El Cardenal Cisneros y la política misional en la América Española




Por Aníbal Torres (*) 

“...¡hay tantos hombres en vos!

El franciscano, el cardenal, el escritor, el hombre de Estado, el capitán”

Henry de Montherlant, "El Cardenal de España" (1960)

 

Como decía Ambrosio de Milán, “de las virtudes, la primera es el agradecimiento”, así que quiero agradecerles a quienes me han precedido en el uso de la palabra: al doctor Rodrigo López Molina, como autoridad de la Facultad, al profesor Eduardo Sodero y al profesor Jorge Murillo, con quien hemos conversado sobre estos temas de la articulación entre la Escuela de Salamanca y la figura del cardenal Cisneros y a quien le debo estar aquí. También agradezco a la profesora Romina Cocomazzi por la presentación.

Y por supuesto, gracias a todos ustedes que están acompañando aquí, como a quienes nos están siguiendo por Zoom, en esta tarde de viernes en Rosario para escuchar esto que vamos a compartir.

Por lo que decía el profesor Sodero y lo que decía también el profesor Murillo, abordar esta temática, evidentemente amerita en sí misma un tratamiento interdisciplinario, sobre todo en esta fase, esta etapa que voy a hablar, esta etapa inaugural, por así decirlo, de la llegada de los españoles a lo que luego va ser el continente con el nombre de América. Uno supondría que tiene que tener conocimientos de cosmografía, de derecho, de filosofía del derecho, de relaciones internacionales, de teología, etcétera. Bueno, yo no soy ninguna de esas cosas. Soy apenas un doctor en ciencia política que tiene algunas inquietudes interdisciplinarias y por eso agradezco, nuevamente, a ambos profesores la generosidad de permitirme estar en este espacio.

Dicho esto hago un comentario para decir desde dónde hablo o a partir desde qué fuentes, o sea, qué fuentes utilizo en esta presentación que voy a hacer para ustedes. Básicamente es la biografía que escribió Joseph Pérez, que fue un historiador de origen francés, pero se dedicó a la historia española, que tiene su libro: Cisneros, el Cardenal de España.

Ese título es porque Cisneros era conocido así en su época, así se le decía: “el Cardenal de España”. Su título cardenalicio era casi una especie de sinónimo. Hay un consenso, por así decirlo, en la academia (con esto me refiero a historiadores, antropólogos y demás), que esta biografía es muy completa. Uno autor dice: “Es la más acabada”. Se trata de un texto del 2014 y esta edición que yo tengo es del 2021, porque se ha seguido reeditando.

Pero tomo también en cuenta algo que no aparece tan desarrollado acá en esta biografía: me refiero a las conferencias que tuvieron lugar cuando se cumplió el quinto centenario de la muerte del cardenal Cisneros en el 2017, en esa institución que está en Madrid y desde su creación trata de tender un puente a ambos lados del océano. Me refiero a la Casa de América.

Particularmente voy a tomar dos intervenciones de dos historiadoras, dos doctoras en historia. Una es María Saavedra y otra es Teresa Cañedo-Argüelles que plantean justamente, por ejemplo, lo que decía el profesor Sodero, el tema de la figura del protector de indios que le dan (más allá de hasta dónde eso fue realmente así, si está documentado o no) Cisneros y Adriano de Utrech a Bartolomé de las Casas, o por ejemplo, que también hubo una expansión territorial a nivel peninsular en el plano de las ideas. De cómo eso irrumpe en la antropología, incluso -como bien han planteado quienes me precedieron en el uso de la palabra- el tema de hoy, podíamos hablar de todo el tema de la filosofía del derecho y particularmente los derechos humanos o, como decía el Secretario Académico, particularmente el derecho natural, el iusnaturalismo.

Dicho esto, entonces, aclaro que hablo desde estas fuentes, por así decirlo. Después, por supuesto, hay mucho material en YouTube, etcétera. Pero como si alguien me pidiera una referencia principal, yo diría la biografía de Joseph Pérez sobre el cardenal Cisneros y algunas o si no todas las conferencias que se hicieron en 2017 en Casa de América.

Bueno, comenzamos entonces. A modo de introducción, casi de manera inspiradora, digamos, hay una frase que es de una obra de un dramaturgo, es una obra de teatro que es de Henry de Montherlant, que se llama “El Cardenal de España”, un autor francés que en 1960 plantea en esa obra una frase que define al cardenal Cisneros y que dice así: “¡Hay tantos hombres en vos! El franciscano, el cardenal, el escritor, el hombre de Estado, el capitán”.

Quien estaba presenciando esta obra de teatro era ni más ni menos que el General De Gaulle, presidente de Francia, y al lado tenía a su ministro de Asuntos Culturales, André Malraux. Algunos dicen que el drama que se estaba representando era el propio drama que estaba viviendo el General De Gaulle en su presidencia, que luego va a ser sacudida por los movimientos estudiantiles y obreros en el mayo 68’, etcétera.

El itinerario que propongo para esta exposición, para compartir con ustedes en esta tarde tiene estos cinco aspectos: el abordaje, el contexto. Luego el punto es la formación de Cisneros y su conversión. El tercer punto, porque no se entendería porqué este hombre pudo hacer lo que hizo, sin tener en cuenta que fue una figura relevante en tanto hombre de Estado. Luego, algo que Pérez le dedica en realidad un capítulo de todo lo que hizo Cisneros, pero que es el motivo de nuestra exposición y lo que han hablado aquí quienes ya intervinieron, que es el tema de las Indias y lo que hizo Cisneros, o sea, si se puede hablar o no de un proyecto, un plan de Cisneros para las Indias Occidentales, como se le va a llamar en una época. Y por último, el legado. ¿Qué queda de esta figura que precedió -como decía el profesor Murillo- cronológicamente a la Escuela de Salamanca como tal, pero dejó preparado el camino para todo lo que fueron los debates entre los juristas y los teólogos y con el Rey en el medio arbitrando esta situación?

 Abordaje y contexto

¿Desde dónde hago el abordaje? Repito, sin tener el saber específico que ameritaría una gesta tan compleja, controvertida, en algunos casos polémica, con su barro y con su gloria también, como fue la expansión peninsular hacia América.

Siguiendo en este caso también a Pérez, pero también a cualquier cientista social o quien se dedica a las humanidades, la complejidad de los procesos humanos, sociales, políticos, culturales, de por sí supone -para analizarlos seriamente-, al menos hay que tomar tres ejes o tres aspectos: Uno son las condiciones estructurales, es decir, lo que se podía hacer; es justamente lo estructural dado por las condiciones históricas, por las condiciones políticas, económicas, religiosas, etcétera. Junto con esto está la otra parte, que se llama la capacidad de agencia, es decir, lo que los actores podemos hacer desde nuestra capacidad, nuestra potencialidad, nuestro conocimiento. Es decir, esta interacción típica de los procesos sociales, políticos, culturales, etcétera, es entre estructura y agencia. Y se agrega un aspecto que ya lo refería Pascal cuando hablaba de las casualidades en la historia, la famosa frase que refiere a “la nariz de Cleopatra”. ¿A qué refiere esta frase? Se dice que Pascal en algún momento dijo: “Otra hubiese sido la historia sobre la faz de la tierra si la nariz de Cleopatra hubiese sido más pequeña”.

¿Qué quería decir eso? Resulta que se asociaba que alguien que tenía dotes para el gobierno tenía una nariz prominente. Recuerden que Cleopatra tenía un poder seductor al cual cayeron rendidos Julio César, Marco Antonio, etcétera, y Roma entra en una crisis que luego, entre otras cosas, llevaron a pasar de la República al Imperio. ¡Pero no le echemos la culpa a Cleopatra!

