Jose Chamorro: “ser dentro del Ser”
Por Aníbal Germán Torres (*)
“Cuando una persona ha
encontrado algo que prefiere a la vida misma,
por primera vez ha empezado a
vivir”
(Chesterton)
“Crear oleaje cuando no sopla
el viento”
(proverbio zen)
“Somos originales en la medida
que dejamos hablar al Origen”
(Jose Chamorro) (**)
La tierra linarense (provincia de Jaén, Andalucía) ha
dado al mundo hispanoamericano un autor digno de ser conocido en mayor
profundidad: me refiero a Jose Chamorro, nacido en el invierno boreal, el 8 de enero
de 1981. Me llama gratamente la atención el peregrinaje ascendente que viene
haciendo como escritor, desde que se sintió mocionado a plasmar en la
escritura el contarse a sí mismo y el contarnos a los demás, en una apuesta
estética, ética y mística, conjugando soledad y solidaridad. Sus ocho libros,
los que conozco gracias a su generoso compartir, contienen una breve presentación
suya, en tanto autor. En una obra de su madurez personal e intelectual, él
mismo se presenta a los lectores y las lectoras:
“Desde muy joven sentí la necesidad de aprender,
necesitaba experimentar, y esto me llevó a estudiar Magisterio, Pedagogía y
Teología. En otra etapa de mi vida, debido a mi inquietud espiritual, llegué a
conocer el yoga y la terapia Gestalt. Me formé en estas disciplinas y comencé a
acompañar personas en su camino de cambio y transformación. Actualmente me
dedico a la enseñanza impartiendo clase de Filosofía y ejerciendo como maestro
de Educación Especial. Para conectar conmigo y sentirme libre, practico
diferentes deportes en la montaña, me encanta viajar y, sobre todo, aprender de
la Naturaleza y de mi hijo Samuel. Me apasiona escribir y, por eso, he
publicado otras obras de ensayo (…), poesía y artículos en numerosas revistas”.
Salamanca, Madrid, Granada, son algunas de las
ciudades de España en las cuales el autor se formó en esas disciplinas que
refiere, además de su afecto entrañable hacia Alcalá la Real. Pero también le
son muy familiares los paisajes naturales, como el “Parque Natural de Cazorla,
Segura y las Villas” y los monasterios, como la Abadía benedictina de San
Salvador de Leyre, en Navarra.
Seguidamente voy a detenerme en sus ensayos (entre los
cuales hay un lugar para los que prefiero denominar “ejercitatorios”) y en su
obra poética. Antes de ingresar a cada texto, aclaro que el estilo de Chamorro se
percibe en las dedicatorias, en los agradecimientos (por ahí escribe: “Quizá no
conozco mejor pórtico para un libro que este espacio reservado al
agradecimiento”) y en sus prologuistas/comentaristas, entre los cuales se
encuentran personalidades destacadas del panorama cultural. En este sentido, más
allá de lo que él dice de sí mismo, me interesa compartir también lo que
algunas personalidades dicen de él y de sus obras.
Ensayos
El primer libro de Chamorro es Antes de partir
(2007, y reeditado en 2014). Allí elige el formato epistolar para tratar, en
diálogo con Nazaret, un personaje literario, algunos temas que le interesan.
Dice el prologuista: “Con la generosidad de quien ofrece lo que tiene… Jose es
un soñador. Realmente desea que el mundo, la vida, las personas, cambien a
mejor. Empezando por uno mismo. Sé que va a ser así hasta el último momento,
porque ese es su viaje personal” (Enrique Hinojosa Baca).
Luego llegaría su segundo libro, denominado Las
estaciones del silencio. Inspiraciones, reflexiones y ensayo desde la
profundidad de lo cotidiano (2012). En la dedicatoria se encuentra una mención
especial a “Hipólita, mi abuela, in memoriam. Primera en levantar mi mirada al
cielo”. Nos dice el autor:
“…de algún modo siento que a mis treinta años cierro
una etapa de mi vida que se inauguró a los dieciocho y que me ha llevado a
poner por escrito mis interrogantes y anhelos más profundos. Hace unos años, en
mi pequeña obra ‘Antes de partir’, hacía uso de un personaje para buscar
el pretexto que me sirviera como motor de arranque de las reflexiones que
entonces hacía y que ofrecí…”
Jose nos cuenta que su segunda obra parte de “…la vida
desde una perspectiva creyente y comprometida con la búsqueda de ese Algo que
resumo, en mi caso, con la etiqueta ‘Dios’, pero que para otros muchos puede tomar
una infinidad de nombres”.
