ya
el rey Fernando consiga el nombramiento de Cardenal) cierta parte del atuendo
de un Cardenal, pero seguir vistiendo el sayal franciscano. Además, elige no
vivir con la Corte, sino seguir viviendo de modo itinerante por los conventos
franciscanos.
Iba
con un ayudante y montado en un burrito. Así empieza también la reforma, porque
va a ser nombrado Provincial de los franciscanos en España, lo cual le
permitirá la reforma desde arriba de la Iglesia en España. Decía Cisneros que en los conventos de aquella época encontraba
más bodegas que bibliotecas. O sea, algo que había que reformar, por la la
decadencia moral incluso de los hombres y las mujeres de Iglesia.
Tres
años después, en 1495, nuevamente la Reina (que era su gran protectora y
mentora, no así Fernando de Aragón, quien siempre lo vio como enemigo íntimo
pero le tuvo respeto porque admiraba su condiciones de estadista), al quedar
vacante la diócesis primada de España, la diócesis toledana, diócesis al mismo
tiempo cardenalicia, ocurre el famoso encuentro, la famosa anécdota: llega la
bula donde el Papa lo nombra a Cisneros como arzobispo de Toledo y por lo tanto
primado de España. Isabel le dice: “llegan cartas de Roma y son para vos”. Y
Cisneros se va, se escapa. La Reina tiene que mandar a buscarlo porque él no
quería saber nada con el nombramiento.
Pensemos
que Cisneros venía de una familia relativamente modesta, diríamos una clase
media alicaída y en esa diócesis toledana, repito, primada de España (con unos
derechos territoriales y económicos sustantivos, cuantiosos), Cisneros iba a
ser el primer prelado de origen plebeyo que iba a ocupar la diócesis toledana. De
hecho, a Cisneros le va a llevar dos años entrar en Toledo porque la nobleza
toledana no quería saber nada con este lumpen, por así decirlo, que había tenido
un crecimiento meteórico.
Como
ya lo adelanté, en tanto Provincial de la orden franciscana, impulsó una
reforma desde arriba. Pero no solamente sobre los franciscanos, sino también sobre
otras órdenes religiosas y al punto de que en la Catedral de Toledo restaura (y
en toda su jurisdicción, que era enorme) el rito mozárabe, el rito hispano, es
decir, previo a la ocupación musulmana, con los cantos, que casi se habían
perdido los libros litúrgicos, etcétera.
En
su crecimiento como hombre público en cuanto a los aspectos religiosos, también
tenían un costado político. Ahora bien, Isabel fallece en 1504. Ahí se desató
una guerra de sucesión porque a los Reyes Católicos le sale mal el plan de
sucesión de ellos mismos.
O
sea, se muere el infante don Juan, que va iba a ser el heredero de la Corona; se
muere Juana, la famosa Juana “la loca”, que aparentemente estaba incapaz para
ejercer el gobierno; a Catalina de Aragón la van a casar con el quien luego va
a ser Enrique VIII de Inglaterra, etcétera.
Se
desata entonces una guerra de sucesión, con el esposo de Juana “la loca”, que
era Felipe el Hermoso, quien disputa el poder por el gobierno de Castilla.
Pero, a través de dos cláusulas interesante, entre otras, que la Reina antes de
morir escribe en su testamento o hace escribir en su testamento, Isabel
introduce la distinción de ahí tan conocida del “reinar pero no gobernar”.
Dice:
“Mi hija Juana es la legítima hereda, puede reinar, pero si no puede gobernar,
que gobierne la Regencia”, y con eso Fernando el Católico le dice a Cisneros: “Es
tu momento, hacete cargo de Castilla mientras yo me encargo de la expansión de
la corona aragonesa-castellana en territorios como Nápoles”, por ejemplo.
Por
eso es que Cisneros va a ser el hombre que en dos oportunidades de su vida va a
estar salvando la estabilidad de la monarquía hispánica que se estaba
constituyendo y se trataba de consolidar, merced a las presiones nobiliarias, a
las pugnas entre bandos. Porque era, recuerden esto, un proto-estado moderno el
que se quería constituir. Por eso se habla de una monarquía autoritaria, en el
sentido de una autoridad real que se está queriendo erigir por sobre los
intereses particulares. Cisneros en este sentido tenía una clara concepción de
lo que era el servicio al bien público, el servicio antes al pueblo que al Rey
o antes al Reino que al Rey. Más allá de que se está dando una un deslizamiento
hacia lo que luego van a ser las monarquías absolutas, porque hacia final de la
Edad Media hay un deslizamiento en el término de alteza al de majestad.
Lo cual muestra este empoderamiento, diríamos con una terminología más
contemporánea, de estos soberanos que pasan de ser meras altezas a ser majestades.
Así,
en dos ocasiones, 1506 -dos años después de la muerte de Isabel la Católica- y
también cuando muera Fernando en 1516, Cisneros va a tener que sacar las "papas
calientes" en la sucesión dinástica, por decirlo de alguna manera.