A lo que se refería en el fondo Pascal es este tema de los factores casuales, las casualidades que más allá de esta interacción entre estructura y agencia a veces ocurre, ¿no? Como vamos a ver de por qué, en qué condiciones murió el cardenal Cisneros.

Entonces, el abordaje lo hago desde ahí, teniendo en cuenta cuestiones estructurales, cuestiones también que tienen que ver con la capacidad propia de un actor, en este caso el cardenal Cisneros, y algunos elementos que fueron casuales en ese contexto. A nivel estructural, ¿cuáles fueron los acontecimientos que no podríamos dejar de tener en cuenta para llegar a hablar de toda esta historia?

No se puede entender la expansión ultramarina peninsular (porque no solamente lo va a hacer España, sino también Portugal), sin entender de que se había producido la caída de Constantinopla a mano de los turcos otomanos en 1453, lo que supuso la interrupción de la vía comercial hacia hacia Oriente, sobre todo por Pekín, o sea, la China, que era conocida en aquel momento como Catay en los viajes. Se interrumpió la ruta comercial abierta por en el siglo XIII por Marco Polo. Legendario o no, eso había quedado abierto. Pero ese impedimento militar- comercial obturó esa vía hacia el este, y obligó entonces a estas monarquías que se estaban constituyendo con mayor o menor grado de consolidación a expandirse y a sobreponerse a una serie de guerras o de conflictos, cómo va a ser concretamente la disputa por la sucesión de la Corona de Castilla (que fue entre 1475 y 1478) y va a quedar sellada cuando Portugal cede las pretensiones para quedarse o intervenir en la sucesión de la Corona castellana. Es eso lo que se firma o queda sellado en lo que llama el tratado de de Alcáçovas-Toledo o la Paz de de Alcáçovas-Toledo que sella, por un lado, la división en todo caso de los intereses de Castilla y de Portugal. Y por lo tanto sale triunfante en este caso Isabel, a la que luego vamos a conocer como la reina Isabel la Católica.  

Así va a empezar a constituirse lo que se va a llamar la monarquía hispánica, que va a tener rasgos particulares, es tanto una especie de proto-estado moderno, porque no va a llegar a ser una monarquía absolutista, pero sí -más allá de la carga peyorativa que tiene entre nosotros la palabra, hay que tomarla en su denominación casi etimológica- una monarquía autoritaria. Autoritaria en el sentido de autoridad, de centralizar la autoridad. ¿Por sobre quién? Por sobre los intereses nobiliarios, de las presiones, de la disputa territorial. Frente a eso, luego Isabel junto con Fernando de Aragón con esa unión matrimonial van a sellar prácticamente el nacimiento de la monarquía hispánica.

Por otro lado, el Tratado también suponía una división horizontal sobre el globo terráqueo en cuanto a la expansión ultramarina: hasta dónde podía ir Portugal y hacia dónde podía ir España. Repito, acá hace falta conocimientos de cosmografía, por los viajes, por la exploración del cabo de Buena Esperanza, etcétera (no voy a entrar en eso, porque daría para para un seminario en sí mismo).

Otro hecho significativo: ¿quién andaba dando vueltas en ese entonces? Ese Genovés que luego va a tener tanta fama: Cristóbal Colón, que va a estar dando vueltas entre Portugal y España. Una vez que se sella la paz o se firma la paz de de Alcáçovas-Toledo, Colón había intentado presentar su proyecto de expansión, de llegar a las Indias expandiéndose hacia el oeste, pero no fue escuchado en Portugal y sí va a ser, pese a unas sospecha iniciales, recibido particularmente por Isabel y al punto de firmar en 1492 lo que se conoce como las Capitulaciones de Santa Fe: un acuerdo personal a nivel de los reyes, de Fernando y de Isabel, con Colón, sobre los títulos, incluso de cómo se iban a repartir lo que se encontrara en las supuestas Indias a las cuales iba a llegar Colón sin saber que en el medio se iba a encontrar con un continente… Porque algunos dicen que Colón murió sin saber que había encontrado en realidad un continente. Vamos a ver que después se embarca en el Puerto de Palos, si no recuerdo mal, en agosto de ese año, y el 12 de octubre, como sabemos, toca lo que son las Antillas.

En cuanto al “mundo” de Colón, de Cisneros, de Las Casas, hay que señalar que en ese momento va a ser lo que se va a conocer de América, que va a haber que esperar unos años para que reciba tal nombre. Lo que estos personajes van a conocer son solamente cuatro islas: la isla de Cuba, la isla de La Española (actualmente República Dominicana de un lado y Haití del otro), la isla de Jamaica y la isla de Puerto Rico.

Básicamente eso era lo que se conocía cuando hablamos de el plan (de si es que hubo un plan Las Casas-Cisneros para las Indias), estamos hablando de ese universo: cuatro islas, repito, Cuba, Jamaica, la Española y Puerto Rico. Si bien Colón va a ir acercándose cada vez más a tierra firme, al continente. En los cuatro viajes que hizo el Almirante, como no encontró ni oro ni plata, ¿qué se llevó para Europa? Se llevó indios, se llevó miembros de los pueblos originarios que encontró. Piensen que esto sí acá fue más que un encontronazo porque hay una tribu que estaba extendida en todas estas islas que eran los taínos, pero fueron realmente exterminados, no solamente por la acción de los españoles en sí, sino también por las epidemias, por el cambio incluso alimenticio, etcétera.


Ahí se empieza a ver este costado dramático y, como bien decía el profesor Murillo antes, es el mismo año que corona una campaña de casi una década de integración del territorio peninsular o al menos la parte de la antigua Hispania: los Reyes Católicos entran finalmente también en ese mismo año en Granada derribando el reino Nazarí. Es decir, se termina con los siete u ocho siglos de dominación musulmana en la zona de Granada, que al mismo tiempo era el contacto con el norte de África.


Otros hechos ahí mismo, ni bien se da el descubrimiento, al menos para los europeos, de América, son las llamadas “Bulas Alejandrinas” de 1493 que se otorgan en favor del Rey. Se las llama “Bulas Alejandrinas” porque son los documentos (en realidad son cuatro). Los más conocidos son dos, pero son cuatro documentos, algunas son bulas, otros son breves pontificios. El Papa Alejandro VI no olvidemos que era de la familia de los Borja o Borgia (en italiano), que eran de origen valenciano. Los Reyes Católicos tenían mucha llegada a este Papa de origen español y se dieron negociaciones secretas para hacer que se expida sobre todo la bula Inter Caetera por la cual se entregan los beneficios de la expansión ultramarina a Castilla y el otro documento, que se llama Eximiae devotionis, donde el Papa le pide a los Reyes que en todos esos territorios que encuentren tenga la misión de evangelizar a los naturales. Ahí aparece entonces toda esta cuestión de ¿qué hacemos con lo que encontramos ahí? Toda esta discusión también que va a ser incluso desde el punto de vista filosófico, antropológico, el encuentro con el otro, el tratamiento respecto a la otredad, cómo es el otro, quién es el otro, porque sobre ese otro el Papa le está diciendo a los Reyes: “bueno, sí, yo te concedo que ustedes se expandan, pero a quienes encuentren tienen que predicar la fe católica”. Algunos discuten si las Bulas alejandrinas tuvieron o no una repercusión política-institucional. Algunos dicen que sí, otros que no. Lo cierto es que Portugal no queda satisfecha con ese reparto, con esa línea, en este caso vertical (no horizontal como era el pacto de Alcasobas-Toledo) que daba la vuelta al globo. Y al año siguiente, Portugal logra que se firme el tratado de Tordesillas por el cual se corre la línea alejandrina. Y no es casual entonces que Brasil hasta el día de hoy haya tenido una presencia histórica de Portugal, porque era el tema de si la línea caía sobre el océano o sobre tierra firme; repito, cuando se firma el tratado todavía se conocían solamente cuatro islas del Mar Caribe. Luego, por una cuestión jurídica, lo que se fuera encontrando va a ser o de España o de Portugal. Bueno, Brasil quedó del lado portugués.