El libro, que se estructura a través de las estaciones del año (que desde la música de Vivaldi podemos asumir como las estaciones del alma humana), en dos ciclos completos, contiene en ciernes los grandes temas de los cuales el autor se irá ocupando a lo largo del tiempo, y cuenta con comentarios de notables pensadores, como el Preámbulo del teólogo Serafín Béjar y el Prólogo, a cargo de Xabier Pikaza Ibarrondo. Este teólogo le dice a Chamorro, en tono afectuoso y familiar: “En un sentido, eres más que Jesús, pues él sólo fue poeta/profeta, y tú eres también teólogo, aunque en otro eres ‘menos’ (si se puede decir eso), porque ser poeta y teólogo es menos que ser simplemente poeta, como era Jesús”. Es gratamente llamativa la inclusión de la opinión de un reconocido autor del otro lado del Atlántico: Leonardo Boff, el “ecoteólogo de la liberación”, tan entrañable, en especial para América Latina. Dice con respecto al libro del linarense: “Hoy necesitamos de una mística cósmica, mística de los ojos y los oídos abiertos sobre la realidad (…) Jose Chamorro nos abrió con su libro esa posibilidad y nos mostró su realización. Vale la pena dejarse llevar por estas páginas y por los poemas inspiradores”.
El tercer ensayo de Chamorro se denomina Claves
para saborear la vida. Experiencias desde la intimidad desbordada (2017).
En la dedicatoria de este libro, aparece mencionado este servidor, gesto generoso
que plasma la fraternidad de varios años. Jose señala que con esta nueva obra
suya tiene
“…la única pretensión de compartir ciertas cuestiones
que intuyo que nos son comunes, pues estoy plenamente convencido de que la
realidad nunca nos es indiferente si la miramos con mesura, atentamente, si nos
dejamos sorprender y cuestionar por los acontecimientos. Este trabajo se
compone de setenta y tres reflexiones que he querido repartir en torno a tres
partes. Esta división no es para nada aleatoria, sino que, por el contrario,
responde a los tres ámbitos en los que considero que el ser humano participa en
la vida al tiempo que se juega a sí mismo: I. Desde uno mismo, II. Desde los
demás y III. Desde lo espiritual, esto es, la propia interioridad, el otro
(social y ecológico) y Aquel más hondo que lo inunda todo y que Jesús llamó Abbá”.
En su Prólogo a este texto, nuevamente interviene la
pluma del teólogo Xabier Pikaza, quien afirma que toma “este libro como
profecía desbordada”. También se plasman comentarios de autores de renombre en
la espiritualidad cristiana contemporánea (abierta al diálogo fecundo con otras
tradiciones), como el diocesano Pablo d’ Ors, el jesuita Javier Melloni y el benedictino
David Steindl-Rast, OSB (es justo reconocer aquí que mi conocimiento de estos
autores se debe a las referencias de Jose).
A continuación, Chamorro comienza a incursionar en un tipo
especial de ensayos, que, como adelanté, prefiero llamar “ejercitatorios”,
según la larga tradición que se remonta, por ejemplo, a la espiritualidad
benedictina e ignaciana. Según entiendo, en estas obras no sólo aparece el Jose
pedagogo, sino el mistagogo, el que ayuda a otros a introducirse en los
misterios de la existencia humana, en apertura hacia el Misterio.
En esta perspectiva entiendo su obra Apuntes de
otra clase. Experimentar el ser que nos habita (2021), trabajo dedicado a
la memoria Claudio Naranjo, un referente para el autor. Él nos dice a sus
lectores que ofrece un “ensayo de estilo socrático”, surgido al calor de su dilatada
y fecunda experiencia en la formación de la juventud. Según afirma Jose, brinda
una “especie de filosofía perenne en vaqueros”, e invita, sobre todo a los
jóvenes, a preguntarse, “a hacer pequeños experimentos para que esto no sea una
teórica de la filosofía de la vida, sino una práctica que te haga protagonista
de tu vida”. A los adolescentes Jose les está proponiendo “una aventura
personal interior”, hablando “de tú a tú, como si estuviéramos sentados el uno
frente al otro”.