En
medio de eso, en 1507 con el rey Fernando todavía con vida, logra que el Papa
Julio II lo nombre cardenal a Cisneros y el cargo de Inquisidor General de
Castilla. Pero fue un inquisidor que pese a lo que supone la carga que tiene ese
nombre, una carga valorativa despectiva, en nuestro lenguaje, Cisneros se va a
destacar por una tolerancia y una apertura bastante fuera de lo común. Por
ejemplo, esto se verá en la cercanía a los místicos, a lo que se va a llamar
los movimientos milenaristas o lo que luego con Tomás Moro -que va a ser
contemporáneo y recién un año antes de la muerte de Cisneros va a publicar Utopía
(1516)- se hablará de un pensamiento utópico, podríamos decir en algunos
aspectos.
Por
eso su Inquisición fue bastante “light”, digamos, bastante liviana. Más allá de
toda la controversia que hay con la actuación con los moros en Granada o con
los judíos conversos, en 1509 tiene una actuación destacada, pagada por el
propio Cisneros con las rentas del Arzobispado de Toledo y se embarca -a pedido
del Rey-, en la conquista de Orán, lo que hoy sería el actual Túnez, en el
norte de África y podríamos decir que la conquista española de África se salva
gracias a las Indias.
Cuando
se empieza a conocer que en realidad lo que Colón descubrió no eran cuatro
islas, sino que había todo un continente, África “se salva” de que España siga
entrando en el territorio porque en realidad el objetivo no era África, sino
llegar con una nueva cruzada a los Santos Lugares. Está el famoso cuadro, creo
que está en el Senado de España, donde Cisneros, a quien se le atribuye la
frase de que él sentía mayor atracción por el olor a la pólvora que al
incienso, porque le gustaba el mundo militar. Me refiero al cuadro que muestra
que se está liberando a cristianos que habían sido reducidos casi a la
esclavitud o estaban privados la libertad por los musulmanes en el norte de
África. Por eso, cuando conquistan Orán y entre otras cosas libran una guerra,
un conflicto, pero liberan cristianos que habían sido esclavizados.
Cuando
Carlos está llegando a la península desde Flandes, entra -si no recuerdo mal-
por Asturias. El cardenal Cisneros sabe que se está muriendo y quiere
encontrarse con el joven rey, con Carlos I, que luego será Carlos V, y muere en
el camino. Todo el mundo dice, hay un consenso también en esto, de que la Corte
flamenca hizo todo lo posible para que ese encuentro nunca se produjese.
También por eso se alude a “la nariz de Cleopatra”, a la casualidad, porque el debate es: ¿qué hubiese pasado si este hombre de Estado, que para ese momento ya tenía 81 años, se encontraba con Carlos, con toda su experiencia y lo que había logrado imponer con su mano fuerte sobre los intereses en pugna? ¿Qué hubiese pasado si Cisneros se encontraba con el futuro monarca y emperador? ¿Qué le hubiese podido transmitir? Hay versiones de que lo envenenaron, hay versiones de que Carlos le manda una carta destituyéndolo y que Cisneros, del disgusto, se murió... Joseph Pérez dice: “Lo más probable es que se murió de viejo”.
Hay
un cortejo fúnebre en ese noviembre de 1517 que lo lleva a lo que va a ser casi
una de las obras maestras del cardenal Cisneros, que es la Universidad de
Alcalá de Henares. Después vamos a hablar sobre el final de esto.
Se
le prepara un sepulcro (donde no están los restos mortales de Cisneros, porque
en realidad están en la Catedral de Alcalá) y se le esculpe esta frase que
resume un poco todo esto que yo estuve diciendo hasta acá, los cargos que tuvo,
etcétera. Dice así: “Yazco ahora en este exiguo sarcófago. Uní la púrpura al
sayal, el casco al sombrero. Fraile, caudillo, ministro, cardenal. Junté, sin
merecerlo la corona a la cogulla cuando España me obedeció como un Rey”. Esto lo
esculpió Juan de Vergara en ese sepulcro en la Universidad, en la capilla de la
Universidad de Alcalá de Henares que Cisneros fundó.
Las Indias
Al
fin y al cabo, no se entendería lo que Cisneros pudo hacer por las Indias (le
salió mal o no, vamos a verlo) si yo no les contaba todo esto: el descubrimiento
de América, los repartos entre Portugal y España, esta persona que cada vez
está más encumbrada en el poder del Estado.
Entonces,
¿qué hizo Cisneros por las Indias? ¿Cómo intervino? Pues repito, esto es un
proceso, como ya lo saben, como lo dijeron el profesor Murillo y el profesor
Sodero, sumamente complejo, polémico, controvertido, que amerita, digamos, un
abordaje interdisciplinario. Yo voy a hacer un humilde intento de decir algunas
cosas.
Recuerden
entonces que en 1492 llega a Colón y sus cuatro viajes son a estas cuatro islas,
pero toca Venezuela, toca lo que sería parte de Centroamérica. Vasco Núñez de
Balboa en 1513 atraviesa el istmo de Panamá y con el pendón de Castilla y la
armadura toma posesión del “Mar del Sur” (o sea, el océano Pacífico) en nombre
del rey Fernando, de la Corona castellana.