Esta es entonces la cuestión de contexto: estos grandes movimientos, este despliegue territorial marítimo y también va a ser un despliegue de ideas, que lo vamos a ver en otra sección.

 Cisneros: formación y conversión

Ahora un voy a presentar a este personaje. No hay mucha seguridad (el propio Joseph Pérez lo pone entre paréntesis), pero aparentemente Cisneros habría nacido en 1436 en Torrelaguna, una localidad castellana. Nace con el nombre de Gonzalo Jiménez de Cisneros.

De joven estudia teología y leyes, sobre todo derecho canónico, obtuvo un bachillerato, podríamos decir, en leyes y en teología. No está comprobado qué hizo, cuándo fue, pero sí se sabe que estuvo en Roma, que tuvo mucha llegada a la Curia Romana y que se volvió a España con una bula del Papa de ese momento, que le dio un beneficio eclesiástico que indicaba que si se producía una vacante en algún puesto eclesiástico de importancia, Cisneros tenía derecho a cubrirlo. Este personaje, digamos, que tenía una instrucción no universitaria, pero sí al menos elemental en teología y leyes, vuelve con esta “certificación”, este beneficio. Y se embarca en un carrerismo clerical, diríamos.

El profesor Murillo citaba al Papa Francisco. Bueno, “carrerismo” es una palabra que hoy nos suena con otro sonido. Digo, a partir de que el Papa Francisco ha denunciado esto al interior de la propia Iglesia (el carrerismo clerical, etcétera). Cisneros fue como muchos otros en ese sentido, algo muy propio de esa Iglesia entre el tardo feudalismo y la entrada o en las puertas del mundo renacentista y luego va a ser la modernidad.

O sea, Cisneros en eso no escapaba, aun siendo un clérigo, digamos, del montón, en el sentido de que era ambicioso, quería progresar, etcétera. Ahora bien, quedó envuelto en conflictos: terminó por pretender quedarse con un cargo eclesiástico, pero un Arzobispo que era más poderoso lo metió preso durante un tiempo. Cuando salió de prisión, pasó un tiempo y este hombre tuvo una conversión: en 1484 entró a un convento franciscano de la estricta observancia. Se cambió el nombre de Gonzalo por el de Francisco, por San Francisco de Asís.

Hay un cambio interior en este personaje, un quiebre con esa historia de carrerismo, de ambición, etcétera. Y es en ese contexto donde va a empezar su ascenso meteórico como figura pública, como hombre de Estado.


Hombre de Estado

Cisneros pasa ocho años en esa vida monacal de pobreza, obediencia y castidad. Cuando luego la historiografía lo compare con el cardenal Richelieu, esta vida interior profunda y genuina que tuvo Cisneros va a ser una superioridad, al menos moral, ética, respecto al cardenal Richelieu, el Ministro de Luis XIII de Francia. En esto hay consenso.

En 1492, la reina Isabel lo nombra su confesor, que al mismo tiempo era un consejero político. Una especie de “padrino” que tuvo Cisneros, que había salido del bando vencedor de la guerra de sucesión de Castilla, era el cardenal Pedro González de Mendoza, que a la sazón era arzobispo de Toledo, la diócesis primada de España. Fue él quien lo recomendó a la Reina (“hay un fraile ahí que lleva ocho años de vida penitencial…”) y ella aplica un principio del derecho canónico que dice que los cargos son para aquellos que no los buscan, para aquellos que no tiene ambición; ahí está la persona indicada para ocupar un cargo.

Se dice que la Reina lo hace llamar a Cisneros y le comunica que lo va a sacar del convento porque necesita que sea su confesor. Cisneros no quiere saber nada, por lo que implicaba. Ser confesor del Rey implicaba acompañar a la Corte allí donde la corte se desplazara, y vivir una vida de Corte.

Lo único que Cisneros va a llegar a pactar es llevar (luego cuando más adelante ya el rey Fernando consiga el nombramiento de Cardenal) cierta parte del atuendo de un Cardenal, pero seguir vistiendo el sayal franciscano. Además, elige no vivir con la Corte, sino seguir viviendo de modo itinerante por los conventos franciscanos.

Iba con un ayudante y montado en un burrito. Así empieza también la reforma, porque va a ser nombrado Provincial de los franciscanos en España, lo cual le permitirá la reforma desde arriba de la Iglesia en España. Decía Cisneros  que en los conventos de aquella época encontraba más bodegas que bibliotecas. O sea, algo que había que reformar, por la la decadencia moral incluso de los hombres y las mujeres de Iglesia.

Tres años después, en 1495, nuevamente la Reina (que era su gran protectora y mentora, no así Fernando de Aragón, quien siempre lo vio como enemigo íntimo pero le tuvo respeto porque admiraba su condiciones de estadista), al quedar vacante la diócesis primada de España, la diócesis toledana, diócesis al mismo tiempo cardenalicia, ocurre el famoso encuentro, la famosa anécdota: llega la bula donde el Papa lo nombra a Cisneros como arzobispo de Toledo y por lo tanto primado de España. Isabel le dice: “llegan cartas de Roma y son para vos”. Y Cisneros se va, se escapa. La Reina tiene que mandar a buscarlo porque él no quería saber nada con el nombramiento.

Pensemos que Cisneros venía de una familia relativamente modesta, diríamos una clase media alicaída y en esa diócesis toledana, repito, primada de España (con unos derechos territoriales y económicos sustantivos, cuantiosos), Cisneros iba a ser el primer prelado de origen plebeyo que iba a ocupar la diócesis toledana. De hecho, a Cisneros le va a llevar dos años entrar en Toledo porque la nobleza toledana no quería saber nada con este lumpen, por así decirlo, que había tenido un crecimiento meteórico.


Como ya lo adelanté, en tanto Provincial de la orden franciscana, impulsó una reforma desde arriba. Pero no solamente sobre los franciscanos, sino también sobre otras órdenes religiosas y al punto de que en la Catedral de Toledo restaura (y en toda su jurisdicción, que era enorme) el rito mozárabe, el rito hispano, es decir, previo a la ocupación musulmana, con los cantos, que casi se habían perdido los libros litúrgicos, etcétera.

En su crecimiento como hombre público en cuanto a los aspectos religiosos, también tenían un costado político. Ahora bien, Isabel fallece en 1504. Ahí se desató una guerra de sucesión porque a los Reyes Católicos le sale mal el plan de sucesión de ellos mismos.

O sea, se muere el infante don Juan, que va iba a ser el heredero de la Corona; se muere Juana, la famosa Juana “la loca”, que aparentemente estaba incapaz para ejercer el gobierno; a Catalina de Aragón la van a casar con el quien luego va a ser Enrique VIII de Inglaterra, etcétera.

Se desata entonces una guerra de sucesión, con el esposo de Juana “la loca”, que era Felipe el Hermoso, quien disputa el poder por el gobierno de Castilla. Pero, a través de dos cláusulas interesante, entre otras, que la Reina antes de morir escribe en su testamento o hace escribir en su testamento, Isabel introduce la distinción de ahí tan conocida del “reinar pero no gobernar”.