Además de honrar la perspectiva socrática dejando preguntas
para que cada uno tome en cuenta y se detenga a reflexionar, el autor brinda en
su libro una serie de recursos musicales, de manera de que los lectores y las
lectoras tengan además una experiencia sensorial, lo cual, como se sabe, influye
sobre la dimensión afectiva de los seres humanos. Encuentro relevante la afirmación
de Irene Poza Rodríguez en el Prólogo, cuando dice que Jose tiene una “mirada
docente [que] se caracteriza por ver y considerar al alumno como algo más que
un expediente académico. La actitud que lo caracteriza esconde en este
contexto la experiencia de plantear interrogantes y reflexiones que muestren
más opciones que enseñar y aprender”.
Y en el epílogo del libro, el autor expresa que se
trata, al fin de cuentas, de
“un viaje que te conducirá inevitablemente a la
expansión de tu mirada, que se hará mucho más compasiva, acogedora y cuidadosa
para con todas las personas, el mundo y la naturaleza. De hecho, esta será una
de las percepciones concretas que validarán todo tu recorrido. La auténtica
experiencia transformadora, la vivencia mística que supone todo despertar,
siempre nos debe conducir a la acción comprometida que busca el bien común”.
El quinto ensayo de Chamorro (y su segundo “ejercitatorio”)
lleva por título Despierta. Ensayo para una vida lúcida (2023). Esta
obra está dedicada a Grian Cutanda, “mi amado jardinero, maestro del Sendero de
la Vida”, dice el autor. En el Prólogo, Joaquín
Araújo señala:
“(…) Nos recuerda Jose Chamorro que con creciente
prisa -la velocidad, por cierto, es todavía más lela que [la] mencionada ruina
de la economía- esta civilización se aleja de sus fuentes, es decir, de todo lo
que la hace posible. (…) Sin duda, la progresiva ceguera que a tantos afecta se
debe a un alejamiento considerado progreso, cuando, conviene recordarlo cada
día más, todo lo construido ha destruido mucho de lo mejor con lo que
partíamos. También en esto Jose Chamorro nos recuerda a Epicuro cuando mantiene
que no parece lúcido ‘destruir lo que ya tienes por el ansia de lo que no
tienes’ (…) Jose Chamorro evoca y propone que elijamos lo que en realidad
preferimos. Y como se debe hacer podemos preferirnos y preferir. Preferir la
leve fragilidad de la belleza espontánea. Preferir la lentitud creadora.
Preferir la herencia no saqueada. Preferir la Vida a la muerte. Por mucho que
nos tachen de soñadores, despertemos con Despierta”.
El autor, según nos cuenta, dice que lo anima
“un deseo muy personal: escribir para la
transformación de la conciencia. Es esta la intencionalidad desvelada que
atraviesas estas páginas (…) Una capacidad, esta de la conciencia, que nos
otorga la posibilidad de responsabilizarnos, que es, en definitiva, la mejor
manera que tenemos para dar las respuestas necesarias para cuidar y perpetuar
el legado que se nos ha dado gratuitamente (…) Estoy en uno de esos momentos de
la vida que se caracterizan por cierto inconformismo, crítica, y, aunque pueda
parecer lo contrario, esperanza”. Busca que “prenda la chispa de un activismo
profundo, concreto y comprometido desde tu ambiente y posibilidades, que logre
generar una visión del mundo más profunda, abierta y amplia. Deseo de corazón
que estas páginas, junto con sus preguntas, se conviertan en oportunidades para
desarrollar la conciencia que conduce, inevitablemente, al compromiso con la
propia vida y cualquier vida.”