Esa
mentalidad renacentista todavía está presente en este ideario y en este
contexto. Lo cierto es que tempranamente, como ya dije antes, con estos indios taínos
que prácticamente son exterminados al poco tiempo de la llegada de los
españoles, empieza este tema de los españoles que reducen prácticamente a la
esclavitud o semi-esclavitud o si quieren decirlo más elegantemente, “trabajo
forzado”, a los indios que no están acostumbrados, que no tienen la disciplina
del trabajo. Va a ser una cuestión cuando la reina Isabel la Católica todavía
en vida le llegue este rumor de que los indios no trabajan y ella dice: “Pero en
mi reino todos trabajan. Hay que ganarse la vida”. Bueno, pero entonces, ¿cómo
los hacemos trabajar? Algunos dicen de que esa cláusula que Isabel va a poner
en el testamento diciendo que cuiden, que protejan a los indios, es una especie
de carga de conciencia porque entre esas idas y venidas, una cosa es lo que
decía la Corona Española y otra cosa era cómo se interpretaban en el territorio.
Ese desfasaje generaba que se perdieran vidas humanas en encontronazos,
conflictos.
Lo
cierto es que hay una presencia temprana de franciscanos que Cisneros envía ya
cuando estaba encargado también de la consolidación del cristianismo en Granada
(digamos que ahí fue también cuestionado por el tema del trato a los moros y
demás o a los judíos expulsos o judíos conversos).
En ese contexto, Cisneros envió en 1499 un grupo de franciscanos. En 1504 se creó la Casa de Contratación, que va a regular todo el tráfico marítimo a ambos lados del del Atlántico. En 1509 llega a una comunidad de dominicos. Planteo este tema o lo digo a propósito: la crítica va a ser a los franciscanos, porque llegaron antes que todos. Recordemos que Cisneros manda franciscanos porque eran de su orden, incluso viaja su secretario, de apellido Ruiz, que es uno del grupo original. En América los franciscanos aparentemente no hicieron nada en esos años, o más bien hicieron “la vista gorda” y rápidamente se pusieron del lado de los colonos. De hecho tuvieron población autóctona, indios, trabajando para ellos. Pero luego llegan los dominicos, dirigidos por el cabecilla o el representante de esta comunidad, Fray Pedro de Córdoba. Como ya dije, es un viaje o una expansión territorial pero también es una expansión de ideas. Porque estos dominicos compartían, por ejemplo, las ideas de reforma prácticamente total o radical, como había hecho el dominico Savonarola en la Florencia de los Medici, por la supuesta corrupción estructural que había allí. Con la hoguera de vanidades, Savonarola intentó instalar una República Teocrática en Florencia.
Cisneros
también era partidario de eso. Estos dominicos eran partidarios de esa
perspectiva. Con esa mentalidad llegan y, repito, frente a los doce años que
estuvieron los franciscanos y no dijeron nada, esta comunidad dominica a los
dos años de estar allí se dan cuenta que algo no está funcionando bien, de que
una cosa pueden haber sido los deseos de la Reina antes de morir, que una cosa
pueden haber sido las primeras denuncias y la destitución de Cristóbal Colón (que
va a volver preso después de los cuatro viajes y se va a dar todo lo que se
llama “los pleitos colombinos”, en cuanto a si la Corona incumplió o no
incumplió con lo que había pactado en las Capitulaciones de Santa Fe) y otra la
realidad en el territorio.
Lo
cierto es que en el Adviento de 1511, en la isla La Española, en la catedral de
la isla, el 21 de diciembre sube un humilde fraile al púlpito en presencia de
los encomenderos de la isla, entre ellos el propio Diego Colón, hijo de
Cristóbal Colón, que después de Nicolás de Ovando había sido nombrado a cargo
de la isla. El fraile Antonio de Montesinos pronuncia su famoso sermón donde
denuncia los abusos cometidos por los colonos. Y acá les pongo el párrafo más
famoso, donde los acusa por lo que están haciendo y -en una mentalidad como
aquella- les está diciendo, “Ustedes si no revierten lo que están haciendo, se
van al infierno”. Le dice eso. O sea, les habla de cómo tratan a los a los
indios. Dice: “¿Estos no son hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y
cumplir los preceptos de caridad y de la justicia? ¿Estos no tenían sus tierras
propias y sus señores y señoríos? ¿Estos hannos ofendido en algo? ¿La ley de
Cristo, no somos obligados a predicársela y trabajar con toda diligencia de
convertirlos?... Todos -le dice a Diego Colón, al propio Las Casas
que también estaba ahí y a otros encomenderos- estáis en pecado
mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas
inocentes gentes”.