Dice: “Mi hija Juana es la legítima hereda, puede reinar, pero si no puede gobernar, que gobierne la Regencia”, y con eso Fernando el Católico le dice a Cisneros: “Es tu momento, hacete cargo de Castilla mientras yo me encargo de la expansión de la corona aragonesa-castellana en territorios como Nápoles”, por ejemplo.

Por eso es que Cisneros va a ser el hombre que en dos oportunidades de su vida va a estar salvando la estabilidad de la monarquía hispánica que se estaba constituyendo y se trataba de consolidar, merced a las presiones nobiliarias, a las pugnas entre bandos. Porque era, recuerden esto, un proto-estado moderno el que se quería constituir. Por eso se habla de una monarquía autoritaria, en el sentido de una autoridad real que se está queriendo erigir por sobre los intereses particulares. Cisneros en este sentido tenía una clara concepción de lo que era el servicio al bien público, el servicio antes al pueblo que al Rey o antes al Reino que al Rey. Más allá de que se está dando una un deslizamiento hacia lo que luego van a ser las monarquías absolutas, porque hacia final de la Edad Media hay un deslizamiento en el término de alteza al de majestad. Lo cual muestra este empoderamiento, diríamos con una terminología más contemporánea, de estos soberanos que pasan de ser meras altezas a ser majestades.

Así, en dos ocasiones, 1506 -dos años después de la muerte de Isabel la Católica- y también cuando muera Fernando en 1516, Cisneros va a tener que sacar las "papas calientes" en la sucesión dinástica, por decirlo de alguna manera.

En medio de eso, en 1507 con el rey Fernando todavía con vida, logra que el Papa Julio II lo nombre cardenal a Cisneros y el cargo de Inquisidor General de Castilla. Pero fue un inquisidor que pese a lo que supone la carga que tiene ese nombre, una carga valorativa despectiva, en nuestro lenguaje, Cisneros se va a destacar por una tolerancia y una apertura bastante fuera de lo común. Por ejemplo, esto se verá en la cercanía a los místicos, a lo que se va a llamar los movimientos milenaristas o lo que luego con Tomás Moro -que va a ser contemporáneo y recién un año antes de la muerte de Cisneros va a publicar Utopía (1516)- se hablará de un pensamiento utópico, podríamos decir en algunos aspectos.

Por eso su Inquisición fue bastante “light”, digamos, bastante liviana. Más allá de toda la controversia que hay con la actuación con los moros en Granada o con los judíos conversos, en 1509 tiene una actuación destacada, pagada por el propio Cisneros con las rentas del Arzobispado de Toledo y se embarca -a pedido del Rey-, en la conquista de Orán, lo que hoy sería el actual Túnez, en el norte de África y podríamos decir que la conquista española de África se salva gracias a las Indias.

Cuando se empieza a conocer que en realidad lo que Colón descubrió no eran cuatro islas, sino que había todo un continente, África “se salva” de que España siga entrando en el territorio porque en realidad el objetivo no era África, sino llegar con una nueva cruzada a los Santos Lugares. Está el famoso cuadro, creo que está en el Senado de España, donde Cisneros, a quien se le atribuye la frase de que él sentía mayor atracción por el olor a la pólvora que al incienso, porque le gustaba el mundo militar. Me refiero al cuadro que muestra que se está liberando a cristianos que habían sido reducidos casi a la esclavitud o estaban privados la libertad por los musulmanes en el norte de África. Por eso, cuando conquistan Orán y entre otras cosas libran una guerra, un conflicto, pero liberan cristianos que habían sido esclavizados.


Bueno, esto que decía antes, en 1516, la segunda Regencia de Castilla en manos de Cisneros tras la muerte de Fernando de Aragón, quien -reitero- no le tenía mucha simpatía, pero lo veía como un par en el sentido de que es un hombre de Estado, que tiene las garantías de la continuidad de este Estado que se quiere constituir. Por eso lo deja como como Regente. En 1517, por cuestión dinástica y totalmente contrario a lo que hubiesen deseado los Reyes Católicos, la Corona de Castilla va a ser heredada por Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Romano-Germánico, el imperio “donde nunca se ponía el sol”.

Cuando Carlos está llegando a la península desde Flandes, entra -si no recuerdo mal- por Asturias. El cardenal Cisneros sabe que se está muriendo y quiere encontrarse con el joven rey, con Carlos I, que luego será Carlos V, y muere en el camino. Todo el mundo dice, hay un consenso también en esto, de que la Corte flamenca hizo todo lo posible para que ese encuentro nunca se produjese.

También por eso se alude a “la nariz de Cleopatra”, a la casualidad, porque el debate es: ¿qué hubiese pasado si este hombre de Estado, que para ese momento ya tenía 81 años, se encontraba con Carlos, con toda su experiencia y lo que había logrado imponer con su mano fuerte sobre los intereses en pugna? ¿Qué hubiese pasado si Cisneros se encontraba con el futuro monarca y emperador? ¿Qué le hubiese podido transmitir? Hay versiones de que lo envenenaron, hay versiones de que Carlos le manda una carta destituyéndolo y que Cisneros, del disgusto, se murió... Joseph Pérez dice: “Lo más probable es que se murió de viejo”.

Hay un cortejo fúnebre en ese noviembre de 1517 que lo lleva a lo que va a ser casi una de las obras maestras del cardenal Cisneros, que es la Universidad de Alcalá de Henares. Después vamos a hablar sobre el final de esto.

Se le prepara un sepulcro (donde no están los restos mortales de Cisneros, porque en realidad están en la Catedral de Alcalá) y se le esculpe esta frase que resume un poco todo esto que yo estuve diciendo hasta acá, los cargos que tuvo, etcétera. Dice así: “Yazco ahora en este exiguo sarcófago. Uní la púrpura al sayal, el casco al sombrero. Fraile, caudillo, ministro, cardenal. Junté, sin merecerlo la corona a la cogulla cuando España me obedeció como un Rey”. Esto lo esculpió Juan de Vergara en ese sepulcro en la Universidad, en la capilla de la Universidad de Alcalá de Henares que Cisneros fundó.


Esa frase resume un poco (cuando habla de “cogulla”, una palabra medio rara, refiere al hábito religioso) esta cuestión de política y religión, o fe y política, hombre de Estado y hombre de Iglesia en una misma figura.

Las Indias

Al fin y al cabo, no se entendería lo que Cisneros pudo hacer por las Indias (le salió mal o no, vamos a verlo) si yo no les contaba todo esto: el descubrimiento de América, los repartos entre Portugal y España, esta persona que cada vez está más encumbrada en el poder del Estado.

Entonces, ¿qué hizo Cisneros por las Indias? ¿Cómo intervino? Pues repito, esto es un proceso, como ya lo saben, como lo dijeron el profesor Murillo y el profesor Sodero, sumamente complejo, polémico, controvertido, que amerita, digamos, un abordaje interdisciplinario. Yo voy a hacer un humilde intento de decir algunas cosas.

Recuerden entonces que en 1492 llega a Colón y sus cuatro viajes son a estas cuatro islas, pero toca Venezuela, toca lo que sería parte de Centroamérica. Vasco Núñez de Balboa en 1513 atraviesa el istmo de Panamá y con el pendón de Castilla y la armadura toma posesión del “Mar del Sur” (o sea, el océano Pacífico) en nombre del rey Fernando, de la Corona castellana.