En esta obra uno se encuentra, de nuevo gratamente,
con el abordaje de temas de actualidad, como la referencia a la encíclica Laudato
Si’ del Papa Francisco (dedicada al tema la ecología integral y el cuidado
de la Casa Común), alusiones a una forma de entender la revolución que se
necesita en el siglo XXI, la crítica al sistema consumista y depredador y al
eurocentrismo, por mencionar algunos tópicos. En el Epílogo de este libro, que
-según entiendo- plasma con mayor hondura la dimensión ética del autor, se nos
dice desde la experiencia cotidiana y responsable de la paternidad:
“Continúa pasando el tiempo y los acontecimientos se
suceden sembrando desesperanza por doquier. (…) Y en medio de este mar
tumultuoso miro los ojos abiertos de mi hijo Samuel, llenos de inocencia y
bondad y no puedo más que preguntarme: ¿en qué mundo vivirá? ¿Cómo estará para
entonces? ¿Habremos logrado salvar este navío que llamamos Tierra en el que
estamos todos embarcados? Y quisiera responderle con honestidad, con una mirada
sincera, porque no se merece menos; una mirada entrañable y confiada que sea
para él una verdadera respuesta. (…) Tengo esperanza, porque creo en la bondad
natural del ser humano cuando llega a estar libre de todo tipo de ataduras y
necesidades egoicas, en que es posible arrimar el hombro y construir, entre
todos, la realidad que nos merecemos y que puede llegar al reflejar la
sabiduría y la ternura que definen nuestra condición. El camino pasa de lo
concreto y personal a lo colectivo y comunitario (…) En el despertar de la
conciencia de cada uno se encuentra el desarrollo de una sociedad sana; hábitat
que necesitamos para vivir como una verdadera comunidad de vida junto con todo
y tanto bueno y bello como existe en el planeta”.
Y llegamos así al sexto ensayo de Jose, donde hace
un impasse en el estilo de los “ejercitatorios”, y se concentra ni más
ni menos que en la figura orante del Divino Maestro. Así, felizmente, hizo su
aparición la obra Abbá. La oración de Jesús de Nazaret (2024), texto dedicado
a “Rosa García Aguilera, mi madre, que me enseñó a orar”. El prólogo, a cargo
del monje trapense de Santa María de Sobrado, Carlos Gutiérrez Cuartango, OCSO,
contiene una atinada observación sobre la diferencia que supone este último
libro respecto a los anteriores:
“ ‘La ortomística es el vector determinante de lo
cristiano y la condición de posibilidad para que exista ortodoxia y
ortopraxis’, afirma con contundencia el autor (…) Estamos frente a un libro la
oración cristiana en su sentido más confesional, con riguroso fundamento
cristológico y eclesiológico, distinto a las publicaciones a las que nos tiene
habituados el autor (entre otros, los libros Despierta, Las
estaciones del silencio, el poemario Perfilar lo indecible…) de
corte de una espiritualidad de la cotidianeidad, amante de la sabiduría
perenne, de la contemplación apofática, de la expansión de la conciencia, no
ceñidos a ninguna tradición religiosa en particular. Una valiosa aportación
para conocer más íntimamente al hombre Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.”
El libro Abbá cuenta con un Exordio, en el que
se afirma la relevancia eclesial, es decir, para la comunidad creyente, que
tiene este texto:
“Sin duda ha sido un gran acierto la publicación de
esta obra de Jose Chamorro; precisamente en el año de preparación para el gran
jubileo de 2025. No es un tratado completo sobre la oración, pero sí una
mediación o herramienta muy útil para aprender a orar o para afianzarnos en la
oración”, dice Cecilio Raúl Berzosa Martínez, Obispo emérito de ciudad Rodrigo,
misionero en Santo Domingo (República Dominicana).
En la Introducción de Abbá, el autor nos dice
que pretende “mostrar que en la oración de Jesús radica su identidad, su
llamada y su misión y que desde ahí, y no en otro lugar, se encuentra el
fundamento de toda oración cristiana, el umbral de un Encuentro”. En este
tiempo donde la Iglesia, pueblo de Dios en los pueblos del mundo, toma
conciencia de su constitutivo carácter sinodal, me resulta de especial relevancia
la consideración que Jose hace del rol del laicado en la participación en la comunidad
eclesial:
“la pertenencia a la Iglesia desde el ser laico como
una vocación concreta que hay que orar, discernir, redescubrir e, incluso,
valorar en el mismo seno de la Iglesia (…) Está claro, al menos para mi modo de ver, que
el ser laico es una vocación dentro de la Iglesia que conlleva un gran abanico
de carismas, a pesar de que no esté institucionalizada ni de que tampoco estén
definidas sus competencias.”