Pero
lejos de achicarse, digamos, Fray Pedro de Córdoba ratifica la postura de
Montesinos y el próximo sermón del domingo siguiente Montesinos redobla la
denuncia. ¿Y cómo termina esto? Los encomenderos designan a un franciscano que
los vaya a representar en la Corte y viaja Montesinos presentando esta
situación advertida por los dominicos. Y acá va a estar la actuación de
Cisneros, con ese poder que yo mencionaba antes que tenía en la Corte. Montesinos decía “esto no se queda acá, esto
va a España”. Y Cisneros decía: “esto no queda acá, esto va a la Corte”. O sea,
lo que encuentra esta gente es que Cisneros los escucha y los lleva a la Corte,
que son escuchados por los monarcas.
Esto
es lo que va a ser algo muy peculiar en esta España que se expande hacia estos
territorios. Por eso, producto de esta controversia entre encomenderos (con los
franciscanos de su parte) y los dominicos, va a ser la Junta de Burgos que,
aparentemente (porque entonces era joven) Francisco de Vitoria tuvo en cuenta
estos debates, donde se reglamenta por primera vez el trabajo de los nativos. Algunos
dicen que igual faltó mucho, que esto quedó muy grande, que igual era una
especie de legalizar el trabajo esclavo, por así decirlo. Pero fue un intento
de regulación de esta situación.
Lo
cierto es que entre 1512 con la Junta de Burgos y 1550-1551 con la Junta de
Valladolid, España -como decían de estas conferencias en la Casa de América-
fue el único imperio que al menos se tomó casi cuarenta años para debatir esta
condición del otro, quién es el otro, si el otro es un igual o no. Y de hecho
va a terminar en la Escuela de Salamanca, como bien decían los profesores:
estos teólogos que van a estar enfrentados a los juristas de la Corte y el Rey
en el medio, entendiendo el español o no entendiéndolo como decían algunos
sobre que Carlos V no sabía o no entendía el idioma, pero el Rey estaba ahí
garantizando por lo menos el debate.
¿Y
qué van a decir los españoles? ¿Qué van a decir los teólogos? Sobre todo con
esto vamos a ver un poquito la figura de Las Casas, lo que deja Las Casas, lo
que dejan los teólogos de Salamanca: Ellos dicen “lo que encontramos son iguales
a nosotros”. Se va a desterrar de la antropología, dice la profesora Cañedo-Argüelles,
el concepto de inferioridad.
Nunca
más, a partir de la de estas controversias de Burgos y de Valladolid, en la
antropología se va a aceptar la condición o el concepto de que el otro es
inferior. ¿Cuál va a ser la salida “diplomática”, por así decirlo? El otro es
un menor. Se va a buscar en el derecho positivo la figura que había en el
derecho civil, por así decirlo, para tratar a ese otro. Bueno, se va a decir: “son
iguales. Ahora, circunstancialmente son menores culturalmente. ¿Por qué? Porque
no conocen la fe cristiana. Pero ya va a ver usted cuando conozcan la fe en
Cristo”. O sea, son iguales, pero tienen una minoría cultural circunstancial. Pero
ontológicamente, esencialmente, son iguales a nosotros, Repito: ¡no inferiores!
Se destierra del lenguaje, al menos antropológico, la noción de inferioridad.
Y
en este caso sí va a descollar sin duda Bartolomé de Las Casas, que piensen que
tenía casi 30 años cuando era uno de esos encomenderos que escuchó el sermón de
fray Antonio de Montesinos, y se convierte, libera a los indios que tenía en
encomienda, luego va a ingresar la orden dominica y que cuando vea todos estos
abusos va a ir con el cardenal Cisneros.
Él
le dice (y esto es muy propio de la burocracia castellana, que nosotros en
parte heredamos): “póngalo por escrito”. No dice, “No, usted se va de acá”, o
no lo escuchan, sino: “póngalo por escrito”. Y el informe va en castellano para
el cardenal Cisneros y va en latín para Adriano de Utrech, que era, por así
decirlo, el tutor del joven Carlos I, luego Carlos V, que no sabía español.
¿Qué
hace Bartolomé de Las Casas? Escribe el Memorial de los agravios, de los
remedios. y de las denuncias. Dice: “Esto está pasando, estos son los
remedios. Cardenales -porque Adriano luego también lo va a hacer- háganse cargo”.
Por
eso, y esto solamente lo sabemos porque lo dice Las Casas (no hay otro
documento que lo afirme), estos dos personajes lo nombraron en 1516 con el
título de Protector o Procurador Universal y General de los Indios. ¿Por qué?
Recuerden esa figura de que había que protegerlos, porque supuestamente eran
menores circunstancialmente, no ontológicamente, no esencialmente. Eran
iguales, pero circunstancialmente -al no conocer la fe, al no conocer la fe
revelada- estaban en una minoridad cultural circunstancial. Las Casas es
apoyado, consigue este nombramiento que solamente hay registro de lo dicho por
él. Es curioso, porque no hay otro documento hasta el día de hoy -dice la
profesora María Saavedra- que avale esa designación. No hubo otro en la
historia de España, o sea, no hubo alguien que haya tenido el título o el cargo
de Protector Universal y General de los indios. Sí hubo protectores
particulares en las diócesis, en las audiencias, a partir de 1522 hay registro
documental de eso, pero no hay registro, excepto que lo diga el propio Las Casas,
que a él Adriano de Utrech y el cardenal Cisneros le habían dado ese nombramiento.