Esa mentalidad renacentista todavía está presente en este ideario y en este contexto. Lo cierto es que tempranamente, como ya dije antes, con estos indios taínos que prácticamente son exterminados al poco tiempo de la llegada de los españoles, empieza este tema de los españoles que reducen prácticamente a la esclavitud o semi-esclavitud o si quieren decirlo más elegantemente, “trabajo forzado”, a los indios que no están acostumbrados, que no tienen la disciplina del trabajo. Va a ser una cuestión cuando la reina Isabel la Católica todavía en vida le llegue este rumor de que los indios no trabajan y ella dice: “Pero en mi reino todos trabajan. Hay que ganarse la vida”. Bueno, pero entonces, ¿cómo los hacemos trabajar? Algunos dicen de que esa cláusula que Isabel va a poner en el testamento diciendo que cuiden, que protejan a los indios, es una especie de carga de conciencia porque entre esas idas y venidas, una cosa es lo que decía la Corona Española y otra cosa era cómo se interpretaban en el territorio. Ese desfasaje generaba que se perdieran vidas humanas en encontronazos, conflictos.

Lo cierto es que hay una presencia temprana de franciscanos que Cisneros envía ya cuando estaba encargado también de la consolidación del cristianismo en Granada (digamos que ahí fue también cuestionado por el tema del trato a los moros y demás o a los judíos expulsos o judíos conversos).

En ese contexto, Cisneros envió en 1499 un grupo de franciscanos. En 1504 se creó la Casa de Contratación, que va a regular todo el tráfico marítimo a ambos lados del del Atlántico. En 1509 llega a una comunidad de dominicos. Planteo este tema o lo digo a propósito: la crítica va a ser a los franciscanos, porque llegaron antes que todos. Recordemos que Cisneros manda franciscanos porque eran de su orden, incluso viaja su secretario, de apellido Ruiz, que es uno del grupo original. En América los franciscanos aparentemente no hicieron nada en esos años, o más bien hicieron “la vista gorda” y rápidamente se pusieron del lado de los colonos. De hecho tuvieron población autóctona, indios, trabajando para ellos. Pero luego llegan los dominicos, dirigidos por el cabecilla o el representante de esta comunidad, Fray Pedro de Córdoba. Como ya dije, es un viaje o una expansión territorial pero también es una expansión de ideas. Porque estos dominicos compartían, por ejemplo, las ideas de reforma prácticamente total o radical, como había hecho el dominico Savonarola en la Florencia de los Medici, por la supuesta corrupción estructural que había allí. Con la hoguera de vanidades, Savonarola intentó instalar una República Teocrática en Florencia.

Cisneros también era partidario de eso. Estos dominicos eran partidarios de esa perspectiva. Con esa mentalidad llegan y, repito, frente a los doce años que estuvieron los franciscanos y no dijeron nada, esta comunidad dominica a los dos años de estar allí se dan cuenta que algo no está funcionando bien, de que una cosa pueden haber sido los deseos de la Reina antes de morir, que una cosa pueden haber sido las primeras denuncias y la destitución de Cristóbal Colón (que va a volver preso después de los cuatro viajes y se va a dar todo lo que se llama “los pleitos colombinos”, en cuanto a si la Corona incumplió o no incumplió con lo que había pactado en las Capitulaciones de Santa Fe) y otra la realidad en el territorio.

Lo cierto es que en el Adviento de 1511, en la isla La Española, en la catedral de la isla, el 21 de diciembre sube un humilde fraile al púlpito en presencia de los encomenderos de la isla, entre ellos el propio Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón, que después de Nicolás de Ovando había sido nombrado a cargo de la isla. El fraile Antonio de Montesinos pronuncia su famoso sermón donde denuncia los abusos cometidos por los colonos. Y acá les pongo el párrafo más famoso, donde los acusa por lo que están haciendo y -en una mentalidad como aquella- les está diciendo, “Ustedes si no revierten lo que están haciendo, se van al infierno”. Le dice eso. O sea, les habla de cómo tratan a los a los indios. Dice: “¿Estos no son hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y cumplir los preceptos de caridad y de la justicia? ¿Estos no tenían sus tierras propias y sus señores y señoríos? ¿Estos hannos ofendido en algo? ¿La ley de Cristo, no somos obligados a predicársela y trabajar con toda diligencia de convertirlos?... Todos -le dice a Diego Colón, al propio Las Casas que también estaba ahí y a otros encomenderos- estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes”.



¿Qué hacen Diego Colón y sus laderos? Van a verlo a Fray Pedro de Córdoba diciendo “contrólemelo al fraile porque habló de más. Contrólemelo al fraile porque el fraile se fue de boca. Que el próximo sermón baje un poco el tono porque acá se me armó revuelo en la isla”.

Pero lejos de achicarse, digamos, Fray Pedro de Córdoba ratifica la postura de Montesinos y el próximo sermón del domingo siguiente Montesinos redobla la denuncia. ¿Y cómo termina esto? Los encomenderos designan a un franciscano que los vaya a representar en la Corte y viaja Montesinos presentando esta situación advertida por los dominicos. Y acá va a estar la actuación de Cisneros, con ese poder que yo mencionaba antes que tenía en la Corte.  Montesinos decía “esto no se queda acá, esto va a España”. Y Cisneros decía: “esto no queda acá, esto va a la Corte”. O sea, lo que encuentra esta gente es que Cisneros los escucha y los lleva a la Corte, que son escuchados por los monarcas.

Esto es lo que va a ser algo muy peculiar en esta España que se expande hacia estos territorios. Por eso, producto de esta controversia entre encomenderos (con los franciscanos de su parte) y los dominicos, va a ser la Junta de Burgos que, aparentemente (porque entonces era joven) Francisco de Vitoria tuvo en cuenta estos debates, donde se reglamenta por primera vez el trabajo de los nativos. Algunos dicen que igual faltó mucho, que esto quedó muy grande, que igual era una especie de legalizar el trabajo esclavo, por así decirlo. Pero fue un intento de regulación de esta situación.

Lo cierto es que entre 1512 con la Junta de Burgos y 1550-1551 con la Junta de Valladolid, España -como decían de estas conferencias en la Casa de América- fue el único imperio que al menos se tomó casi cuarenta años para debatir esta condición del otro, quién es el otro, si el otro es un igual o no. Y de hecho va a terminar en la Escuela de Salamanca, como bien decían los profesores: estos teólogos que van a estar enfrentados a los juristas de la Corte y el Rey en el medio, entendiendo el español o no entendiéndolo como decían algunos sobre que Carlos V no sabía o no entendía el idioma, pero el Rey estaba ahí garantizando por lo menos el debate.

¿Y qué van a decir los españoles? ¿Qué van a decir los teólogos? Sobre todo con esto vamos a ver un poquito la figura de Las Casas, lo que deja Las Casas, lo que dejan los teólogos de Salamanca: Ellos dicen “lo que encontramos son iguales a nosotros”. Se va a desterrar de la antropología, dice la profesora Cañedo-Argüelles, el concepto de inferioridad.

Nunca más, a partir de la de estas controversias de Burgos y de Valladolid, en la antropología se va a aceptar la condición o el concepto de que el otro es inferior. ¿Cuál va a ser la salida “diplomática”, por así decirlo? El otro es un menor. Se va a buscar en el derecho positivo la figura que había en el derecho civil, por así decirlo, para tratar a ese otro. Bueno, se va a decir: “son iguales. Ahora, circunstancialmente son menores culturalmente. ¿Por qué? Porque no conocen la fe cristiana. Pero ya va a ver usted cuando conozcan la fe en Cristo”. O sea, son iguales, pero tienen una minoría cultural circunstancial. Pero ontológicamente, esencialmente, son iguales a nosotros, Repito: ¡no inferiores! Se destierra del lenguaje, al menos antropológico, la noción de inferioridad.