En las reflexiones conclusivas, el autor hace un señalamiento
en el cual, según entiendo, se plasma su perspectiva integral, al considerar la
dimensión ética y mística, dicho bellamente:
“La historia de Jesús de Nazaret, el Cristo, está
jalonada de cientos de detalles que merecen una especial atención si deseamos
comprender a este judío que desvela con su vida, muerte y Resurrección, el
rostro del Dios Trinidad (…) La oración de Jesús también ha descubierto, al
final de estas páginas, una forma de vivir concreta cuyo rasgo distintivo es la
humildad. Una humildad que se convierte en un ethos para el cristiano en
la medida en que nos transforma la propia vida. Cuando Jesús ora se establece
una relación con el Abbá en la que el amor hecho servicio se torna en
clave fundamental. Ahí descubrimos, por la fe, una manera de ser que nos
descentra de nuestro egoísmo e intereses y que hace caer la falsa grandeza y
las expectativas que buscan un protagonismo que nada tiene que ver con el Jesús
a quien deseamos seguir (…) En definitiva, la oración de Jesús no es un tema
sobre el que reflexionar con más o menos hondura, sino que es una propuesta
vital que requiere de una praxis personal. Solo asumiendo nuestra condición de
discípulos podemos asumir el compromiso que ello requiere. Llamar Abbá a
Dios no es un formalismo, sino una experiencia que debe encontrar su fuente en
lo más íntimo de cada uno. Sólo ahí puede resonar la voz de Jesús que nos
inspira para centrar nuestra vida y que ésta pueda articularse desde la lógica
de la bondad de Dios”.
Además de ser bien recibida, esta obra da cuenta de la madurez del autor, pues como se ha afirmado:
“Este libro de Jose Chamorro es una reflexión sobre cómo podemos conocer más a nuestro Señor (y a nosotros mismos), y cómo podemos profundizar en nuestra relación con Jesús a través de la oración. En un sentido profundo, el libro nos muestra cómo el autor, en su reflexión personal, ha crecido en su conocimiento y amor a Dios a través de su comunicación amorosa con Dios en la oración” (Fr. Gerard Francisco Timoner III, OP, maestro de la Orden de Predicadores -Dominicos -).
Poemarios
La maduración personal, espiritual e intelectual del
autor también se nota en su escritura, no sólo por desplegar, con el paso del
tiempo, una prosa poética, sino también por dedicarse con intensidad al arte
poética misma. Allí nos mostrará que es, como los grandes poetas, un verdadero pastor
del Ser, alguien que, por el uso de la metáfora, de lo ambiguo, de lo no
racionalizado, puede mostrarnos -usando la feliz alegoría de Hugo Mujica- que
las chispas pueden ser estrellas y viceversa. El estilo despojado, propio de lo
que algunos denominan como “poética del vacío” y que contempla la proporción,
conocida en el arte chino, que consiste en
llenar solamente un tercio del espacio, de manera que haya libertad para el
movimiento, hacen que Jose nos regale versos breves pero de una gran hondura.
En este sentido, cabe destacar, en primer lugar, su poemario
Perfilar lo indecible (2015), dedicado justamente a Hugo Mujica, a quien
denomina “artesano de la poética”. Dice Javier Melloni en el Prólogo: “A modo
de los haikus japoneses, el autor se expresa a través de muy breves poemas que
son unidades de sentido (…) Este poemario brotó repentino, a borbotones. Es
hijo de este tiempo, para este tiempo. Su autor nos da la oportunidad de
reconocernos”. Transcribo aquí alguno de los más bellos y profundos versos que
Jose nos regala en esa obra:
“Creer creyendo
que, sin saber lo sabido,
esperamos lo esperado
en una Gracia agraciada,
en una vida vivida”
“Contar lo vivido
para vivir lo que se cuenta.
Vida vivida
en resumidas cuentas”
En segundo lugar, cabe mencionar el otro poemario del
autor, en edición bilingüe italiano-español: Bajo azul que envuelve (Sotto
il convelgente blu) (2019). Esta obra está dedicada a su hijo Samuel,
nacido dos años antes, en la fiesta de San Francisco de Asís.