Lo cierto es que tiene mucha fuerza. ¿Por qué? Porque se encuentra Cisneros con
Las Casas y surge el tema de los jerónimos. Así, los franciscanos, digamos, hacían
“la vista gorda”. Los dominicos abiertamente estaban en contra del sistema que
estaban erigiendo los colonos, un sistema injusto, opresivo, en estas primeras
islas que se descubren. ¿Qué hace Cisneros? Algunos dicen que acá la pifia, que
acá comete un error: envía a una tercera parte imparcial. Dice: “Bueno, ni dominicos
ni franciscanos, estos ya están empantanados en esta disputa. Voy a hablar con
los jerónimos, que son imparciales”. Y manda a tres jerónimos, a tres padres de
la orden de los jerónimos, a La Española.
¿Qué
pasa? Atrás embarca Las Casas porque quería llegar junto con los jerónimos y
advertirles todo lo que estaba pasando, porque no pudieron hablar en España. Dio
-nuevamente “la nariz de Cleopatra…”- la mala casualidad que el barco de Las Casas
se retrasa, y llegan primero los tres jerónimos y ¿qué hacen los encomenderos?
Se los ganan para ellos.
Les
dicen: “No, ese hombre delirante, es un loco, todo lo que dice no es así, nos
difama, etcétera”. Más allá que algunos dicen -comenta la profesora María
Saavedra- que respecto a Las Casas hoy la literatura, la historiografía, tiene
una posición intermedia: Se admite que tenía evidentemente un carácter
volcánico impetuoso, que muchas veces hablaba de cosas “de oídas” (por ejemplo,
nunca estuvo en Perú, nunca estuvo en Argentina y contaba cosas “porque si hicieron
esto acá, también lo tienen que haberlo hecho allá”, y no necesariamente fue
así). Pero más allá de eso, sin duda, es de admirar “la polenta”, podemos
decir, en la capacidad profética en el doble sentido: de denuncia y de anuncio.
Sin duda que la tenía, en su postura en defensa de los indios, más allá que,
como dicen algunos, para proteger a los nativos americanos estuvo de acuerdo en
traer esclavos africanos. Es verdad, pero luego tempranamente se retractó de
eso y se dio cuenta de que también era un error suplantar unos con otros.
Entonces
toma medidas urgentes que, lamentablemente, cuando parta Cisneros y ya quede la
Casa de los Austrias a cargo de estos reinos, estos funcionarios destituidos van a buscar refugio
en la Corte de Flandes y con el nuevo Rey van a volver a sus cargos. Pero lo
cierto es que al menos Cisneros y Las Casas lo intentaron y Las Casas como
saben, siguió intentando, hasta participar incluso en la controversia de Valladolid.
Legado
Mientras
hacía todo esto y mientras la reina Isabel estaba muriendo y él no llega junto
a ella (pensando que era su confesor, algunos dicen, “¿por qué no estaba
Cisneros a su lado?”), Cisneros estaba empezando su proyecto cultural que llega
hasta nuestros días. Se trata de la iniciativa más cara al Cardenal, que era la
fundación de una universidad humanista, como había pocas experiencias o casi
nula experiencia en Europa en ese momento. Por supuesto, estaban las grandes
universidades, como bien dijo el profesor Murillo (Salamanca, París, Oxford,
etcétera). Los dominicos en París, los franciscanos en Oxford, etcétera. Cisneros
funda hacia 1501 la Universidad de Alcalá de Henares, donde -como decía antes-
está el sarcófago que se preparó para él, pero sus restos no están ahí.
Es
tan interesante la iniciativa que contemplaba una propuesta pedagógica novedosa,
porque frente a las corrientes que eran hegemónicas o predominantes en las
universidades que mencioné, Cisneros deja que haya expresión para todas. Por
ejemplo: admite la corriente tomista y las dos corrientes de los franciscanos,
el scotismo de Duns Escoto y el nominalismo de Guillermo de Occam. Es decir,
deja que los estudiantes que se identificaran más con el sistema tomista tengan
sus cursos y lo propio a los que eran scotistas o los que eran del nominalismo
de Occan.
Ahora bien, mientras aún no está fundada la Universidad de Alcalá, pero ya están los documentos para erigirla, su gran obra intelectual y personal incluso, va a ser la Biblia Políglota Complutense. Es políglota porque tiene la traducción al hebreo, en el medio la Vulgata -la versión latina de las Sagradas Escrituras- y luego el texto en griego y algunas partes están en arameo. Son seis volúmenes. Se dice que para esta empresa cultural, lo cual muestra la apertura del Cardenal, convocó a estudiosos hebraístas, al propio Erasmo de Rotterdam (invitado no solamente a participar del proyecto de la Biblia Complutense, sino también a dar cátedra en la Universidad de Alcalá de Henares, pero no fue a España). Cuando a Cisneros le alcanzaron el último tomo, antes de morir, dicen que lo tomó con mucha emoción, que fue como quien ve nacer a un hijo, digamos.