Y en este caso sí va a descollar sin duda Bartolomé de Las Casas, que piensen que tenía casi 30 años cuando era uno de esos encomenderos que escuchó el sermón de fray Antonio de Montesinos, y se convierte, libera a los indios que tenía en encomienda, luego va a ingresar la orden dominica y que cuando vea todos estos abusos va a ir con el cardenal Cisneros.

Él le dice (y esto es muy propio de la burocracia castellana, que nosotros en parte heredamos): “póngalo por escrito”. No dice, “No, usted se va de acá”, o no lo escuchan, sino: “póngalo por escrito”. Y el informe va en castellano para el cardenal Cisneros y va en latín para Adriano de Utrech, que era, por así decirlo, el tutor del joven Carlos I, luego Carlos V, que no sabía español.

¿Qué hace Bartolomé de Las Casas? Escribe el Memorial de los agravios, de los remedios. y de las denuncias. Dice: “Esto está pasando, estos son los remedios. Cardenales -porque Adriano luego también lo va a hacer- háganse cargo”.

Por eso, y esto solamente lo sabemos porque lo dice Las Casas (no hay otro documento que lo afirme), estos dos personajes lo nombraron en 1516 con el título de Protector o Procurador Universal y General de los Indios. ¿Por qué? Recuerden esa figura de que había que protegerlos, porque supuestamente eran menores circunstancialmente, no ontológicamente, no esencialmente. Eran iguales, pero circunstancialmente -al no conocer la fe, al no conocer la fe revelada- estaban en una minoridad cultural circunstancial. Las Casas es apoyado, consigue este nombramiento que solamente hay registro de lo dicho por él. Es curioso, porque no hay otro documento hasta el día de hoy -dice la profesora María Saavedra- que avale esa designación. No hubo otro en la historia de España, o sea, no hubo alguien que haya tenido el título o el cargo de Protector Universal y General de los indios. Sí hubo protectores particulares en las diócesis, en las audiencias, a partir de 1522 hay registro documental de eso, pero no hay registro, excepto que lo diga el propio Las Casas, que a él Adriano de Utrech y el cardenal Cisneros le habían dado ese nombramiento. Lo cierto es que tiene mucha fuerza. ¿Por qué? Porque se encuentra Cisneros con Las Casas y surge el tema de los jerónimos. Así, los franciscanos, digamos, hacían “la vista gorda”. Los dominicos abiertamente estaban en contra del sistema que estaban erigiendo los colonos, un sistema injusto, opresivo, en estas primeras islas que se descubren. ¿Qué hace Cisneros? Algunos dicen que acá la pifia, que acá comete un error: envía a una tercera parte imparcial. Dice: “Bueno, ni dominicos ni franciscanos, estos ya están empantanados en esta disputa. Voy a hablar con los jerónimos, que son imparciales”. Y manda a tres jerónimos, a tres padres de la orden de los jerónimos, a La Española.

¿Qué pasa? Atrás embarca Las Casas porque quería llegar junto con los jerónimos y advertirles todo lo que estaba pasando, porque no pudieron hablar en España. Dio -nuevamente “la nariz de Cleopatra…”- la mala casualidad que el barco de Las Casas se retrasa, y llegan primero los tres jerónimos y ¿qué hacen los encomenderos? Se los ganan para ellos.

Les dicen: “No, ese hombre delirante, es un loco, todo lo que dice no es así, nos difama, etcétera”. Más allá que algunos dicen -comenta la profesora María Saavedra- que respecto a Las Casas hoy la literatura, la historiografía, tiene una posición intermedia: Se admite que tenía evidentemente un carácter volcánico impetuoso, que muchas veces hablaba de cosas “de oídas” (por ejemplo, nunca estuvo en Perú, nunca estuvo en Argentina y contaba cosas “porque si hicieron esto acá, también lo tienen que haberlo hecho allá”, y no necesariamente fue así). Pero más allá de eso, sin duda, es de admirar “la polenta”, podemos decir, en la capacidad profética en el doble sentido: de denuncia y de anuncio. Sin duda que la tenía, en su postura en defensa de los indios, más allá que, como dicen algunos, para proteger a los nativos americanos estuvo de acuerdo en traer esclavos africanos. Es verdad, pero luego tempranamente se retractó de eso y se dio cuenta de que también era un error suplantar unos con otros.


Entonces, con los jerónimos, este es el plan de Las Casas-Cisneros y hay unas medidas concretas. Lo que se hace, digamos, fracasa en el sentido de que estos padres jerónimos, que tienen que llevar las reformas que van a impulsar Cisneros y Las Casas, un tanto utópicas quizás, son ganados por el bando contrario y la cosa sigue más o menos como estaba antes. Lo que hace Cisneros por este Memorial de agravios, de remedios y de las denuncias es destituir, con el poder que tenía (por su alta función en el Estado español) a altos funcionarios corruptos. Uno de ellos fue Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos: tenía entre 800 y 1000 indios en encomienda. Cisneros, tras el informe de Las Casas, lo destituye de su cargo, y lo mismo hace con un secretario de la Corte que era Lope de Conchillos, que era también otro bruto corrupto que tenía un algo así como 700 u 800 indios en encomienda. No solamente que los destituye del cargo, sino se ponen en libertad a esos nativos.

Entonces toma medidas urgentes que, lamentablemente, cuando parta Cisneros y ya quede la Casa de los Austrias a cargo de estos reinos, estos  funcionarios destituidos van a buscar refugio en la Corte de Flandes y con el nuevo Rey van a volver a sus cargos. Pero lo cierto es que al menos Cisneros y Las Casas lo intentaron y Las Casas como saben, siguió intentando, hasta participar incluso en la controversia de Valladolid.

Legado

Mientras hacía todo esto y mientras la reina Isabel estaba muriendo y él no llega junto a ella (pensando que era su confesor, algunos dicen, “¿por qué no estaba Cisneros a su lado?”), Cisneros estaba empezando su proyecto cultural que llega hasta nuestros días. Se trata de la iniciativa más cara al Cardenal, que era la fundación de una universidad humanista, como había pocas experiencias o casi nula experiencia en Europa en ese momento. Por supuesto, estaban las grandes universidades, como bien dijo el profesor Murillo (Salamanca, París, Oxford, etcétera). Los dominicos en París, los franciscanos en Oxford, etcétera. Cisneros funda hacia 1501 la Universidad de Alcalá de Henares, donde -como decía antes- está el sarcófago que se preparó para él, pero sus restos no están ahí.

Es tan interesante la iniciativa que contemplaba una propuesta pedagógica novedosa, porque frente a las corrientes que eran hegemónicas o predominantes en las universidades que mencioné, Cisneros deja que haya expresión para todas. Por ejemplo: admite la corriente tomista y las dos corrientes de los franciscanos, el scotismo de Duns Escoto y el nominalismo de Guillermo de Occam. Es decir, deja que los estudiantes que se identificaran más con el sistema tomista tengan sus cursos y lo propio a los que eran scotistas o los que eran del nominalismo de Occan.

Ahora bien, mientras aún no está fundada la Universidad de Alcalá, pero ya están los documentos para erigirla, su gran obra intelectual y personal incluso, va a ser la Biblia Políglota Complutense. Es políglota porque tiene la traducción al hebreo, en el medio la Vulgata -la versión latina de las Sagradas Escrituras- y luego el texto en griego y algunas partes están en arameo. Son seis volúmenes. Se dice que para esta empresa cultural, lo cual muestra la apertura del Cardenal, convocó a estudiosos hebraístas, al propio Erasmo de Rotterdam (invitado no solamente a participar del proyecto de la Biblia Complutense, sino también a dar cátedra en la Universidad de Alcalá de Henares, pero no fue a España). Cuando a Cisneros le alcanzaron el último tomo, antes de morir, dicen que lo tomó con mucha emoción, que fue como quien ve nacer a un hijo, digamos.