Nuevamente Javier Melloni tuvo a su cargo el Prólogo,
donde desde Manresa nos dice:
“Los poemarios son racimos de poemas como uvas que
maduran a la vez. Por ello, aunque cada poema tiene su propia vida, se dejan
recopilar bajo un título que los engloba a todos. Esta vez, el autor nos ofrece
su poemario envuelto en azul, bajo azul que envuelve (…) Ciertas palabras
aparecen recurrentemente en estos versos: la memoria y el olvido, el agua y la
sed, la ausencia y la presencia, la transparencia, el flujo, deseos,
horizontes, vuelos, reflejos… Todo ello habla de un Anhelo irresistible de
Pureza, de Belleza y de Presencia que se calma y se hace sostenible a través de
la palabra poética. El poeta tiene el don de liberarse a través de la palabra
que libra. Al comunicarla, abre en quien le lee brechas de esa misma
liberación”.
Al igual que con el poemario anterior, transcribo aquí
algunos versos significativos:
“Es lo que se dijo
lo que ahora se escucha,
testimonio del Testigo,
poesía en el poema”
“Confianza radical del creer
desbordamiento del adentro
abierto en oración,
el brotar del silencio”
“No hay oscuridad
que no cobije la luz,
tampoco alma,
que llamee sin su Tú”
Llegados hasta aquí, cada lector, cada lectora, podrá
percibir que Jose Chamorro es un auténtico ejemplo tanto de la “soledad sonora”
(según nos legó lo mejor de la mística española) como de lo que algunos
denominan “homo empathicus”. Puesto que, más allá de conservar sus
raíces, en su corazón hay un doble movimiento, interior y exterior, que se
resume bien en esta bella frase suya: “El silencio se desvela como posibilidad
fértil y abierta, en la interioridad más absoluta y entrañable”.
Así, desde la disposición interior más honda, propia del
discípulo puesto a la escucha, mana una atención amante hacia el mundo entero,
con sus gozos y sus esperanzas, sus sufrimientos y tristezas. Por eso, bien se
puede decir también de él que es una suerte de “hermano universal”, como se refiere
en relación a Charles de Foucauld, “en el encuentro que conjuga todas
las distancias”, geográficas y existenciales.
En el autor se da la combinación de una sólida
formación intelectual con una solidaria vocación por acompañar procesos humanos
desde el enfoque de la filosofía sapiencial, que no reniega, más aún que reivindica,
una dimensión espiritual. De hecho no falta quien considere que Jose Chamorro se
inscribe en la denominada “mística transreligiosa”. No estoy seguro que esta denominación
sea la adecuada, tampoco tengo el conocimiento suficiente para ese tema, pero
sí puedo dar testimonio, del intercambio como lector y amigo, de su predisposición
al diálogo con todos, creyentes y no creyentes, puesto que el “monje secular” o
el “eremita secular” que él busca ser en la “soledad sonora”, viajando hacia “el
Ítaca del alma”, se completa en su solidaridad por un proyecto comunitario e
inclusivo, invitándonos a “abrazar la Vida en la vida”, a una “libertad
conquistada al ir soltando”, con la “alborada” que se “despereza cielo”, “donde
la brisa amable suaviza aún más la Vida”.
Jose se propone (y nos propone) responder a los
desafíos de nuestro tiempo desde “ser-entrega en el mundo”. El autor nos ayuda
a comprender que “en la búsqueda del sentido está el sentido de toda búsqueda”.
Puesto que él lo vive llevando en su corazón y de manera secular el hábito “blanco
y negro”, remitiendo a la “síntesis renana y cisterciense”, dejo estos versos
de Thomas Merton, OCSO, que coloca hacia el final de una de sus obras:
“El mundo entero está
misteriosamente incendiado.
Las piedras arden,
incluso ellas me queman.
¿Acaso alguien puede
permanecer impasible
o quedarse oyendo cómo
se prenden todas las cosas?
¿Cómo se atreve a seguir
sentado en medio de ellas
mientras todo su silencio
está en llamas?”
(*) Doctor en
Ciencia Política. Profesor universitario.
E-mail: anibalgtorres@gmail.com
(**) @jochamorro
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