Así,
el bien común está por encima de todo, sobre todo los intereses facciosos, por
eso es que Cisneros va a ser comparado con el cardenal Richelieu: donde
Richelieu fue exitoso, o sea, en la consolidación de una monarquía absoluta
como la de Francia, de Luis XIII y Luis XIV, Cisneros fracasó, su hora llegó
tarde, de hecho no llega a encontrarse con el futuro Rey, el próximo Emperador.
Pero
a nivel ético y por lo que dije hay un proceso de canonización en marcha (que
luego fue por un franciscano del otro bando, el bando de los conventuales que
se lo frenó), lo cierto es que tenía una estatura moral que Richelieu
aparentemente no la tenía. A lo que voy con esto es que se los compara y en
esto Joseph Pérez es muy claro, dice: “En España siempre se entendió que el
genio político de la monarquía hispánica era Fernando, pero no se olviden que
atrás de Fernando de Isabel estaba el genio político de Cisneros”. Por eso no
es casual que yo comencé diciendo que en los años 60’ del siglo pasado, hay una
obra de teatro que hasta el Presidente de Francia en ese momento fue a
presenciarla porque los franceses veían y los historiadores franceses como
Pérez son los primeros en decir: “cuidado, Cisneros fue superior a Richelieu,
fue un hombre de Estado, pero además tuvo una actitud digamos ética, moral,
digamos de fuste”. Y lo que queda no fue en vano. Todo eso que hicieron junto
con Las Casas y con Montesinos, porque va a quedar en la monarquía de Carlos V,
con la sanción de las Leyes Nuevas en 1542, leyes nuevas para las Indias y lo
que ya dijimos al comienzo, lo que va a hacer la Junta de Valladolid con el
debate entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda. Reitero: los juristas por un lado,
los teólogos por el otro, y el Rey en el medio. Entendiendo o no el español,
Carlos V estaba arbitrando ese debate y, como dije antes, esa noción de otredad,
igualdad, no inferioridad, aunque con minoridad cultural pero circunstancial.
Repito, la propuesta decía, “Va a ver usted cuando estos naturales conozcan la
fe en Cristo y va a ver cómo son iguales a nosotros”.
Termino
con una poesía de Borges (publicada en El otro, el mismo, 1964) que es más larga, aunque esto igual parezca largo, que
es una especie de oda España, muy al estilo borgeano:
“…España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y
santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas
generaciones,
incesante y fatal.
Jorge Luis Borges
¡Muchas
gracias!
MOMENTO DE DIÁLOGO CON EL PÚBLICO
Pregunta
1:
¿Hay algún registro del impacto que puede haberle producido la muerte de Isabel
al Cardenal?
Respuesta: En la
biografía de Pérez dice que llamaba la atención, siendo su confesor, cómo no
estaba en Medina del Campo donde muere Isabel. Pero sin duda que tiene que
haberle impactado, porque mencionaba esto que no solamente que le afectara en
lo personal, sino que le tocó el tema de hacerse cargo de esa “papa caliente”,
por así decirlo, que era la sucesión de la Corona de Castilla. Juana, la hija
de Isabel, que va a pasar la historia como Juana “la loca” con ese apelativo,
va a estar encerrada en el castillo de Tordesillas y va a morir recién poco
tiempo antes de que Carlos V abdique a la Corona y se vaya a un Monasterio, en
Yuste.
Pero
esta condición que pone la reina: “que reine, pero que no gobierne”. La reina
nominal tras la muerte de Isabel va a ser Juana “la loca”. En el medio están
las luchas dinásticas entre Felipe el Hermoso y Fernando de Aragón. Luego va a
ser el hijo de Juana y de Felipe, porque Felipe el Hermoso muere tempranamente.
Pero en cuanto a Cisneros no hay registro de eso, de su impacto. Más allá de
órdenes ejecutivas, digamos, no hay una obra escrita. Cisneros no fue un
intelectual en el sentido habitual del término.
Sí
fue, evidentemente, un gran mecenas como lo fue Richelieu: Uno fundó la
Universidad de Alcalá, el otro fundó la Academia Francesa, pero no hay un
registro que nos permita ver cómo le impactó la muerte de la Reina, pero basta
que uno vea lo que lo que le implicó en él a nivel de la función pública, o, en
todo caso, del oficio público, como se diría en esa época, al tener que ponerse
a custodiar, por así decirlo, el legado de la Reina con esto, al punto de asumir
la Regencia del Reino, por pedido de su viudo, de su esposo, el Rey, que
diciendo, “Aunque yo no te quiero mucho, como si te quería la Reina, sos el
mejor para garantizar la estabilidad del Reino”.
