Maria Callas: la agonía y el éxtasis
“El arte es una forma de alimentar el alma”
Maria Callas
El pasado 2 de diciembre se cumplieron 101 años del nacimiento de Maria Anna Cecilia Sofía Kalogeropulu (1923-1977) más conocida como Maria Callas. Fue una notable soprano griega que había nacido en los Estados Unidos. Callas llegó a brillar como cantante de ópera, siendo capaz de recuperar en pleno siglo XX el “bel canto”. Como muchos recordarán, fue apodada “La Divina”, en honor a su descollante talento vocal y actoral sobre diversos escenarios. Desde “Ruina y Templo” queremos rendir tributo a esta icónica figura del arte más excelso, que bebió tanto del éxtasis de la gloria como de la agonía de una vida sufrida. Compartimos una interesante crítica sobre el film que le dedicó Pablo Larraín a la llamada, también, “la Biblia de la ópera”. -A.T.-
Por
Yasser Medina (*)
En María Callas, Pablo Larraín vuelve a emplear su poética de la feminidad, presumo, para cerrar su trilogía feminista de grandes mujeres del siglo XX, complementada con Jackie (2016) y Spencer (2021). A pesar de haber escuchado cosas maravillosas sobre ella desde hace algunos meses, lo que observo en unas dos horas me mantiene, digamos, indiferente por la manera tan blanda en que está narrada. Encuentro que es un biopic que goza de un rol competente de Angelina Jolie y de una estética depurada de Larraín, pero su núcleo narrativo, me temo, permanece en una zona repetitiva que desafina el retrato psicológico sobre la soprano solitaria que desea cantar por última vez. En la trama, situada en los años 70, Jolie interpreta a Callas como una mujer que vive encerrada en su lujosa residencia en París, en la que suele ser atendida por su mayordomo y su sirvienta mientras, en ocasiones, sale a conversar en el café de la esquina y acude al auditorio vacío para cantar a solas, donde rememora las experiencias agridulces del pasado que reconstruyen su personalidad con la intención de complacer a un periodista imaginario que la entrevista como si fuera la voz de su conciencia. En términos estructurales, la narrativa se pliega como un largo racconto que inicia a partir del recurso in media res y, además, se distribuye sobre capítulos que funcionan, desde la superficie, para esquematizar la trágica existencia de la cantante de ópera dramática en distintas etapas, como las piezas perdidas de un enigma. El trato es, en principio, bienintencionado cuando se muestra a Callas como una mujer que deambula como un fantasma por los salones opresivos de su lujoso apartamento, absorbida por la soledad más abyecta, mientras recuerda la relación romántica que tuvo con el magnate Aristóteles Onassis y los días de gloria como la soprano amada por su voz.
El problema fundamental que percibo,
no obstante, es que Larraín opta por diseccionar la biografía sobre una inercia
de pretensiones que, en general, reduce las acciones de la icónica diva a un
abanico de situaciones obvias que lo único que logra es perpetuar los clichés
más manidos con la finalidad de arreglar un discurso sobre la soledad y el
precio del fama, entendido ahora como la negación de una soprano que no acepta
su declive y se halla atrapada por un pasado que le impide afinar su voz para
volver a cantar en los escenarios, donde el canto es la vía de escape que la
ayuda a reconstruir la identidad fragmentada por las contradicciones, los
escándalos y las tragedias personales. El relato perpetúa el mito de la
tragedia de Callas, pero no aporta una perspectiva reveladora o especialmente
profunda, dejando todo en un epicentro de condescendencia que me resulta
demasiado higienizado. El enfoque introspectivo pierde el horizonte humanizando
el quiebre psicológico de La Divina, pero razono lo suficiente como para darme
cuenta de que Jolie, en casi todas las escenas, ofrece un registro expresivo
bastante orgánico al interpretarla como una mujer hermética, vulnerable,
soberbia, que se fuma su cigarrillo y a veces canta para desahogarse de las
penas que inundan su mente con las dudas; alcanzando su punto de mayor
solvencia en las sesiones en las que mimetiza su técnica de canto y la voz amplia
de la legendaria cantante con el sonido sincronizado sobre sus labios de las
grabaciones originales. Con una narrativa laberíntica, Larraín intenta evocar
los conflictos internos de Callas por medio de mecanismos estéticos como el
blanco y negro, la relación de aspecto, el sobreencuadre, el plano general, los
espacios claustrofóbicos, los silencios contemplativos, el sonido diegético y
los escenarios opulentos que simbolizan la decadencia de la riqueza. Esto
consigue que la envoltura del producto sea vea cristalina por fuera, pero cuyo
interior, en su exceso de estilización y minimalismo, no deja de parecerme, en
resumen, una experiencia irregular sobre una soprano a la que Leonard Bernstein
llegó a llamar "la biblia de la ópera".
Ficha
técnica
Título original: Maria
Año: 2024
Duración: 2 hr. 04 min.
País: Estados Unidos, Italia
Director: Pablo Larraín
Guion: Steven Knight
Música:
Fotografía: Edward Lachman
Reparto: Angelina Jolie, Pierfrancesco
Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer, Kodi Smit-McPhee
Calificación: 6/10
(*) Editor,
ensayista y crítico de cine, originario de Rep. Dominicana.
Esta crítica del autor fue publicada
originalmente en el sitio Cinefilia.blog, el 12 de diciembre de 2024. Fuente: https://www.cinefilia.blog/2024/12/maria-callas.html
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