Más allá de estas cuestiones culturales, no es menor -como dije antes- que en Cisneros había una noción moderna del Estado, si bien todavía no estamos en la etapa, repito, de las monarquías absolutas. Se empieza a hablar de los oficiales (o sea, todavía no los funcionarios) públicos, porque en aquel momento se entendía que el Rey daba beneficios. Pero en vez de hablar de beneficiarios, que es una merced que el Rey hacía, por lo pronto ejercemos oficios y un oficio público es servir al Reino antes que servir al Rey. Con esto empieza a despuntar el ideal de la modernidad, hijo -en parte- de la tradición romana y la tradición tomista, pero que no va a ser la misma tradición que la del ámbito germánico, que tiene una tradición más individualista para la comprensión, digamos, de la res pública.

Así, el bien común está por encima de todo, sobre todo los intereses facciosos, por eso es que Cisneros va a ser comparado con el cardenal Richelieu: donde Richelieu fue exitoso, o sea, en la consolidación de una monarquía absoluta como la de Francia, de Luis XIII y Luis XIV, Cisneros fracasó, su hora llegó tarde, de hecho no llega a encontrarse con el futuro Rey, el próximo Emperador.

Pero a nivel ético y por lo que dije hay un proceso de canonización en marcha (que luego fue por un franciscano del otro bando, el bando de los conventuales que se lo frenó), lo cierto es que tenía una estatura moral que Richelieu aparentemente no la tenía. A lo que voy con esto es que se los compara y en esto Joseph Pérez es muy claro, dice: “En España siempre se entendió que el genio político de la monarquía hispánica era Fernando, pero no se olviden que atrás de Fernando de Isabel estaba el genio político de Cisneros”. Por eso no es casual que yo comencé diciendo que en los años 60’ del siglo pasado, hay una obra de teatro que hasta el Presidente de Francia en ese momento fue a presenciarla porque los franceses veían y los historiadores franceses como Pérez son los primeros en decir: “cuidado, Cisneros fue superior a Richelieu, fue un hombre de Estado, pero además tuvo una actitud digamos ética, moral, digamos de fuste”. Y lo que queda no fue en vano. Todo eso que hicieron junto con Las Casas y con Montesinos, porque va a quedar en la monarquía de Carlos V, con la sanción de las Leyes Nuevas en 1542, leyes nuevas para las Indias y lo que ya dijimos al comienzo, lo que va a hacer la Junta de Valladolid con el debate entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda. Reitero: los juristas por un lado, los teólogos por el otro, y el Rey en el medio. Entendiendo o no el español, Carlos V estaba arbitrando ese debate y, como dije antes, esa noción de otredad, igualdad, no inferioridad, aunque con minoridad cultural pero circunstancial. Repito, la propuesta decía, “Va a ver usted cuando estos naturales conozcan la fe en Cristo y va a ver cómo son iguales a nosotros”.

Termino con una poesía de Borges (publicada en El otro, el mismo, 1964) que es más larga, aunque esto igual parezca largo, que es una especie de oda España, muy al estilo borgeano:

“…España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
incesante y fatal.

Jorge Luis Borges

 

¡Muchas gracias!

 

MOMENTO DE DIÁLOGO CON EL PÚBLICO

 

Pregunta 1: ¿Hay algún registro del impacto que puede haberle producido la muerte de Isabel al Cardenal?

Respuesta: En la biografía de Pérez dice que llamaba la atención, siendo su confesor, cómo no estaba en Medina del Campo donde muere Isabel. Pero sin duda que tiene que haberle impactado, porque mencionaba esto que no solamente que le afectara en lo personal, sino que le tocó el tema de hacerse cargo de esa “papa caliente”, por así decirlo, que era la sucesión de la Corona de Castilla. Juana, la hija de Isabel, que va a pasar la historia como Juana “la loca” con ese apelativo, va a estar encerrada en el castillo de Tordesillas y va a morir recién poco tiempo antes de que Carlos V abdique a la Corona y se vaya a un Monasterio, en Yuste.

Pero esta condición que pone la reina: “que reine, pero que no gobierne”. La reina nominal tras la muerte de Isabel va a ser Juana “la loca”. En el medio están las luchas dinásticas entre Felipe el Hermoso y Fernando de Aragón. Luego va a ser el hijo de Juana y de Felipe, porque Felipe el Hermoso muere tempranamente. Pero en cuanto a Cisneros no hay registro de eso, de su impacto. Más allá de órdenes ejecutivas, digamos, no hay una obra escrita. Cisneros no fue un intelectual en el sentido habitual del término.

Sí fue, evidentemente, un gran mecenas como lo fue Richelieu: Uno fundó la Universidad de Alcalá, el otro fundó la Academia Francesa, pero no hay un registro que nos permita ver cómo le impactó la muerte de la Reina, pero basta que uno vea lo que lo que le implicó en él a nivel de la función pública, o, en todo caso, del oficio público, como se diría en esa época, al tener que ponerse a custodiar, por así decirlo, el legado de la Reina con esto, al punto de asumir la Regencia del Reino, por pedido de su viudo, de su esposo, el Rey, que diciendo, “Aunque yo no te quiero mucho, como si te quería la Reina, sos el mejor para garantizar la estabilidad del Reino”.

Hay una famosa imagen que justamente tiene que verse en este contexto de un Cisneros supuestamente más desprotegido y donde los nobles castellanos disputan el poder y le dicen: “Bueno, pero este fraile al fin y al cabo, ¿qué tiene? ¿Cuántas armas tiene?” Y hay un cuadro, que es bastante fantasioso, pero que está Cisneros saliendo a un balcón y dice, “¡Estas son mis armas!” y hay como 20.000 hombres armados en una plaza que van a ser parte de la campaña de Orán y todo eso, pero sin duda tiene que haber sido un impacto, aunque al menos sí tenemos registro de cómo le impacta públicamente, que es tomar más responsabilidades.

Algo que no dije es que Pérez arranca diciendo su biografía que Cisneros, como Sócrates, comienza su vida pública siendo viejo. Cisneros empieza a los 60 años esta vida de cada vez más responsabilidades. Por eso, muere con 81 años yendo a encontrarse con el próximo monarca y no llega a verlo y muere.

Pero antes había tenido una vida oscura. Por eso hasta se duda de cuándo nació, pero gracias a la reina Isabel fue sacado de la vida conventual, de la estricta observancia.

Hace poco escuché que España vuelve a impulsar la causa de canonización de la Reina, pero bueno, algunos dicen, “quizás algo pesó en la conciencia de la Reina”, esto que una cosa era lo que pretendía y otra cosa lo que efectivamente se hacía en lo que va a ser luego en nuestro continente y por eso también deja esa cláusula no solamente para el Reino (esto de que reinar no es igual que gobernar), pero también se acuerda de proteger a los nativos.

Muy buena pregunta. Repito: no hay a nivel testimonial documentación respaldatoria. Sí, por los hechos podemos decir que tuvo más responsabilidad y era un hombre más que grande, digamos. O sea, ya anciano, a eso me refiero.