Hay
una famosa imagen que justamente tiene que verse en este contexto de un Cisneros
supuestamente más desprotegido y donde los nobles castellanos disputan el poder
y le dicen: “Bueno, pero este fraile al fin y al cabo, ¿qué tiene? ¿Cuántas
armas tiene?” Y hay un cuadro, que es bastante fantasioso, pero que está Cisneros
saliendo a un balcón y dice, “¡Estas son mis armas!” y hay como 20.000 hombres
armados en una plaza que van a ser parte de la campaña de Orán y todo eso, pero
sin duda tiene que haber sido un impacto, aunque al menos sí tenemos registro
de cómo le impacta públicamente, que es tomar más responsabilidades.
Algo
que no dije es que Pérez arranca diciendo su biografía que Cisneros, como
Sócrates, comienza su vida pública siendo viejo. Cisneros empieza a los 60 años
esta vida de cada vez más responsabilidades. Por eso, muere con 81 años yendo a
encontrarse con el próximo monarca y no llega a verlo y muere.
Pero
antes había tenido una vida oscura. Por eso hasta se duda de cuándo nació, pero
gracias a la reina Isabel fue sacado de la vida conventual, de la estricta
observancia.
Hace
poco escuché que España vuelve a impulsar la causa de canonización de la Reina,
pero bueno, algunos dicen, “quizás algo pesó en la conciencia de la Reina”,
esto que una cosa era lo que pretendía y otra cosa lo que efectivamente se
hacía en lo que va a ser luego en nuestro continente y por eso también deja esa
cláusula no solamente para el Reino (esto de que reinar no es igual que
gobernar), pero también se acuerda de proteger a los nativos.
Muy
buena pregunta. Repito: no hay a nivel testimonial documentación respaldatoria.
Sí, por los hechos podemos decir que tuvo más responsabilidad y era un hombre
más que grande, digamos. O sea, ya anciano, a eso me refiero.
Pregunta
2:
Yo tengo dos preguntas, primero, si en algún momento de Vitoria, ya que había
nacido en el 83’, llega a conocer al Cardenal y, segundo, con la similitud y
diferencia entre la Universidad de Alcalá de Henares y la de Salamanca. Tengo
entendido, no sé por qué, la de Salamanca se dedicó a formar teóricos y más
filósofos…
Respuesta: Bueno,
toda la parte de lo vinculado con lo que va a ser la controversia incluso de
los justos títulos, todo eso no aparece prácticamente en esta biografía, pese a
que -repito-, hay consenso en que es la mejor que hay escrita sobre el Cardenal,
la más completa, etcétera. De hecho, todo esto que yo conté del Protector Universal
y General de los indios, en favor de Las Casas, Joseph Pérez lo da por hecho, pero
ahí todo eso lo “descubrí” por estas conferencias que se organizaron en Casa de
América. Pero más allá de esto no hay nada. Y Joseph Pérez no hace un análisis, digamos,
prospectivo, por así decirle. Bueno, y acá están las bases para que luego la Escuela
de Salamanca, los debates, eso tiene que ver acá el mérito de los diálogos con
el profesor Murillo. Pero Francisco de Vitoria no participó en la Junta de
Burgos, porque era muy joven. Recién va a destacarse en 1530 y años posteriores,
con De Indis, su primera obra.
Perdón
por lo rudimentario, porque son muchos años, muchas fechas, muchos
acontecimientos y supongo que deben ser bastante complicado para los españoles.
Para nosotros que estamos a 10.000 km posiblemente también… Pero prácticamente
no se habla de un encuentro personal. Sí, repito, está comprobado el encuentro
con Montesinos y con Las Casas, eso sí. De hecho, Las Casas llega en una
segunda visita al Cardenal que es justo cuando Cisneros está muriendo y dice “Mire,
justo lo que usted confió no van a ser, no van a llevar la reforma que nosotros
queremos”. Se dice que Cisneros lo escucha, pero ya estaba casi en trance de
muerte.
Respecto
al tema de la Universidad, bueno, un poco ya también se dijo. Salamanca, si no
recuerdo mal, es mucho anterior, ¿no? Alcalá por eso es una universidad, por
decir de alguna manera, moderna, o si se quiere un término un poquito más
anterior, es hija, digamos, del espíritu humanista, un humanismo cristiano
donde si algo Cisneros tuvo claro, porque algo con lo cual se había llevado
mal, era con leyes, tanto derecho canónico como derecho civil, no van a ser
admitidos al principio por pedido de Cisneros. A él lo que le interesaba en sus
ratos libres, según se cuenta, era leer la Biblia y los estudios teológicos.
Por eso ese hincapié de dar cabida a estas tres corrientes de los debates
teológicos del momento. Después, quizá por la propia evolución de la misma
institución sí entró la formación en leyes, no en vida de Cisneros, tengo
entendido, pero luego se habilitan las carreras de derecho, tanto derecho
canónico como derecho civil. Pero bueno, sí responde a una universidad típica
de aquel mundo, comenzar quizás ya no con cuatro facultades porque deja derecho
afuera, pero sí teología, medicina y filosofía, si no recuerdo mal.