Pregunta 2: Yo tengo dos preguntas, primero, si en algún momento de Vitoria, ya que había nacido en el 83’, llega a conocer al Cardenal y, segundo, con la similitud y diferencia entre la Universidad de Alcalá de Henares y la de Salamanca. Tengo entendido, no sé por qué, la de Salamanca se dedicó a formar teóricos y más filósofos…

Respuesta: Bueno, toda la parte de lo vinculado con lo que va a ser la controversia incluso de los justos títulos, todo eso no aparece prácticamente en esta biografía, pese a que -repito-, hay consenso en que es la mejor que hay escrita sobre el Cardenal, la más completa, etcétera. De hecho, todo esto que yo conté del Protector Universal y General de los indios, en favor de Las Casas, Joseph Pérez lo da por hecho, pero ahí todo eso lo “descubrí” por estas conferencias que se organizaron en Casa de América. Pero más allá de esto no hay nada.  Y Joseph Pérez no hace un análisis, digamos, prospectivo, por así decirle. Bueno, y acá están las bases para que luego la Escuela de Salamanca, los debates, eso tiene que ver acá el mérito de los diálogos con el profesor Murillo. Pero Francisco de Vitoria no participó en la Junta de Burgos, porque era muy joven. Recién va a destacarse en 1530 y años posteriores, con De Indis, su primera obra.

Perdón por lo rudimentario, porque son muchos años, muchas fechas, muchos acontecimientos y supongo que deben ser bastante complicado para los españoles. Para nosotros que estamos a 10.000 km posiblemente también… Pero prácticamente no se habla de un encuentro personal. Sí, repito, está comprobado el encuentro con Montesinos y con Las Casas, eso sí. De hecho, Las Casas llega en una segunda visita al Cardenal que es justo cuando Cisneros está muriendo y dice “Mire, justo lo que usted confió no van a ser, no van a llevar la reforma que nosotros queremos”. Se dice que Cisneros lo escucha, pero ya estaba casi en trance de muerte.

Respecto al tema de la Universidad, bueno, un poco ya también se dijo. Salamanca, si no recuerdo mal, es mucho anterior, ¿no? Alcalá por eso es una universidad, por decir de alguna manera, moderna, o si se quiere un término un poquito más anterior, es hija, digamos, del espíritu humanista, un humanismo cristiano donde si algo Cisneros tuvo claro, porque algo con lo cual se había llevado mal, era con leyes, tanto derecho canónico como derecho civil, no van a ser admitidos al principio por pedido de Cisneros. A él lo que le interesaba en sus ratos libres, según se cuenta, era leer la Biblia y los estudios teológicos. Por eso ese hincapié de dar cabida a estas tres corrientes de los debates teológicos del momento. Después, quizá por la propia evolución de la misma institución sí entró la formación en leyes, no en vida de Cisneros, tengo entendido, pero luego se habilitan las carreras de derecho, tanto derecho canónico como derecho civil. Pero bueno, sí responde a una universidad típica de aquel mundo, comenzar quizás ya no con cuatro facultades porque deja derecho afuera, pero sí teología, medicina y filosofía, si no recuerdo mal.

Porque Cisneros, repito, tenía cierta aversión al ámbito jurídico. Porque fíjense, no es casual un poco lo que planteaba el profesor Murillo antes, no es casual que luego prepare la Biblia Complutense, porque eso supuso todo un esfuerzo de esta universidad naciente y un esfuerzo académico cultural, porque debieron redescubrirse los textos clásicos o sus lenguas originales y van a fundamentar o van a fundar los argumentos de estas Juntas de Burgos y de  Valladolid -según dicen algunos-, gracias a que al amparo de Cisneros se redescubrieron los textos originales o los textos o las lenguas originales de la Biblia. Entonces va a poner un fuerte acento.

Se reconoce que la Biblia Políglota Complutense ayudó a que en esas controversias entre los juristas de la Corte y los teólogos. se tuviesen los textos bíblicos de primera mano. ¿Por qué? Porque los juristas se basaban en Aristóteles, que terminaba justificando la esclavitud para los paganos. Y en cambio, el cristianismo y con los Padres de la Iglesia (San Agustín y otros), el Evangelio y demás, habilitaba esto que yo mencionaba antes. Es decir, un tratamiento igual, aunque reconociendo la circunstancial minoridad cultural. Circunstancial, repito. Lo que se decía es, “bueno, van a ver ustedes cuando esta gente conozca la fe en Cristo y van a ser como nosotros”. Entonces Cisneros ponía el acento en eso. De hecho se lo vincula con un místico que, bueno, hasta sigue siendo estudiado hasta el día de hoy, si no recuerdo mal, mallorquín: Ramón Llull. Un gran místico y partidario del movimiento milenarista y que también tenía una idea utópica. Bueno, Cisneros era muy partidario, repito, de Savonarola y de este Ramón Llull. Por eso, el nombre de Inquisidor puede sonar a autoritarismo, sí, en el sentido negativo, pero eso va a ser después. Dice esta historiadora y antropóloga, la profesora Cañedo-Arguelles: “esta Iglesia pre-tridentina, que es la Iglesia de Montesinos, la Iglesia de Las Casas, de Cisneros, es una Iglesia más contestataria” que la que se va a modelar en Trento. La postura, al fin y al cabo, es el plan de las Bienaventuranzas, pero gracias por la pregunta.

Comentario 3: Yo agregaría una cosa, la profecía de “cuando conozcan el Evangelio”, se va a cumplir acabadamente con los jesuitas. La maravilla que hacen los padres jesuitas en América, lo que es la mixtura de las dos culturas, ¿no?

Respuesta: Sí, de hecho Umberto Eco antes de morir, en el 2013, ya estaba electo el Papa Francisco, pero entonces decía, tenía esta hipótesis de que el Papa Francisco era un jesuita paraguayo. Esto por el “santo experimento” de los jesuitas en el Paraguay que también algunos dicen eso parte del viaje de las ideas utópicas a América. Por ejemplo, Vasco de Quiroga y los hospitales, los pueblos hospitales de Michoacán. Diego Colón, este personaje que estaba sentado frente a Montesinos, mientras decía este sermón casi incendiario desde el púlpito, tenía el libro Utopía de Tomás Moro en su biblioteca. Y fray Juan de Zumárraga, el arzobispo franciscano de México, el que luego va tener, por ejemplo, a comienzo de los años 30’ del siglo XVI, todo lo que fue el acontecimiento mariano de Guadalupe, también tenía en su biblioteca el libro Utopía de Moro y también en todos estos personajes estaba esa idea de una utopía en este nuevo mundo, ideas nuevas. Si se piensa nuestra ciudad, de por qué nuestra ciudad tiene el trazado en damero que ni la propia España tiene, entiendo, para sí misma, por qué las ciudades nuestras y del mundo español son de esta configuración. La forma de una nueva urbanidad, una ciudad nueva, un mundo nuevo. Algunos dicen que las utopías no hay que dejar de llevarlas adelante, aunque se fracase en el intento.

 

(*) Doctor en Ciencia Política. Profesor universitario.

Esta conferencia fue pronunciada en el marco del ciclo “La Escuela de Salamanca y el Derecho de la Comunidad Internacional: trascendencia histórica y actualidad de su legado”, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica Argentina (sede Rosario). Viernes 30 de mayo de 2025.

Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=FhbhPURxW2E

Principales fuentes consultadas:

-Pérez, Joseph (2021). Cisneros, el Cardenal de España, Barcelona, Taurus.

-Conferencias en Casa de América (2017), particularmente las de María Saavedra (El cardenal Cisneros, Bartolomé de las Casas y la figura del Protector de Indios”) y Teresa Cañedo-Argüelles (“La expansión de América en tiempos del Cardenal Cisneros. Territorios, gentes y pensamientos”), disponibles en You Tube.

 

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