Porque
Cisneros, repito, tenía cierta aversión al ámbito jurídico. Porque fíjense, no
es casual un poco lo que planteaba el profesor Murillo antes, no es casual que
luego prepare la Biblia Complutense, porque eso supuso todo un esfuerzo
de esta universidad naciente y un esfuerzo académico cultural, porque debieron redescubrirse
los textos clásicos o sus lenguas originales y van a fundamentar o van a fundar
los argumentos de estas Juntas de Burgos y de Valladolid -según dicen algunos-, gracias a
que al amparo de Cisneros se redescubrieron los textos originales o los textos
o las lenguas originales de la Biblia. Entonces va a poner un fuerte acento.
Se
reconoce que la Biblia Políglota Complutense ayudó a que en esas
controversias entre los juristas de la Corte y los teólogos. se tuviesen los
textos bíblicos de primera mano. ¿Por qué? Porque los juristas se basaban en
Aristóteles, que terminaba justificando la esclavitud para los paganos. Y en
cambio, el cristianismo y con los Padres de la Iglesia (San Agustín y otros),
el Evangelio y demás, habilitaba esto que yo mencionaba antes. Es decir, un
tratamiento igual, aunque reconociendo la circunstancial minoridad cultural.
Circunstancial, repito. Lo que se decía es, “bueno, van a ver ustedes cuando
esta gente conozca la fe en Cristo y van a ser como nosotros”. Entonces Cisneros
ponía el acento en eso. De hecho se lo vincula con un místico que, bueno, hasta
sigue siendo estudiado hasta el día de hoy, si no recuerdo mal, mallorquín: Ramón
Llull. Un gran místico y partidario del movimiento milenarista y que también
tenía una idea utópica. Bueno, Cisneros era muy partidario, repito, de Savonarola
y de este Ramón Llull. Por eso, el nombre de Inquisidor puede sonar a autoritarismo,
sí, en el sentido negativo, pero eso va a ser después. Dice esta historiadora y
antropóloga, la profesora Cañedo-Arguelles: “esta Iglesia pre-tridentina, que
es la Iglesia de Montesinos, la Iglesia de Las Casas, de Cisneros, es una Iglesia
más contestataria” que la que se va a modelar en Trento. La postura, al fin y
al cabo, es el plan de las Bienaventuranzas, pero gracias por la pregunta.
Comentario
3:
Yo agregaría una cosa, la profecía de “cuando conozcan el Evangelio”, se va a
cumplir acabadamente con los jesuitas. La maravilla que hacen los padres
jesuitas en América, lo que es la mixtura de las dos culturas, ¿no?
Respuesta: Sí, de
hecho Umberto Eco antes de morir, en el 2013, ya estaba electo el Papa
Francisco, pero entonces decía, tenía esta hipótesis de que el Papa Francisco
era un jesuita paraguayo. Esto por el “santo experimento” de los jesuitas en el
Paraguay que también algunos dicen eso parte del viaje de las ideas utópicas a
América. Por ejemplo, Vasco de Quiroga y los hospitales, los pueblos hospitales
de Michoacán. Diego Colón, este personaje que estaba sentado frente a Montesinos,
mientras decía este sermón casi incendiario desde el púlpito, tenía el libro Utopía
de Tomás Moro en su biblioteca. Y fray Juan de Zumárraga, el arzobispo
franciscano de México, el que luego va tener, por ejemplo, a comienzo de los años
30’ del siglo XVI, todo lo que fue el acontecimiento mariano de Guadalupe,
también tenía en su biblioteca el libro Utopía de Moro y también en todos
estos personajes estaba esa idea de una utopía en este nuevo mundo, ideas nuevas.
Si se piensa nuestra ciudad, de por qué nuestra ciudad tiene el trazado en damero
que ni la propia España tiene, entiendo, para sí misma, por qué las ciudades
nuestras y del mundo español son de esta configuración. La forma de una nueva
urbanidad, una ciudad nueva, un mundo nuevo. Algunos dicen que las utopías no
hay que dejar de llevarlas adelante, aunque se fracase en el intento.
(*) Doctor en Ciencia
Política. Profesor universitario.
Esta conferencia fue pronunciada en el marco del ciclo
“La Escuela de Salamanca y el Derecho de la Comunidad Internacional: trascendencia
histórica y actualidad de su legado”, de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Pontificia Universidad Católica Argentina (sede Rosario).
Viernes 30 de mayo de 2025.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=FhbhPURxW2E
Principales fuentes
consultadas:
-Pérez, Joseph (2021). Cisneros,
el Cardenal de España, Barcelona, Taurus.
-Conferencias
en Casa de América (2017), particularmente las de María Saavedra (“El
cardenal Cisneros, Bartolomé de las Casas y la figura del Protector de Indios”)
y Teresa Cañedo-Argüelles (“La expansión de América en tiempos del Cardenal Cisneros.
Territorios, gentes y pensamientos”), disponibles en You Tube.
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